Prólogo: Perdidas

587 25 2
                                    

Cuando Diana terminó de contarle su historia a su pequeña hija de ocho años, esta quedó casi en shock de la emoción. A la pequeña pelirroja siempre le habían gustado las historias sobre hadas y magia. Diana solía contarle historias de la Dimensión Mágica como si fueran de algún libro de fantasía, pero ese día le contó toda la verdad. Grian acababa de descubrir sus verdaderos orígenes, aunque con algunas modificaciones.

No le contó que su verdadero padre era el rey Luis de Midgard. No quería que por ningún motivo su hija supiera quien era su padre; no porque odiara a Luis, hacía tiempo que lo había perdonado, sino por miedo a que la niña sufriera. Luis nunca aceptaría a una niña con la sangre de Diana corriendo por sus venas.

Para Grian, su padre era un terrestre que murió en un accidente cuando Diana estaba embarazada. Hasta una foto de un humano cualquiera había buscado para que su historia fuera más convincente.

- ¿De verdad eras una princesa mamá? -Preguntó con los ojos bien abiertos por la emoción.

-Sí, lo era. -La nostalgia no abandonaba su voz. -Y mis hermanas mayores son reinas.

-Quiero ser un hada tan poderosa como tu mamá.

-Lo serás, dentro de unos años tus poderes se revelarán.

- ¿Podré ir a Alfea? Me gustaría estudiar en la misma escuela que tus hermanas. La Academia Alfheim no me gusta.

-Las dos juntas recorreremos la Dimensión Mágica, y cuando tengas la edad necesaria irás a Alfea. Es una promesa.

Por suerte logró terminar la frase antes de que la voz se le rompiera. Esa era una promesa vacía que nunca podría llegar a cumplir. Era peligroso para Grian estar en la Dimensión Mágica, no solo porque los reyes no le perdonarían la vida a nadie con la magia del Fénix sino también por las personas que buscaban apoderarse de ese poder.

-Bueno, es hora de hacer la tarea, mañana tienes clases. -Dijo mientras se acomodaba en el sillón de terciopelo rojo.

La niña se levantó y fue en busca de lo necesario para hacer su tarea. Diana no podía estar más orgullosa de su pequeña. Era cierto que para ella no había sido nada fácil criarla, pero con esfuerzo y la ayuda de magníficas personas logró una vida buena para ambas.

Cuando llegó a la ciudad de Gardenia, en la Tierra, no tenía nada, ni siquiera donde vivir. Durmió por unas cuantas semanas en el parque de la ciudad mientras trabajaba por las noches en un bar de mala muerte y de día en una cafetería. Una de las noches en el bar se encontró con unas brujas desterradas que se hacían llamar las Trix, hasta tuvieron una pelea porque la confundieron con Bloom. Por el embarazo Diana terminó desmayándose y las Trix la ayudaron.

Vivió con las brujas mientras estudiaba en la universidad y trabajaba en un bar llamado Frutti Music. Fue grande su sorpresa al enterarse de que habían hadas en la Tierra. Roxy, la hija de los dueños del bar era un hada, y ese año entraría a estudiar a Alfea.

Hacía tres años que vivía con Grian en una casa propia, no era muy grande, pero mucho mejor que vivir con tres brujas locas. Consideraba a las Trix sus amigas, prácticamente eran su familia, pero sinceramente resultaban una muy mala influencia para su hija.

Grian dejó todos sus materiales en la mesa de café y empezó a mostrarle a Diana la tarea que tenía. Unos cinco minutos después el timbre de la puerta sonó.

-Deben ser las tías. -Gritó Grian levantándose de un salto. -Le voy a contar todo a la tía Icy, y le pediré a la tía Darcy que haga galletas. La tía Stormy me prometió que cuando volviera me traería helado de fresa.

-Ve a abrir la puerta. Estoy segura que a las Trix les encantará oír la historia; aunque evita mencionar a Bloom. Icy se pone sensible cuando escucha su nombre...

Destinos Opuestos: Hadas Malditas (Winx Club)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora