Familia

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Acababa de amanecer en el reino de Eraklyon. Todos se habían despertado con la espantosa noticia de que las Trix habían escapado. Por todos los rincones de la Dimensión Mágica se esparcía una enorme ola de miedo que nadie lograba parar. Hacía nueve años que aquella sensación de verdadero terror no era experimentada por los habitantes del universo mágico.

Bloom estaba sentada en el primer asiento de la derecha esperando que los sirvientes terminaran de alistar todo para el desayuno. Los sirvientes salían de la cocina con exquisitos manjares que acomodaban en la enorme mesa, que tenía capacidad para unas catorce o quince personas. Aunque, aquella mañana Bloom era la única que ocupaba la mesa. Sky estaba demasiado ocupado con el tema de las Trix por lo que pidió que le llevaran el desayuno a su despacho. Los niños aún no se levantaban. Alair les daba mucho trabajo a sus niñeras, así que cada mañana llegaba alrededor de quince minutos después de la hora de desayunar.

La reina se removía inquieta en su silla, pensando en todos los problemas que la abrumaban. Grian la tenía muy preocupada y algo le decía que ella tenía algo que ver con el escape de las Trix. Durante la noche había ido a la habitación de la niña para tratar de hacerla sentir mejor, pero lo único que había encontrado debajo de las sábanas fue un montón de ropa. No tenía que ser adivina para saber lo que había estado haciendo.

Dos sirvientes abrieron las puertas del comedor para permitir a Grian pasar. Llevaba el cabello pelirrojo recogido en una cola de caballo, de la cual se habían escapado varios mechones de pelo que le caían sobre la cara. Llevaba puesto unos vaqueros oscuros y un jersey blanco, junto con unas zapatillas deportivas blancas. La niña tenía una sonrisa radiante que hizo que Bloom sospechara aún más de ella. Prácticamente tenía escrito “culpable” en el medio de la cara.  

-Buenos días, Bloom. –Dijo mientras se sentaba al lado de su tía.

-Las Trix han escapado esta noche. –Comentó, pero lo que la sorprendió fue ver que no reaccionó de ninguna manera. Se mantuvo igual.

-Lo sé, yo las ayudé.

Bloom abrió los ojos hasta más no poder. Realmente esperaba tener que presionarla un poco para que hablara, no tenía sentido lo que hacía. Diana y Grian terminarían por volverla loca. Las acciones de las dos no tenían sentido.

-Pero ¿cómo? ¿Qué hiciste para que los guardias no se dieran cuenta? –Balbuceó tratando de comprender como una niña de ocho años había burlado toda la seguridad del palacio.

-Mamá me enseñó algunos trucos y también me dejó algunos objetos muy interesantes.

Diana la sorprendía cada día más. Su hermana menor había preparado a Grian para todo, temiendo que algún día no pudiera estar presente. Todo aquello había hecho que los pensamientos de Grian fueran tan complejos para su corta edad. Al observar aquellos ojos penetrantes que te desafiaban tan solo de mirarlos, le entró miedo. Estaba segura que dentro de unos años Grian sería alguien realmente temible. Se convertiría en la mejor hada de Alfea y en una leyenda.

-No puedes contarle esto a más nadie. Yo me encargaré de decirle a Sky y a las chicas, pero tú debes guardar silencio. Sería muy peligroso para Diana y para ti que las asociaran con las Trix. El destierro de tu madre podría convertirse en pena de muerte o una eterna condena en la Dimensión Omega. Y a saber que hagan contigo.

-No soy tonta Bloom. Sé a quién puedo contárselo a quien no.

2 Semanas Después

Los días y las semanas pasaban, y nadie conseguía dar con el paradero de Diana. Parecía que la tierra se la hubiera tragado. En aquellas últimas semanas, Bloom no había conseguido avanzar nada. Seguía percibiendo sensaciones a través del vínculo, sin embargo, no podía ver nada y mucho menos saber la localización de su hermana.

Destinos Opuestos: Hadas Malditas (Winx Club)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora