La Otra Cara De La Moneda

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¡¡¡¡¡¡¡Aviso!!!!!!! Este capítulo contiene escenas fuertes.

La voz interior de Diana llevaba un día entero quejándose, advirtiéndole que no fuera a la salida de compras impuesta por Stella, pero sus amigas no le habían dejado muchas opciones.

Todas se sentían demasiado acostumbradas a la rutina diaria. Ninguna podía recordar la última vez que disfrutaron juntas de un día de diversión y mucho menos de una salida de compras. La propia Stella estaba tan asustada por tal situación que prohibió a sus amigas el negarse. Aunque el mundo se estuviera cayendo tenían que hallar tiempo para ellas mismas o terminarían volviéndose locas. Hasta la propia Diana se sentía estresada y eso que ella aún no había sido coronada como reina de Midgard.

A los pobres hombres les había tocado quedarse en casa cuidando a los niños. Era un día solo de chicas, totalmente vetada la participación de ellos. El único libre de castigo fui Luis ya que Grian no quiso quedarse con él e insistió en ir con su madre. La pobre pequeña aún estaba afectada y no podía pasar más de cierto tiempo sin su madre.

Mientras las Winx compraban Diana decidió esperar en una cafetería del centro comercial. Ropa era lo menos que quería ver luego de que Ista llenara los armarios de la habitación que compartía con Luis de todo tipo de estas. Ni en cien vidas llegaría a utilizar todo aquello.

Sus ojos observaban con melancolía la carta que había entre sus manos. No era una carta normal, en realidad el papel se encontraba en blanco a simple vista. Era una carta mágica donde Rea había vertido todos sus recuerdos y sentimientos. Una carta hecha solamente para Diana.

Los ojos de la pelirroja se llenaron de lágrimas mientras las imágenes pasaban por sus ojos: las travesuras que hacían de niñas, todos los años juntas en aquel orfanato destilando odio hacia las personas que las abandonaron; la formación en Alfheim... Eran tantos los recuerdos que compartía con la que en algún tiempo fue su mejor amiga que no podía resistir la opresión en el pecho. Rea siempre fue la única que realmente la conocía tanto en la luz como en la oscuridad y la única que siempre estuvo ahí para sujetarle la mano cuando el dolor era insoportable.

- ¿Estás bien mamá?

La mano de Grian sujetaba la suya y los ojos de la niña estaban llenos de una preocupación abismal. Incluso notaba algo de terror.

No había notado como se sujetaba el pecho y las lágrimas salían en mayor cantidad de lo que realmente creía. Eso no era algo que ella hiciese muy a menudo. Jamás debía perder la compostura en público y mucho menos ahora que sería coronada reina.

Era un alivio que ningún reportero notó su presencia en ese centro comercial o en Magyx.

Diana se levantó y abrazó con ternura a la pequeña Grian.

-Todo está bien, mamá solo está algo sentimental.

La niña sonrió con alivio y limpió las marcas de lágrimas de la cara de su madre.

-Me alegro mucho, mamá. No quiero volver a perderte nunca más.

La actual situación de Grian era algo que tenía que sumar a su lista de arrepentimientos. Los eventos de los pasados meses habían dejado marcas profundas en la pequeña princesa pelirroja. Antes de que todo pasara era una niña mucho más segura, valiente y bastante sarcástica y hasta algo arrogante, pero la pequeña que tenía ante sus ojos estaba llena de temores e inseguridades. Había conocido la cruda realidad del mundo de la que siempre había deseó protegerla.

No sabía que traería el futuro, sin embargo, el poder del Fénix ligado a un temperamento suave y a una voluntad derruida traerían problemas. La formación como hada de Grian sería problemática y difícil si esta no lograba volver a su antiguo ser. Quizás esto era demasiado pesado para la mente de una niña de ocho años.

Destinos Opuestos: Hadas Malditas (Winx Club)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora