Capitulo 5

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Se toma su tiempo para hacer su camino de regreso, se olvida totalmente de su intención original y simplemente deja que sus pies lo guíen todo el trayecto mientras mantiene la cabeza en blanco, ignorando por completo a las personas con las que se cruzaba apenas y recordando avisar de su llegada cuando sus manos abrieron instintivamente la puerta de su hogar.

¿Qué se supone que tenía que hacer?

El chico de cabello blanco había sido mucho más directo que el castaño, no podían esperar toda la noche y mucho menos era seguro hacer varios viajes en lo que tomaba su decisión, esas horas eran las únicas que tenía para pensar en su futuro y el cómo deseaba terminar, claramente, tener una cicatriz en la mano no era el deseo más grande su vida, el monasterio era una buena opción, siempre y cuando pudiera mantener la marca lejos de los ojos de cualquiera.

Respiro profundo, cubriendo su rostro antes de dejarse caer contra la puerta de su habitación, donde no recordaba ni la manera de cómo había logrado subir los escalones pero que simplemente decidido seguir ignorando, tenía mejores cosas de las que preocuparse en ese momento.

Seguir a su alma gemela o quedarse en un frio paramo sin amor.

¿Ir o quedarse?

[...]

Sus nervios aumentan conforme la temperatura del lugar continúa descendiendo, ambos se siguen moviendo de un lado a otro mientras intentan mantener viva una fogata dentro de una pequeña cueva que están utilizando, asegurándose de que el brillo del fuego no se note ni siquiera en la entrada y turnándose para entrar y salir. La platica de medio día había sido muy insatisfecha, no solo no habían intercambiado nombres entre ellos, sino que, además, cuando su alma gemela dio la vuelta y regreso de nuevo dentro del pueblo amurallado, se quedó con un vacío en la boca del estómago, el presagio de que no iba a regresar, de que probablemente debieron de haberlo planeado mejor, dejarlo inconsciente y bajar la montaña con el sobre el hombro...

Pero el realmente no quería llevárselo de esa manera.

Aún tenía ese deseo infantil de que su alma gemela decidiera aceptara irse a su lado por amor, el mismo amor que lo llevo salir de su hogar y caminar sin rumbo fijo intentando dar con él, aun si la vida se le iba buscándolo, con ese pensamiento no pudo evitar sentirse agradecido por su compañero de cabello blanco, de no ser por el jamás se le hubiera ocurrido buscar arriba de una montaña tan fría, posiblemente hubiera muerto solo mientras seguía buscando eternamente.

—Oneiros, si él no... —se detuvo cuando camino al lado de su compañero de aventuras, deteniéndose justo en la entrada de la escondida cueva que estaban usando, se sentía demasiado egoísta sabiendo lo peligroso que era que siguieran esperando, no le importaba si a él lo atrapaban y lo mataban aquí mismo, pero su compañero ya tenía alguien que lo esperaba abajo en la montaña.

—Silencio Dohko —no duda ni un momento en responder, deteniéndose solo un paso después para sentir la protección de la piedra contra el frio viento, con la mirada fija al frente—. Hablaremos cuando estemos todos en la posada.

Los dedos de sus manos se retuercen dentro de los guantes que está utilizando, antes de seguir el ejemplo de su compañero y hacer su camino de nuevo hacia el exterior, dejando salir un suspiro mientras inspecciona a su alrededor, buscando señales de su alma gemela, siendo lo más cuidadoso posible para evitar que alguien más lo viera, aunque por como habían pasado todo el día, no parecía que la seguridad fuera excesiva encima de la montaña, con excepción de la torre que vieron a la distancia, la gente que vivía ahí parecía confiar mucho en el terreno que cubría a la simple vista y dudaba que extraños locos se atrevieran a permanecer ahí por demasiado tiempo, no solo por el frio, sino también por cualquier animal salvaje que les pudiera aparecer en cualquier momento, realmente dudaba que esas murallas fueran solo para protegerlos del aire.

La marca del amor [Dohko&Shion]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora