Aun sigo sin poder creer que estoy en el antiguo Egipto.
Ayer, después del abrazo, Atem ordeno que me alistaran una habitación, y dando otra orden a una musa de servirme en lo que sea.
Se llama Jill, es apenas una niña, me recuerda mucho a mi cuando tenía su edad, de hecho, se parece mucho a mi, cabello negro y lacio, esos ojos color miel.
-Perdone que la interrumpa joven Keket, ya esta lista la sala.
Giro para encontrarme con Jill quien extiende unas mantas en sus brazos.
-Gracias- digo tomando las mantas.
No me agrada la idea de bañarme al aire libre, ni mucho menos con muchas mujeres en un sitio. Pero no puedo hacer nada, estoy en un sueño.
Y no tardare en despertar.
Camino tras Jill quien me guía a través del palacio hasta llegar a la esperada habitación. Cuando se abren las puertas me sorprendo al ver un río muy hermoso, parece cristalizado, hay unas cuantas musas que al entrar se inclinan.
Me despojo de la ropa y entro al agua.
Esta cálida.
Comienzo a creer que no es un sueño. Es demasiado real.
Me giro para quedar frente a las musas que esperan mi salida. No hay ruido.
-Hablen, no me gusta el silencio- sonó amable, necesito tener a mínimo alguien con quien platicar.
-Lo siento joven Keket, tenemos prohibido eso-dijo una musa pareciendo arrepentida por su respuesta.
-¿Cuál es tu nombre?-preguntó.
-Kill-dice.
-Bueno Kill, no soy como las otras personas que les prohíben que hablen, me gusta platicar-digo saliendo del río y una musa me tapa con una manta.
Mientras me vestía, ocurre lo que esperaba.
Las musas comienzan a platicar, me hacen algunas preguntas, me da risa la voz de Kill con la de Jill discutiendo qué ropa debo ponerme, me recuerdan a mi primo y a mi mejor amigo discutiendo por comida, solo que estas dos discuten por ropa.
-Listo-digo saliendo del vestidor egipcio.
Todas se quedan calladas.
-¡Que hermosa!-grita Jill y al momento se tapa la boca pues la puerta se abre dejando ver a Atem.
El imponente Atem.
-Disculpen señoritas, ¿ya esta lista Keket?-pregunta serio.
Todas se abren paso para que pudiera pasar.
Atem se gira dando un asentamiento con la cabeza para indicarme que lo siga.
Caminamos por un gran pasillo hasta el jardín principal. Paramos en el árbol de manzanas.
Hubo un silencio que poco a poco se volvió incómodo, me miraba con esos ojos penetrantes. Pero después se volvieron dulces, una mirada de una persona tierna.
Y fue cuando tuve que preguntar.
-Tú sabes que no soy de aquí- nose que fue lo que salió de mi boca, es como si alguien más tomara mis acciones- Y sabes que si quiero me voy.
-Keket, no lo hagas...-dijo de forma triste- Llame a Isis para que se encargue de explicarte mejor.
Isis aparece de nose donde y Atem se va.
-¿Dime tus dudas?-pregunta la mujer como si supiera lo que voy a preguntar.
-¿Como llegue aquí?-preguntó con cautela.
-Tocaste una pieza del milenio.
-¿Porque estoy aquí?
-Era cuestión de tiempo para que vinieras, te encontró Mahad, yo fui quien le dijo que estuviera por el rumbo del desierto donde aparcerías.
-¿Mi propósito de estar aquí?- digo aun sin entender nada.
-Eres la encarnación de Mana.
-¿Quien es Mana?-digo dando un paso atrás.
-Hablaremos después, tienes visitas.-dijo.
Gire y veo a Mahad a unos metros de mi.
No entiendo nada.
NADA.
Mahad me indica ir con el. Caminamos por el palacio, justo tras el trono del Rey abre un pasaje secreto y me indica que baje .
-Tú nos ayudaras.-dice serio tras de mí.
Luego todo se torna negro. Me había desmayado otra vez.
Frente a mí veo a Atem abrazando a una chica, creo que es Mana.
Luego a Atem preocupado.
Atem solo.
Un cospirante contra el rey se ha llevado a Mana.
Aun no entiendo cómo es que los voy ayudar. No comprendo nada.
-Solo tienes que encontrar a Mana-una voz dice en mi cabeza-y regresaras a Casa.
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EL FARAON ATEM ©
ФанфикEn el antiguo Egipto, los faraones junto a su Corte tenían en su poder los artículos del milenio, que usaban para mantener la paz en el Reino. Hace 5000 años existió un faraón llamado Atem, respetado por todos y querido. Keket, quien no se imagin...