Capítulo 1
¿Alguna vez has querido escapar? ¿Dejar todo atrás y simplemente irte, a un lugar donde nadie sepa tu nombre, empezar de nuevo...?
Eso era lo único que yo podía pensar. Lo que deseaba y anhelaba más que nada y nadie.
Pero sólo era una niña dependiente, que le faltaban dos años para cumplir la mayoría de edad.
Mi nombre es Roseanne Park, pero mis amigos solían llamarme Rosé
Si, solían.
Desde la muerte de mi madre, me alejé de todos ellos.
La única que se quedó a mi lado fue Hyeri, mi mejor amiga.
Vivo con mi hermana y mi padre, mi padre casi nunca está en casa por asuntos de trabajo o eso dice.
Mi hermana se llama Jennie, dos años mayor que yo, es una apuesta chica de último año y todas las chicas y chicos del West Boca High School mueren por ella.
Si supieran lo irritable que puede
llegar a ser a veces, no lo harían.
Ella es una de las personas que más quiero en el mundo, así ya no seamos tan unidas como antes.
Ella es popular, querida.
Y luego estoy yo, su hermana pequeña. Pues así me conocen en la escuela "La hermana menor de Jennie".
A veces algunos se me acercan para
preguntarme a dónde irán Jennie y sus mejores amigas el fin de semana.
Sí, Jennie y sus mejores amigas son inseparables.
Lisa, Nayeon y Somi posiblemente las más deseadas de la escuela, las chicas que siempre están metidas en mi casa.
Son buenos chicas, antes también éramos unidas y solían llamarme enana al igual que mi hermana.
Les tengo mucho cariño, pero luego está Lisa , la chica que siempre he querido.
Ella es tan especial, pero nunca se fijaría en mí.
Hasta las universitarias mueren por ella y cada vez que está acá en casa con mi hermana, habla de cuantas se llevó a la cama.
Es desagrable escucharlas hablar así, claro, cuando... éramos más unidas nunca nombraban nada de eso en mi presencia.
Por eso siempre que vienen estoy encerrada en mi cuarto con la música a tope.
Lisa es la persona que jamás sale de mi cabeza, aparte de mamá, claro.
Es que recuerdo perfectamente ese 16 de abril, cuando yo tenía tan sólo trece años y estaba sola en casa, ella llegó
y...
"¡Lisa! ¿Qué haces acá? ¿Sabes la hora que es? Mi hermana no está. -Dije, mirándola fijamente.
Estaba toda mojada debido a la lluvia, se veía tan hermosa así.
-No vengo a ver a tu hermana.
Vengo a verte a ti. -Dijo acercándose a mí.
- ¿S-sí? -Dije, mi corazón latía con tanta fuerza que se podía salir en cualquier momento.
Ella se acercó a mí, lo suficiente como para sentir su respiración, cada vez se acercaba más.
Maldita sea,como deseaba esto. Estaba feliz. Muy feliz... Lisa iba a besarme, ella... Y me besó.
Sus labios eran tan suaves y podría jurar que nuestras lenguas encajaban perfectamente.
No podía explicar lo que sentía en ese momento, nunca había estado tan feliz. Pronto nos alejamos y juntamos nuestras frentes mirándonos.
Ella sonrió, al igual que yo.
-Eres hermosa, pequeña."
Sí, eso fue hace tres años y lo recordaba perfectamente.
Probablemente ella no, no sé si significó algo para ella, pero para mí sí,y mucho.
Días después de ese beso, pasó.
El accidente de mi madre y simplemente me alejé de todos. Recuerdo las veces que ella vino a abrazarme, a estar conmigo que fueron las mismas veces donde le grité que me dejara sola,que no la quería ver, que no quería ver a nadie.
Y me convertí en esa chica depresiva y callada.
Años después, todos parecieron superarlo, menos yo.
Necesitaba a mi madre, la necesitaba más que nada.
Ojalá pudiera atrasar el tiempo y nunca la hubiera dejado salir ese día.
Pero pasó y no importa cuantas veces grite, llore o patalee que la quiero aquí, conmigo, no pasará.
No veía la hora de salir de aquí.
Odio este lugar.
Ese maldito profesor no dejaba de hablar.
Yo sólo veía el reloj, esperando que marque a las dos en punto para irme.
Hyeri no había venido hoy, está enferma.
Por eso mi día fue tan jodidamente infernal. En los recreos me fui a comer detrás de un árbol, no quería entrar a ese lugar donde mi hermana está
comiendo en grupo con sus mejores amigas y unas cuantos chicos.
Recuerdo que cuando los veía así, iba corriendo, las abrazaba y luego insistía para ir a comer un helado.
Tenían quince años y no eran tan diferentes a como lo son ahora.
Ahora son todas unas señoritas, eso diría mi madre.
Terminó la clase y me acerqué adonde se encontraba mi hermana con sus amigas afuera y no dije nada, puesto que mi hermana tendría que saber con mi presencia ya nos teníamos que ir. Pero ella ni me miró y siguió con su estúpida conversación.
-Jennie... -Dije y todos voltearon a verme.
-Oh, Rosé... ¿Qué pasa?
-Pasa que me quiero ir a casa.
-Espera, ahora vamos. -Dijo y siguió hablando. Me sentía como una maldita niña pequeña.
Todas estaban entretenidos en la conversación, sólo quería irme.
Me estresé y decidí que no iba a depender de mi hermana, ella usa su camioneta y pues yo usaré mis
pies.
Empecé a caminar, caminar y caminar hasta casa.
No quedaba cerca pero tampoco lejos.
Sabía este camino perfectamente, pues siempre miro por la ventana cuando voy en el carro.
Recuerdo cuando era mi madre quien me llevaba y cantábamos canciones juntas en el camino.
Iba radiante y feliz a la escuela.
Ahora todo era diferente, era mi hermana quien me llevaba y siempre hablaba por teléfono o iba con la música a todo volumen.
Desafortunadamente no teníamos el mismo gusto musical.
Finalmente, llegué a casa, estaba cansadísima y subí corriendo las escaleras hasta encerrarme en
mi habitación.
Me di una buena ducha, salí y me puse lo más cómodo que encontré en el closet.
Un suéter de gato que me llegaba hasta los mulos con un short corto que tapaba esta y medias.
Dejé que mi cabello liso se secará y me puse a ver televisión, hasta que me quedé dormida.
Gritos me levantaron.
-Jennie! ¡Ah! ¡Ah! -Gemía aquella chica. Dios, ¿qué mierda le pasaba a Jennie para hacer esto en nuestra casa? Maldita sea.
Juro que cuando la vea la mataré.
Me puse los audífonos y puse la música a todo volumen.
No soportaba más, quería escapar.
Quería irme lo más lejos que podía.
Le mandé un mensaje a Hyeri preguntándole si iría mañana a la escuela a lo que me respondió que sí. Bueno al menos mañana no será como hoy.
Me perdí en la música y finalmente me quedé dormida de nuevo.
Me levanté muy temprano, me metí al baño y me arreglé.
Me puse un jean y un suéter con una
bufanda. Hacía mucho frío.
Me hice una coleta alta donde salían algunos pequeños mechones
rebeldes y bajé.
Maldita sea. Abajo se encontraba Lisa y Nayeon.
Mi corazón empezó a latir muy fuerte hasta que vi a mi hermana.
Me dirigí a la nevera sintiendo sus miradas en mí y saqué una manzana.
- ¿Ya no das los buenos días hermanita? -Dijo mi hermana. ¡Imbécil!
-Buenos días los tuyos, ¿verdad? Digo, con la estupenda noche que tuviste ayer. -Dije, Nayeon escupió el jugo de naranja que tomaba y Lisa soltó una carcajada.
La había hecho reír, ¡sí!
-Rosé... -Dijo apenada.
-No, Jennie. Deberías tener un poco más de respeto conmigo.
¡Esta también es mi casa! Lo de ayer
fue asqueroso.
Espero no se repita o juro que llamaré a papá y le contaré de todas tus fiestas en su Ausencia.
-Perdón, ¿sí? Juro que no volverá a pasar. -Dijo arrepentida, yo sólo la ignoré y me dirigí hacía la puerta.
Iría a la escuela caminando otra vez.
Sabía que me arrepentiría después de esto.
Seguí caminando hasta que sentí que una moto se posó a mi lado. Oh Dios, es su moto.
-Rosé no tienes que caminar. Si quieres te llevo. -Dijo Lisa mirándome. Maldita sea, recuerdo las veces que me decía que cuando se comprara una moto a la primera persona que llevaría sería a mí.
Malditos recuerdos.
-No, gracias. No necesito tu simpatía Lisa. -Dije y seguí caminando.
-Bueno pues si sigues así, llegarás tarde. Hoy todos tenemos reunión con la Señora Grenwich y no creo que querrás un regaño de su parte. -Dijo segura. ¡Maldita sea! Lo había olvidado.
Me acerqué a donde estaba y ella sonrío.
Me subí y temblaba con la idea de que tenía que abrazarla por todo el camino. Sólo me quedé quieta.
-Rosé, ¿es que acaso quieres tener un accidente? -Dijo, bueno, la verdad, sí
- Agárrame si es que no te quieres caer. -Estreché mis brazos, la abracé por detrás y arrancó.
La apreté mucho más fuerte en el camino.
Hasta que por fin llegamos al colegio y sentí todas las miradas en nosotras...
¡Mierda! ¡Y más mierda!▫️◼️▫️◼️▫️◼️▫️◼️▫️◼️▫️◼️▫️◼️▫️
Lo prometido es deuda...
El primero espero y les guste.. 🤫❤
Nos leemos pronto. 🤟
~JM~
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Pequeña ¡Eres mia! // Chaelisa G!P
Fiksi PenggemarRoseanne Park y Lalisa Manoban No tenían muchas cosas en común, sus edades eran distintas, sus maneras de caminar no coincidían y mucho menos la estatura. Nunca pensaban igual, tenían ideas muy diferentes. Lisa era dueña de sí misma, Rosé una niñ...