Capítulo 42

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Capítulo 42

-Parece que alguien no durmió ayer. -Dijo Hyeri burlona guardando sus libros en su casillero.
-Cállate, fue tu culpa. Todo gracias a tu mensaje.
Estaba empezando a sentirme bien, o eso creo.
Pero tuvo Hyeri que arruinarlo todo
recordándome de que Lisa volvía hoy. No dormí nada y me levanté de mal, mal humor.
¿Es acaso posible esconderme en mi casa todo el tiempo para no verla? Porque no estoy lista.
No quiero verla.
-Sólo quería recordarte que Liss viene hoy, Rosie. -Dijo sonriéndome.
-Hyeri, ¿Lisa es mi novia? -Pregunté fría.
-No.
-Entonces, ¿qué mierda me importa si viene o no? Había dejado de hacer el conteo regresivo, porque me di cuenta que era estúpido, porque así vuelva no va a pasar nada entre nosotras, ¡nada!
empezaba a sacarlo de mi cabeza y tú me tienes que mandar ese maldito mensaje de que hoy vuelve. ¡Gracias, Hyeri!
-Eh, Rosé, no tienes que hacer un drama por esto... -Dijo Hyeri intentando calmarme.
- ¿No? ¡¿No?! Oh, lo siento, se me olvidaba que tú tienes el novio perfecto y no necesitas estar en esto de intentar olvidar a alguien y que tu mejor amiga no te ayude.
-Cálmate, Rosé.
-Sólo tengo que decir, ¡gracias! Eres la mejor. -Dije y me alejé de ella.
Todos estaban mirándonos.
Sé que había gritado un poco, pero es que en serio estaba de mal humor.
A veces no podemos andar con una sonrisa todo el tiempo.
Empecé a caminar y Irene se acercaba con su grupo amigas.
¿Acaso este día se puede poner peor?
Irene venía con una camisa blanca y una falda negra.
Una muy corta falda negra.
Dios, ¿no puede respetarse? Su ropa no dejaba mucho a la imaginación.
La detesto.
-Parece que alguien está teniendo un mal día. -Dijo Irene burlona y sus amigas empezaron a reír.
-No tendría ningún problema en hacer tu día mucho peor, puta.
No puedo creer que esas palabras salieron de mi boca.
Cómo me arrepentiré de esto.
Pero estaba tan enojada que no me importaba descargar toda mi furia en Irene, no me importa para nada.
Toda la escuela estaba mirándonos. Esto es lo peor.
- ¿Cómo me llamaste? Ser sincera es algo bueno, ¿no?
Me acerqué a ella y la miré fijamente.
-Puta. -Repetí.
Pierdo la cuenta de cuantas veces he deseado decirle esto.
Ella abrió los ojos como platos y estampó su mano en mi rostro.
-Nunca vuelvas a llamarme así. -Gritó, llamando la atención de muchas personas más.
Yo era bastante tranquila y callada, pero ella me sacaba de mis casillas. Y hacía que tirase mis buenos modales a la basura.
Esta escuela está a punto de ver un lado de mí jamás antes visto.
Y sin pensarlo más, me tiré encima de ella, placándola contra el suelo.
Irene dejó escapar un grito cuando cayó conmigo encima.
Estaba sentada a horcajadas encima de ella y le di un puñetazo en su perfecta nariz.
Luego intenté tirar de su cabello, pero ella fue mucho más rápida y me agarró de la muñeca.
Intenté pegarle con la otra mano libre, pero como ella era más alta y más fuerte, me aprisionó las dos muñecas con sus manos y me giró, golpeándome con fuerza la espalda contra el suelo.
-Estúpida, ¡no tienes idea de cuánto te arrepentirás de esto! -Gritó.
Escuché como la gente alrededor empezaba a hablar más fuerte, incluso aplaudían y animaban la pelea.
Pero la euforia del momento, el fastidio y la ira por encontrarme dominada por Irene hizo que me moviera con más fuerza y conseguí liberar una de mis manos y le di un puñetazo en el
hombro, desnivelándola un poco sobre mí.
Tiré de su cabello, lo más fuerte que pude.
- ¡Puta! ¡Eres una puta! -Grité.
De repente sentí unos brazos sujetarme y alejarme de ella.
- ¡Rose, ya! ¡Detente! -Gritó Suzy.
-No, ¡suéltame! -Le grité.
- ¡¿Se puede saber qué es lo que pasa aquí?! -Gritó la directora acercándose a nosotras.
Todos dejaron de gritar.
La directora me miró y luego miró a Irene, que arreglaba su falda tres
centímetros.
- ¡Todos a clase! ¡Ahora! Y ustedes, señoritas, a mi oficina. -Dijo mirándonos con disgusto, todos los estudiantes se fueron directo a sus clases.
Oh no, ¿en qué me he metido?
-Estarás bien. -Dijo Suzy sobando mi hombro.
Suspiré.
Era la segunda vez que entraba a la oficina de la directora.
Primero mis notas y ahora esta horrible
pelea.
Mientras la directora nos daba un horrible sermón, Irene me miraba con odio.
La directora nos reclamó por esa horrible pelea. Dijo que no estaba segura si estaban educando a señoritas o a animales.
Estaba histérica.
-Estarán suspendidas tres días, para que piensen y reflexionen acerca lo sucedido.
- ¡No! -Dijimos Irene y yo al unísono.
-Imposible, es imposible. Soy una de las mejores estudiantes de esta escuela, ¡no puede suspenderme! - Mi padre me matará, estoy segura.
-Sí y tengo que admitir que estoy bastante sorprendida de que usted, señorita Park, esté aquí y por esto.
Creo que tendré que hablar con su padre.
-Él está de viaje... -Susurré.
- ¿Se está quedando sola en su casa? -Preguntó.
-No, con Jennie, mi hermana.-Ella suspiró.
-Claro, eso explica todo. Creo que debe dejar de aprender cosas de su hermana. Ella sí que fue un desastre en esta escuela. Llámela y dígale que venga a recogerla.
Salí de la oficina enojada y Irene me siguió.
Hablaré con Jennie.
- Tiene que hacer algo contigo, estás bastante cambiada. Eres una enferma. -
Dijo Irene sonriendo.
No, ella no acaba de decir eso.
- ¿Cambiada? ¿Yo? Irene, creo que debo recordarte algunas cosas. ¿Recuerdas cuándo eras mi amiga? ¿Recuerdas las veces que te quedabas a dormir en mi casa, pero en las noches te escapabas sólo para ver a chicos? ¿Recuerdas las veces que tenías problemas con tu madre y yo siempre te apoyaba? Siempre estuve ahí para ti. Éramos buenas amigas. ¿Recuerdas la vez que
perdiste tu virginidad a los 14 con un chico mucho mayor que tú? ¿O la vez que besaste a tu padrastro? Sí, todos tus secretos están a salvo conmigo. Nunca, pero nunca, por mucho que me odies y me hagas sentir tan mal conmigo misma, se me pasó por la cabeza contarle a alguien. No sé qué te hice para que me trates así y me cansé. No soy tu puto juguete Irene.
-Yo siempre he estado enamorada de Lisa, siempre. Nunca se lo conté a nadie. Recuerdo cuando me contaste, que fue a tu casa y te besó. ¿Sabes como me sentí? ¿Acaso lo sabes?
- ¿Es por eso que haces todo esto? ¿Por una chica?
-Sí. No sabes cuántas veces he intentado que Lisa se fije en mí. La verdad no sé qué vio en ti, eres horrible, Rosé. Y estúpida, muy estúpida. Lisa no quiere a nadie, ¡a nadie! A ella no le importa no estar a tu lado, niñata.
-Me das asco. -Dije y me alejé de ella.
No quiero continuar lo que hicimos hace poco.

Pequeña ¡Eres mia! // Chaelisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora