𝐆𝐫𝐚𝐜𝐢𝐚𝐬 ⛅

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Una semana es lo que quedaba para oficializar la navidad.

La nieve ya formaba parte del paisaje, y el frío se adentraba en sus fosas nasales causándole malestar.

—Tal vez debas agradecerle, después de todo, este es el último día de clases antes de las vacaciones de invierno— susurró para sí mismo —sería demasiado vergonzoso— contradijo revolviendo sus cabellos y tirando con algo de fuerza un par de mechones.

Se puso de pie y caminó hasta su librero, de él tomó un pequeño cuaderno negro.

Ahora se encaminó hasta su escritorio, tomó un bolígrafo y de nueva cuenta regresó a su cama, colocó música en los parlantes a todo volumen y empezó a escribir, dejando fluir lo que sea que desde lo más profundo deseaba expresar.

Ahora se encaminó hasta su escritorio, tomó un bolígrafo y de nueva cuenta regresó a su cama, colocó música en los parlantes a todo volumen y empezó a escribir, dejando fluir lo que sea que desde lo más profundo deseaba expresar

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Sentía nervios, no le gustaba para nada entrar a media noche en ese lugar. ¿Por qué se le había ocurrido ir a su escuela en pleno crepúsculo?.

Su corazón empezó a latir aún más al escuchar un sonido tras de sí, rápidamente pegó la carta a la puerta del casillero y se escondió al sentir las pisadas casi en su oído.

Las pisadas pararon, pero en lugar de alejarse, ahora se encontraban en dirección a los casilleros, cerca del escondite del peliblanco.

Se atrevió a mirar de reojo, y pudo observar a una persona encapuchada, fácilmente dedujo que se trataba de su admirador, pues tomó la carta que había dejado a la vista y además, traía una en mano.

El simple hecho de tenerlo tan cerca le daba un vuelco al corazón, ¿y si lo detenía? Descubriría su identidad, ¿y luego qué?

Pero su cuerpo se movía solo, tal vez su caprichosa mente estaba siendo consumida por la curiosidad.

Caminó y enfrentó a la persona encapuchada, quien se cubrió el rostro rápidamente cerrando la capucha de su sudadera.

Idiota” se reprendió.

Suspiró, tomó su muñeca pues este parecía tratar de escapar.

—Espera, yo...

—...

Las palabras parecían atascarse en su garganta, y nada salía de su boca, que se abría y cerraba una y otra vez.

—Gracias por todo— sonó como un carraspeo o gruñido, pero ante estas palabras pudo sentir como su admirador se tensaba.

Killua era incapaz de continuar ahí, por lo que soltó el agarre y escapó, dejando solo al pobre chico enamorado con el alma a punto de desbocarse de su ser.

Sus mejillas estaban cubiertas de carmín, pero su rostro se veía adornado por una sutil sonrisa de satisfacción, su mirada parecía haberse iluminado.

Cayó de rodillas recargando su hombro en la pared.

Miró la carta que le había dejado.

—Cada día lo haces más difícil, Killua

Hola, admirador, he visto que te esfuerzas al envíar estas cartas, y quiero que sepas que lo aprecio, tal vez, podríamos ser amigos? Me recuerdas mucho a alguien aquien quise demasiado

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Hola, admirador, he visto que te esfuerzas al envíar estas cartas, y quiero que sepas que lo aprecio, tal vez, podríamos ser amigos? Me recuerdas mucho a alguien a
quien quise demasiado.

Podrá sonar egoísta, pero, sentirme querido, me gusta.

Esta vez preguntaré yo.

¿Estás bien? ¿Te has cuidado del frío?

Ten una feliz navidad, y cuídate mucho “GangsterF”

—Killua

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