Pupila

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En los últimos tiempos he estado reflexionando sobre el trabajo. He podido observar que la esclavitud es solo un concepto que ha variado en la forma de ofrecerse, pero en la forma de ejecutarse son más bien pocos los cambios. Por ejemplo, he podido reconocer que todos trabajamos tratando de predecir el futuro, desde aquellos que se dedican en el campo a cultivar diferentes cosas esperando que alguien, cuando llegue el momento de la cosecha, consuma los frutos de su agricultura, pasando por el peluquero que espera atender a personas que con el paso del tiempo se sientan animadas a cambiar su forma de aparentar y llegando a los directivos de portentosas empresas que están subyugados a todas las señales "estratégicas" que surgen en el contexto para ver si, como empresario, puede consolidar un poco más su capital atendiendo a necesidades que poco a poco se van descubriendo y a deseos que se van concertando.

Pero en mi mente, todo eso es vano, es una golondrina, no una bandada, que no logra hacer lluvia en mis pensamientos. Soy una de esas rubias, que no es voluptuosa, ni con una cabellera lacia, para nada de mentón fino o de maneras exhibicionistas. Soy más bien la versión alemana de Betty, la fea, solo que de al menos 20 centímetros menos. Estoy siempre tras unos lentes que maximizan mi aspecto ñoño. Cosa que no me avergüenza, sé que lo mío, durante toda mi vida, ha sido mantener la vista en la fantasía del suelo o en la realidad del suelo, la primera me pone a reflexionar y la segunda me pone a soñar.

Algunos de mis sueños incluyen la eliminación de las lágrimas de sirena, que son plástico, y no se sabe si tienen ese nombre porque el imaginario colectivo de una sirena también es plástico, también quisiera entender el placer que brinda el queso con bocadillo, o la razón por la que la felicidad se hacía compitiendo en carreras con los hermanos. No me importa lograr esos sueños, al final han cumplido a la perfección su papel en la fantasía, es casi como la tinta del calamar que realza el sabor de quien alguna vez la produjo.

En Sucias ManosWhere stories live. Discover now