Sacrificios

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Cuando despertó lo primero que hizo fue seguir llorando. No tenía idea de cuánto había pasado desde que se desmayo. Sólo que Mikey la llevo hasta su casa junto con Haru.

No había salido de su habitación, apenas y se limitaba a atender las necesidades de Kyoko. Seguía sin creer que su papá ya no estaba con ellas. ¿Cómo la vida se atrevió a tanto?

Mikey estuvo con ella todo lo que pudo, la acompañó al funeral así como al entierro. Tenía miedo que su amiga fuera a colapsar de nuevo. Pero Midori no dijo nada, solo se limito a llorar.

Al terminar se quedó un rato en casa de ella. Ambos subieron a la habitación de la chica y se sentaron en el suelo recargándose en la cama. Estaba preocupado, así que la atrajo hacia él para abrazarla como ese día mientras acariciaba sus cabellos.

– Midori, me parte el corazón verte así y no saber que hacer. El abuelo, Emma, Shinichiro y yo también somos tu familia – decía calmado sin dejar sus caricias – No te dejaremos sola.

– Kyoko no recordara quienes son sus padres – susurra algo ronca por tanto llorar –

– Pero estaremos nosotros para contarles lo maravillosos que son. Así que linda vamos a superarlo juntos – era la primera vez que le llamaba de esa manera –

– Si. Tengo que ser fuerte por mi y por Kyoko – hablo alzando un poco su cabeza para verlo – N-No me dejaras sola ¿Verdad?

–Nunca. Tienes muchos seres queridos, recuerda que eres la princesa de la Tokyo Manji – ríe un poco para después besar la frente de ella – Sabes, se supone que es un secreto pero da igual ahora. Mitsuya está haciendo un traje especial para ti.

– Va a molestarse contigo cuando se entere – volvió a acomodarse en su pecho mientras lo abrazaba – pero no puedo esperar a verlo.

– Si eso te levanto el ánimo no me importa. Daría mi dotación de dorayakis con tal de verte feliz

– Eres todo un caso Manjiro Sano – sonríe cerrando sus ojos –

– Descansa un poco ¿Si?, yo estaré aquí hasta que estés dormida – se acomoda volviendo con sus caricias está vez en cabello y espalda –

Al paso de unos minutos la chica se quedó dormida, él se quedó un rato más, tenía deseos de quedarse ahí con ella toda la noche, pero sabía que Mei no lo dejaría.

Con cuidado la dejó en la cama, tomó una de sus mantas para cubrirla del frío. Dio un último beso en su frente despidiéndose y salir del lugar.

Su vida que apenas comenzaba a mejorar comenzaba a desmoronarse nuevamente. Por un tiempo tenía pesadillas sobre lo ocurrido, dormía y comía poco.

Todos sus amigos estaban preocupados por ella. No sabían cómo animarla, estaba igual o peor a comparación de su mamá.

Al llegar la primavera se reanudaron las clases y su pequeña hermana se uniría también pero al jardín de infantes. Llevo a Kyoko a sus clases, lo que le impresionó fue que  no lloró al despedirse de ella. Continuo su camino para llegar a su escuela. Claro que ahora entraba a secundaria.

Estaba triste porque no podía asistir a la misma que sus amigos, debido a los sucesos recientes tenían algunos problemas económicos los tres hermanos entraron a una escuela con las cuotas más bajas.

El día fue lento, no estaba interesada en hacer amigos por ahora. Cuando sonó la última campana del día guardo sus cosas sin prisa. Al salir quería llorar al ver a sus amigos en la entrada de la escuela. La estaban esperando.

– ¡Midori! – se acercó rápido el más bajito de ellos a abrazar a la chica – ¿Te sorprendimos?

– Si, no esperaba esto. ¡Muchas gracias por venir! - dijo con una sonrisa. Era la primera vez que sonreía en ese día –

Corazón encadenado | Tokyo Revengers | MikeyxOcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora