Capítulo Nueve

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Nota del autor:

¡Sorpresa!
¡Ja! ¿Creen que me había olvidado de esto y de ustedes? Pues no, mis cielos, mis nubes, mis gente bonita. Aquí volvimos porque volvimos.

¡Qué viva la gente!

He notado que les gusta esto y he leído bonitos comentarios. Ay, no me pongan sentimental que siempre estoy escuchando música triste. Ja, ja. 

Gracias por leer, gracias por estar aquí una vez más y por tenerme paciencia. Disculpen que me he tardado en actualizar, pero he estado un poco ocupadito con unos proyectos.

Pero aquí estamos devuelta, queriéndolos cada vez más.

Un beshito sabroso con mocos.
Guácala. Ja, ja, ja, ja.
Muash.

Espero que les guste el capítulo.

Love U.

Capítulo Nueve

Hanna Jones

Su mano se deslizó por la mía para entrelazar mis dedos con los suyos. La suavidad de su tacto me hizo sentir relajación sin importar el hecho de que estábamos corriendo mientras Masson gritaba mi nombre desde la ventana.

—¿A dónde me llevas? —dije, mientras el pelo volaba frente a mi cara.

—A un lugar que quiero que conozcas —No volteó a mirarme.

La luna llena alumbraba la carretera y el ruido de nuestras zancadas era lo único que podía escuchar. Su pelo se movía con el viento y no podía dejar de pensar que estaba viviendo una escena ajena a mi vida.
Ander me hizo girar en la siguiente calle y detuve mis pasos cuando subimos a la acera de una casa pintaba de amarillo.
—Lo siento, no sé qué estamos haciendo —meneé la cabeza.
—¿A caso es necesario que lo sepas ahora?
Sus ojos miraron fijamente a los míos y una sensación extraña recorrió todo mi abdomen, como un dolor punzante.
—Ander... —sentí como si las lágrimas fueran a caer
—Hanna — me miró a los ojos, sujetándome por los hombros—, confía en mí solo unos segundos.
—He confiado en ti desde que salí por la ventana —miré detrás de mí y, cuando volví a mirarlo, se encontraba sonriendo.
—Bien. Ahora, sígueme solo un poco más —me extendió su mano pálida y la miré pensativa —. Hanna, por favor. No digas que no después de haber cruzado tu ventana para venir conmigo.

—Quizás no estaba pensando... No sabía lo que hacía.

—Entonces, debes saberlo ahora. ¿O quieres volver? —señala la carretera detrás de él con su otra mano.

Negué con la cabeza, sin siquiera poder mirarlo. Luego tomé mucho aire y sujeté su mano, haciéndolo sonreír y estrecharla con la suya.
Entonces se echó a correr, haciéndome seguirlo con pasos torpes. No podía apartar la mirada de su espalda y su chaqueta roja. Su espalda ancha y sus brazos largos... Sentí la sensación de querer deslizar mi mano por debajo de su camisa y sentir el tacto de aquella piel cubierta.
Cerré los ojos con fuerza.
Contrólate, Hanna. ¿Qué demonios estás diciendo?

Miré al suelo y vi que nos seguíamos moviendo en la acera, hasta que giramos en una casa azul y empezamos a pisar el césped. Una carcajada de Ander me tomó por sorpresa y estuve a punto de caer tras tropezarme con algo.

—¿Estas bien? —se detuvo y me miró.

Mi pecho subía y bajaba con rapidez, mientras mis pulmones me pedían un descanso para tomar aire. Llevé mis manos a las rodillas y tomé una bocana de aire.

—Sí, sí. Solo estoy un poco exhausta.
—Ya nos falta poco. Es por aquí —me dio la espalda y llevó las manos a sus caderas, con una pose idéntica al súper hombre de esa película de 1978.

Después de ti © #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora