Oliver tenía el ceño fruncido hasta que vio al rubio en el mostrador. Dios, eso era lo que menos quería. Oliver, con mucha prisa, se acercó al chico sexy de cabello rubio, quién se estaba mordiendo desesperadamente el labio. Podía jurar que terminaría haciéndolo sangrar de tan fuerte que lo mordía.
Oliver se quedó hablando con él y seguí caminando por toda la tienda. En la sección de accesorios habían muchas cosas hermosas; pendientes con forma de furby, collares, pulseras, lo amé y Oliver me pagaría todo, me lo debe de ayer. Que mala soy.
Él regresó a donde estaba y me miró sospechosamente, dándome un trozo de papel. Lo abrí y...
hola, soy luke. me pareces muy bonita y tú amigo oliver me dio tu número, espero no te molesta.
Estaba echando humo por los ojos, nariz, boca, cabeza. Lo juro por dios que voy a matar a Oliver Alexander. Lo voy a matar. Enserio.
¡Cómo pudo hacer eso! Mi puto número de celular está en manos de un chico sexy, pero desconocido. ¿Y si es un violador? Me mataré, me raparé la cabeza y me mudaré a Ucrania con él nombre de Lola Isabelle. Maldita seas Oliver, a veces te odio.
—¡Oliver! —Le reclamé de brazos cruzados mientras trataba de calmarme un poco.
—¿Qué? Solo trataba de ayudarte y lo has estado mirando desde que llegamos a la tienda —Se encogió de hombros.
—Eres un idiota —Mascullé— Ni siquiera lo conozco.
—Pero quieres conocerlo, lo sé —Susurró Oliver moviendo sus cejas. Rodé los ojos algo incómodo, odiaba a Oliver a veces.
—No lo quiero conocer, joder, déjame en paz —Fruncí el ceño incómoda. Enserio, estaba enojada.
—No me engañas, ya verás como ambos terminaran juntos.
Ignoré el comentario de Oliver y seguimos comprando en Furby's. Todo fue alegría hasta que tuvimos que ir a la caja registradora. Era lo peor que me podía pasar. Oliver no me dejaría en paz.
Luke, ese era su nombre, me dijo el precio de lo que había elegido para llevarme a casa. Bueno, sinceramente, pensé que nos miraríamos y que nos besaríamos.
Esa parte del beso no va.
Es tan irreal. Mierda, qué hago. Ayuda.
Un.
Violador.
Me.
Quiere.
Violar.
Debo dejar de juntarme con mi hermana. Sí, que sí.
Oliver me abrazó por los hombros y agarré las bolsas que me habían entregado. Bueno, que Luke, el extraño chico de ojos azules me había dado.
—Ayuda, ayúdame —Mascullé mirando a Oli, quién estaba muy concentrado mirando hacia otra parte.
De un momento a otro, me miró esperando a que me especificara.
—No sé si esto de lo de Luke sea bueno —Le dije mordiendo mi labio fuertemente.
—Oye, escucha —Alzó mi barbilla y me miró a las ojos.
Wao, que escena tan romántica.
—Deja de ser tan negativa, te pareces a mí en mis épocas de secundaria. Donde era un completo antisocial hasta que te conocí a ti. Así que... —Hizo una pausa y dejó de agarrar mi barbilla— ¡Deja tu maldita negatividad!
—Auch —Reí.
Seguimos caminando hasta encontrarnos con Molly, o más bien, una gigante montaña de bolsas llenas de ropa.
—Hola, ¿Dónde está Molly? —Dije tratando de sonar algo sarcástica, pero mi hermana siempre...
—Hola, soy señora bolsas. Su hermana está en mi estómago.
Se roba el show.
—Que sarcasmo, Molly —Me crucé de brazos y rodé los ojos mostrándome incómoda. Oliver escondía su sonrisa.
Ese chico se odiaba o qué.
—Vámonos, me duelen los pies —Comentó mientras caminábamos hacia la salida del centro comercial.
Oliver me abrazaba por los hombros y Molly trataba de caminar bien. Parecía un dinosauro electrocutándose. No pude evitar reírme hasta que al fin llegamos al auto. No me daba risa Molly, me daba risa imaginarme un dinosaurio electrocutándose.
Yo siempre me río de estupideces.
En el camino estábamos todos calladitos y sentaditos: frase de mi madre, no me culpen. Cuando llegamos a la casa abrí la puerta y me adentré corriendo. Oliver me siguió caminando y lo dirigí hasta mi cuarto. Desbloqueé mi celular porque tenía una notificación de mensaje y adivinen.
número desconocido: hola, soy luke.
Ayuda.
Dónde está mi pistola.
Oliver, te arrepentirás.
paige: ho-hola.
LE RESPONDÍ, QUÉ HICE.
