Un par de horas después, me desperté de repente y Oliver ya no estaba. Al parecer, era más tarde de lo que imaginaba, pero de igual manera me levanté de la cama para poder saber qué hora era.
Busqué mi celular, que estaba encima de la mesa de noche. Miré la hora y eran las nueve y cincuenta de la noche. Seguramente, mi familia está cenando en estos momentos, así que, me arreglo un poco y bajo las escaleras para encontrarme con ellos recogiendo todo para llevarlo a la cocina. Se habían olvidado de que existía o simplemente no quisieron despertarme, sabiendo que solo quería descansar un poco y relajar mi mente.
-Hola, Paige -Me dice sonriendo- O mejor dicho, dormilona. Has estado durmiendo todo el día, ¿Qué te pasó?
Reí un poco por eso. Molly siempre me sacaba una sonrisa.
-No lo sé, estaba cansada -Me estiro un poco y bostezo- Pero ya estoy mejor.
-¿Vas a cenar algo? -Me pregunta dejando el plato dentro del fregadero.
-No lo creo, no tengo mucha hambre -Le respondo saliendo de la cocina y dirigiéndome hacia el sofá, donde me siento y recuesto mi cabeza sobre el mismo.
Molly sube a su recamara y estoy sola en la sala de estar. Mi madre subió a su cuarto, supongo que a dormir y pues yo estoy aquí, pensando. No sé en qué, pero lo estoy haciendo. Sinceramente, tengo la mente en blanco. Ni siquiera sé donde está mi mejor amigo y estoy sola y aburrida. Tal vez, si él estuviese aquí, estaríamos viendo una película de los años 80's mientras comemos palomitas y yo acaricio su cabello. Lo extraño y no sé por qué tengo la sensación de que algo le pasa, o estaré yo inventando cosas.
Me paro del sofá para irme a mi habitación a dormir. No estaba de ánimos como para seguir despierta, y cuando llego hasta mi destino, me tumbo sobre la cama con mucha pereza y me acomodo después de unos segundos. Termino bajo las sabanas y me duermo rápidamente, sin darme cuenta.
[...]
Despierto al otro día con mucha emoción y no sabía el por qué de aquello. A veces, llegaba a ser tan bipolar que ni Oliver me entendía. Pero, olvidando eso, me levanto y voy a la ducha para poder relajarme por al menos diez minutos. Por suerte, Molly no estaba duchándose, porque ella duraba años para salir de allí.
Dirijo mis pies hacia la ducha y abro la llave, dejando que el agua fluyera y chocara con mi cuerpo. Hoy, también iba con Oliver a comprar un par de cosas para el cumpleaños de Molly, que era dentro de dos días. Regalos, arreglos, etc.
Cuando terminé de darme la ducha, salgo del cuarto de baño envuelta en una toalla, para poder dirigirme nuevamente a mi cuarto. Ya estando ahí, tomo un suéter negro con girasoles de fondo, y un pantalón gris. Me visto y busco entre mis zapatos unos converse del mismo color que el suéter y me los pongo, amarrando los cordones rápidamente.
Bajando me encontré con un Oliver sonriente y emocionado. Otra vez tenía ese suéter morado que tanto odiaba, y él lo sabía, tanto, que lo hacía para molestarme. Obvio que estaba acostumbrada a ello, porque a Oliver le encanta molestarme y despojarme de mi poca paciencia.
-De nuevo ese horrible suéter morado -Le digo, cruzándome de brazos.
-A ti no te gusta, pero a mi me encanta -Me responde- Por eso fue que lo compré.
-Sí, sí -Hago un gesto tierno y salimos de casa. Yo me despedí de mi madre y Molly aún seguía durmiendo.
Iniciamos nuestra tradicional caminata hasta llegar a nuestro destino. Entramos al centro comercial y empezamos a caminar cada rincón de este, hasta encontrar diferentes cosas. Oliver le había comprado unos aretes -con mi ayuda, claro- y yo le compré los zapatos que más anhelaba en el mundo, pero que eran demasiado caros. Ya saben que gasté todos mis ahorros en ello, porque si no, estuviese estancada en que regalarle.
Después de ello, fuimos a comprar preparativos para su fiesta sorpresa.
Creo que esto va a salir bien.
n//a: ¡He vuelto! No puedo dejar de escribir esta novela, espero que disfruten este capítulo, así como yo lo hice mientras lo escribía. Gracias por votar y comentar en esta novela. ♡
