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24 de Diciembre del 2016.

Ha pasado una semana desde que nos besamos.


Toda esta semana lo único que he podido pensar es en el, en los celos patéticos que tuve, en los sentimientos que brotaron cuando nos besamos.

¿Por que carajos no me puedo olvidar de el?

¿Será que realmente tengo sentimientos hacia Noah? no, no puede ser. El es muy áspero,  en cambio yo soy dulce como la miel ¡Oh miel! Como el color de sus ojos.

Confirmado, me gusta Noah Smith.

—Vanessa, levántate ya— interrumpe mi madre mi maravillosa plactica conmigo misma.

— Quiero seguir acostada— le declaro, tapándome la cara con mi sabana. 

— Tus tías ya deben de estar llegando— notifica miss amabilidad mientras sale de mi habitació n. 

Las hermanas de mi padre no me caen muy bien que digamos. Siempre quieren sacar a relucir las metas de sus hijas, son envidiosas, y mal habladoras.                                                                                No soy la única que no le caen muy bien también esta Josh y mi tío Tom, y es raro porque son sus hermanas. Mis primas ni se diga, son insoportables, y son la copia exacta de sus madres.      De tal palo tal astilla.

Me levanto de mi querida y cómoda cama arrastra. Voy directo al baño a ducharme.                       Ya me bañe así que salgo del baño. Me tarde mucho más de lo habitual solo para no verles la cara a mis tías y es irónico porque ellas se van a quedar aquí en mi casa.

Ahora me toca vestirme. Decido colocarme un pantalón alto, una crop top calor avellana y unas vans blancas. Me siento satisfecha con mi atuendo.

 
Me siento en mi tocador para hacer un milagro con mi cabello. Comienzo a peinarme despacio pero soy interrumpida por unos leves golpes en mi puerta.

—Pasen.

Sigo viéndome en el espejo de mi tocador, sin darle mucha importancia a quien pueda ser.

Escucho que abren y cierran la puerta de mi habitación. Volteo en dirección a la puerta y observo que es Josh allí.

— Que grata visita— le digo mientras agarró el rímel y me lo aplico.

— Si, como sea, tengo sueño— se lanza a mi cama.

— ¿Tu no tienes una habitación?— pregunto algo obvio, mientras viéndolo con una ceja elevada.

— Si querida hermanita pero llego nuestra amada tía y se quedara en mi habitación.

— ¿Y decidiste venir a fastidiar a tu bellísima hermana?

El ríe por lo bajo. Me gusta verlo feliz, después de lo ocurrido hace un año es reconfortante verlo así, contento.

— Tengo una resaca horrible— exclama agarrándose la cabeza.

— Ahí en ese cajón tengo pastillas para la resaca— le informo señalando mi mesita de noche.

El se levanta, busca y encuentra las pastillas.

— Me la tomare en cuando baje— dice Josh volviéndose acostar en mi cama.

Yo asiento—¿ No has dormido nada Joshi?

— Si un poco, neni— masculla entre dientes.

Yo río a carcajadas. El cree que porque el odie su apodo yo también lo hago.

VIVIR SIN MIEDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora