Malik concluyó el entrenamiento con su tutor en Voltok, secó las pocas gotas de sangre que los golpes ocasionaron y siguió rumbo a su habitación para asearse, tenía el tiempo justo para llegar a la clase de Estrategia Militar.
Aunque los vampiros no eran afectos al agua, la verdad es que después de su unión con el cachorro, algunas costumbres propias de los lobos fueron asumidas en su inconsciente y entre esas estaba el aseo diario. Dejó caer el líquido pensando en los cambios que el lobo habría sufrido por beber su sangre, quisiera saber cómo se encontraba y, ante todo, si se acordaba del pacto que realizaron después de los diez años que llevaban separados.
Se acicaló para dirigirse al salón donde los demás herederos de los clanes se encontraban discutiendo temas relacionados con los territorios limítrofes con los lobos, pero en especial con las "zonas muertas", un terreno de nadie que en los últimos años parecía tener más movimiento del natural.
Sus amigos se aproximaron para recordarle los compromisos académicos de ese día, debían exponer las acciones que tomarían frente a las amenazas reales o imaginarias que los docentes colocaron, sentados alrededor de las mesas de cada área de Tanah pudo escuchar de manera repetitiva en cada punto cardinal las estrategias para limitar las acechanzas malintencionadas de las intervenciones de los lobos. Aburrido de la conversación, oyó de improviso a su vecino de Nassara hablar de un acontecimiento que no comprendió muy bien.
—Los ancestros comentan que no le dieron importancia cuando aparecían pequeños grupos que pronto fueron eliminados por los lobos o por nosotros, pero ahora el número supera a los clanes, lo peor es que están agrupados en las zonas muertas y atacan por igual a las dos razas.
—¿Alguna razón de su existencia? —sus compañeros se sorprendieron por verlo interesado en algo que no fuese mantener la buena relación entre Turmeni y Jafra.
—Como nigromantes, creemos que es una brecha en el espacio-tiempo, pero... —el chico pareció recapacitar sobre lo que iba a decir y con una posición un poco más científica remató la exposición—. La suposición deriva de nuestra función de manipular las entidades etéreas, así que no se puede comprobar.
La clase terminó con las exposiciones y los trabajos extracurriculares reglamentarios, Malik esperó pacientemente por el joven que al verlo supo que habló más de la cuenta, para nadie era un secreto que los Jafra se regían de una manera particular dentro del sistema de los clanes, por eso trató de evadirlo lo suficiente.
Su plan dio resultado porque tras unos minutos que se hicieron eternos, se vio solo en el lugar. El vampiro caminó hacia su alcoba para poder sacar el diario que con tanto cariño guardaba como parte del legado de su abuelo y que contenía las enseñanzas de cada generación de nigromantes que en Nassara nació con algún don en particular.
Cuando llegó a su habitación cerró las cortinas y procedió a cambiar su apariencia a la real, un hechizo sencillo de transformación que le protegía de quienes veían en su casta una amenaza por su labor como alquimistas y armeros, el cabello gris claro y los ojos celestes se mostraron dejando atrás el castaño y marrón. Por unos segundos viendo su verdadera imagen se cuestionó hasta cuando aguantaría realizando ese cambio, estaba cansado de ocultarse.
Mai decidió pensar en algo más importante, a diferencia de los otros estudiantes, el único que tenía idea de lo que estaba sucediendo era él, pero por ser un clan débil según los otros, nunca sería tomado en cuenta. Anotó lo ocurrido en las nuevas hojas que agregaba entre las notas de lo real y sus visiones. Antes de cerrarlo, acarició con nostalgia el dibujo de la fortaleza externa que era su casa, se veía tan vulnerable, pero si supieran que escondía un verdadero tesoro debajo de ella, en ese mundo alejado de la luz que les permitía experimentar con los elementos, practicar no solo magia, sino también innovar en ciencia y tecnología. Gran parte de las armas que utilizaban los demás clanes provenían de Nassara.
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Pacto de Sangre - Serie Hombres Lobo I
RandomCici fue entregado por sus padres a los cinco años a los Deum, los hombres lobo al servicio del rey de Turmeni para ser criado como un soldado, un cazador de los ayudantes del demonio, los Upir. A sus veinticinco años cuando la aldea en la que creci...