Tres meses pasaron para que Mai llegase a la fortaleza Jafra. Se sintió pequeño ante la majestuosidad de la construcción tan diferente a la de su clan. Los grandes muros de piedra tenían la forma de un Zigurat que con colores blancos y azules se erguía en medio de una meseta nevada del norte de Tanah.
El coche se detuvo para ser abierta la puerta y pedirle con una reverencia que descendiera, las miradas curiosas de las personas allí presentes fueron acompañadas de los susurros que preguntaban si sería el remplazo de Sarata como había dicho Lady Ivette Jafra, la segunda esposa del Lord.
No tenía ni idea que la insinuación iba más allá del oficio de consejero y nigromante, la madre de Dinora, la heredera del clan en el remoto caso que Malik rechazara el puesto, se encargó de sembrar la cizaña sobre la relación entre Farko y Sarata, generando el resquemor contra el albino que pronto se vio desterrado del lugar al ser señalado como un traidor a su raza.
Nassara subió los escalones levantando la larga túnica que le fue enviada con los símbolos del Clan al que serviría, al final de esta se encontraba la familia de dirigentes, se fijó en Dinora, suficiente cruzar miradas para tener la visión clara de su destino.
Mai no era igual a Sarata, por ser el hijo del líder del Clan tenía otros dones, los que eran la clarividencia y la premonición, era pésimo en recordar las pociones y los encantamientos, algo en que el albino sobresalía. Si de compararlos se trataba, debía decir que se desenvolvían muy bien —como todos los de su clan— en las lenguas de Tanah, tanto las activas como las muertas; ambos adoraban la libertad y luchaban por conseguirla, disfrutaban de la soledad, de entretenerse con un buen libro o una excelente conversación.
Por eso cuando Lady Ivette extendió su mano para que la besara se negó de inmediato argumentando que su poder se lo impedía, la vampira arrugó el entrecejo solicitando le explicase al auditorio su negativa de aceptarla como su mandataria. Girando su cuerpo hacia el pueblo de Jafra, Mai fijó su ojos en un Delta de la guardia personal de Farko. Aproximándose al chico le pidió quitarse el guante de su mano o el casco, el joven escolta desnudó su extremidad dándosela a Nassara quien al tocarlo pudo decir aspectos de su ascendencia y sus logros en el trabajo; sin embargo , la suspicaz sonrisa provocó que el soldado se soltara del agarre.
—Pronto se cumplirá tu anhelo Zerif de Jafra, estarás en su cama y le darás tu sangre —Nassara se giró para poder observar a la Lady en lo que decía las últimas palabras—. Estarás por encima de quienes te repudian y te aconsejo disfrutar cada momento con él, pero no pidas eternidad en ese goce, tu sacrificio por su bienestar será suficiente para que seas el último en su corazón y el único en ser declarado como su reina.
El chico hizo una reverencia al nigromante, y regresó su mirada a Lady Ivette, la vampira lo observó y posó su mirada en Mai que se aproximó retándola con el paso firme y la intención de que le diera su mano. La vampira sonrió evadiendo la solicitud con un aplauso y los vítores de bienvenida para el nuevo Consejero Real del futuro heredero del Clan Jafra.
Ahora, después de un lustro y a portas de la unión entre Dinora y uno de los nobles del sur del continente, veía como el tiempo del que hablaba Sarata se acercaba con rapidez.
Recogió algunas de las hierbas que utilizaba para los aromatizantes y perfumes que tanto agradaban a las señoras de la corte vampírica de Jafra. Se acercó al albino que parecía dormitar debajo de una acacia mientras despedía el aroma a jengibre y miel con fuerza, con los años aprendió que fechas como esa significaban que, de estar vivo, Kaire estaría en celo y Sarata acompañándolo.
—Malik ha sido paciente, después del matrimonio de Dinora debes comenzar con las clases —habló con los ojos cerrados, sin embargo, Mai sabía que estaba completamente despierto—. Debe comprender a quien se enfrenta, y que significa estar unido a alguien como Cici.
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Pacto de Sangre - Serie Hombres Lobo I
RandomCici fue entregado por sus padres a los cinco años a los Deum, los hombres lobo al servicio del rey de Turmeni para ser criado como un soldado, un cazador de los ayudantes del demonio, los Upir. A sus veinticinco años cuando la aldea en la que creci...