Nada pintaba bien en el final de la velada, los murmullos entre los presentes dejaban muy mal parado a Sergei que no comprendía en que momento las cosas se salieron de control cuando todo había sido planeado cuidadosamente.
Galia suspiró y habló para generar la calma que su marido había perdido.
—El trono será cedido en el momento que tanto el Consejo Vampírico como la Confederación acepten la unión, las causas serán presentadas en una misiva que —explicó mirando a Cici— tu consejero llevará a la ciudad central.
Lo conciliador de la declaración fue tomado como el preámbulo de un acuerdo donde se veía que las partes podían llegar a un punto donde todos fueran favorecidos, el rey pidió a los invitados marcharse a las habitaciones mientras él hablaba con Lord Jafra y los Duques de lo ocurrido, también solicitó que Iuri y Malik no estuviesen presentes.
Interés que fue negado por el pelirrojo que determinó la necesidad de que su heredero estuviese en la reunión, por su parte, el Omega prefirió quedarse para calcular los daños y determinar las víctimas, delegando a Cici como sus ojos y oídos en la reunión.
Sergei prefirió actuar de manera conciliadora, además esa decisión ayudaba a los planes en la entrega de los documentos en contra de Jafra, los invitó a pasar al despacho mientras Mai recibió la orden de Malik de colaborar a Iuri en lo que necesitase, el nigromante con una mueca de resignación acató la disposición para con una reverencia ponerse en manos de la Lady que con prepotencia le pidió apuntar lo que le fuera diciendo.
Casio antes de seguir al rey dio vuelta para observar a sus sobrinos, Decius al lado de Julia Manor mantenía una expresión indescifrable.
—Hace dos días llegó un Omega que dijo vivir en Majestic y tener información de parte del Deum del príncipe —explicó el Delta levantándose para dar la cara a su tío—. Me sorprendí por la misiva que me entregó, pero más enterarme de lo hecho por mi madre tantos años atrás.
—¿Vas a reclamarme? —Decius negó con la cabeza, como bien le contestó no podía reclamar cuando las costumbres en las manadas primaban haciéndoles cometer errores como el que tenían a su alrededor—. ¿Qué deseas hacer?
Era una buena pregunta para alguien que acaba de recibir información que aún no podía procesar. Su hermano menor estaba vivo, Julia asesinada, y su madre...
—Averiguar el paradero de Line, para eso pido que me permitas retirarme a buscar a ese Omega, algo que me dice que quien le dio la carta también puede colaborarme con eso.
—¿Lo dejaste marchar? —Decius afirmó con la cabeza, es más explicó como el mismo muchacho se retiró cuando él pedía la presencia del jefe de guardia de Vinice.
A Casio la situación no le gustó para nada, volteó a ver si aún Cici se encontraba en la estancia, si no debía idear una estrategia para que los tres conversaran, para su fortuna el Deum se encontraba con Iuri.
El príncipe bajó la cabeza con un puchero mientras jugaba con sus dedos, una actitud que tomaba cada vez que se sentía culpable por algo que hubiese hecho.
—Príncipe...
—Dime Iuri, somos amigos —alzó la mirada dirigiéndose a Cici que lo observaba con frialdad—. Tenía mucho mal genio porque siempre me escondes cosas, cuando me mostraste el dije que dejó tu madre me asusté por su significado.
El pelinegro de inmediato se llevó las manos a la boca como si acabase de decir un secreto de vida o muerte. El Deum entornó los ojos para, por último, agarrar a Iuri por los hombros y mirarlo con tanto amor que al ojimarrón poco le importó el protocolo y se abrazó a él con fuerza.
—Esta noche duerme en mi habitación, tan pronto terminemos la reunión con tu padre, hablaremos de lo ocurrido.
—Te amo Cici —con un beso en la frente el peliperlado respondió la frase de su alteza, que se soltó para caminar hacia el nigromante que le esperaba con lo que le pidió para escribir los resultados del ataque.
En ese instante Cici notó que su tío y hermano estaban aguardándolo. El reencuentro familiar nunca lo esperó de esa manera, los tres de Vinice hablaron sin rodeos, si bien era cierto que la verdad de Line fue complementada por quien Decius conoció como Constancio, la de Julia como la razón del declive de Kaire al liderazgo de Igave, fue sorpresa para los dos chicos.
—Mi hermana fue desterrada el día que la verdad se conoció por parte del consejo de Vinice —explicó Casio mientras se dirigían a la reunión con el rey—, por eso que te haya buscado y atacado a Sarata implica que aún quería la herencia que su padre repartió equitativamente entre los tres, de lo contrario tu no hubieses podido ser caballero y Julia estudiar donde lo hizo.
En la puerta del despacho Decius se despidió de sus familiares, con las sospechas confirmadas de que la carta que recibió no fue escrita por Cici, debía averiguar quien les alertó del ataque de los Renegados, luego tendrían tiempo de compartir como familia. El Deum antes de que se marchara le recomendó la seguridad del Omega, si era la persona que creía por la descripción que le dio, el joven merecía una mejor vida que la propuesta por la posadera de Majestic.
Su hermano asintió con la cabeza, era difícil encontrar Omegas masculinos en Turmeni y sus ducados, y menos con las agallas para arriesgarse a ir a una manada donde se sabía los aniquilaban en su nacimiento, la mejor excusa para volver a verlo, junto con la necesidad de sentir el aroma a cerezas que expedía.
Lástima que el encuentro no se dio como lo esperaba, tan pronto como salió del palacio, Decius se encaminó a Majestic, al llegar las noticias de que el joven había sido llevado a la fuerza por un grupo de lobos dirigidos por un Diablum le heló la sangre. Si existía un lugar seguro y protegido por la tecnología bélica de los lobos, eran los pueblos conocidos como paradores, nadie ingresaba a ellos si no era previamente revisado y aceptado por la guardia, por eso el que un convertido y sus secuaces hubiese ingresado implicaba que los lobos corrían un mayor peligro del que creían.
Pidió a la Beta permiso para revisar la habitación del Omega, con dolor vio el cuchitril donde estaba confinado, se notaba que después del encuentro con Cici las cosas para el joven cambiaron drásticamente, como lo escribió en un diario que Decius alcanzó a rescatar del desorden en que la habitación se hallaba. La loba trató de justificar que los convertidos habían allanado el lugar, pero el olor de ella estaba por todas partes y por lo visto lo que buscaba era el dinero que sin duda habían pagado al chico por su trabajo, uno que le fue más fácil a él conseguir porque cuando pequeño también utilizaba un lugar similar para esconder las cosas que no quería dejar ver de los escuderos de Uwin.
Ordenó a la mujer arreglar habitaciones para sus acompañantes y un desayuno a la altura de la guardia del Duque de Vinice, le lanzó una bolsa de monedas de oro que de inmediato surtieron el efecto deseado, él se quedaría unos minutos más tratando de conseguir lo que necesitaba.
Una vez a solas comenzó a leer lo escrito por el chico, la letra desigual y varios errores de ortografía demostraban que el joven era autodidacta ya que en el escondite también había libros y cartillas de las utilizadas en los colegios de las manadas para enseñar a los cachorros. Revisó de nuevo cada objeto hasta que dio con lo que necesitaba, el sobre de cuero tenía un contrasello perteneciente a la casa de Nassara, el nigromante de Jafra había alertado con dos días de anterioridad del ataque, ¿casualidad del don que les otorgaba su raza? O ¿un colaborador de los Renegados con intención de crear malestar entre los ducados?
Por ahora el único que podría resolver sus dudas era el Omega desaparecido, quería saber donde se encontraba, pero sobre todo, rogaba porque estuviese con vida.
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Pacto de Sangre - Serie Hombres Lobo I
CasualeCici fue entregado por sus padres a los cinco años a los Deum, los hombres lobo al servicio del rey de Turmeni para ser criado como un soldado, un cazador de los ayudantes del demonio, los Upir. A sus veinticinco años cuando la aldea en la que creci...