De vuelta con Marc.

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Me desperté y desayune, un así de leche con dos galletas, y me prepare la mochila.

Miré fijamente por la ventana ansiosa de volver a verle sentado en la escalera de la casa de al lado de la puerta del colegio.

Ya llegaba, podía sentir mis nervios en el cuerpo, mis manos estaban inquietas, abrí la puerta del coche, miré hacia la escalera de la puerta.

Al comprobar que no estaba coji mi mochila, me acerque a la escalera y me senté. Mi corazón se estaba encogiendo por segundos, sentí que algo me faltaba.

No lograba entender como un chico que lo acababa de conocer hacia cuatro días me podía importar tanto, no estaba pensando en Pablo, ni en Andrés, sólo en él... Marc.

Yo sola, notaba como el aire provoca ligeros movimientos en mi pelo. De repente algo me entró en el ojo, me di la vuelta y después de que algunas lágrimas salieran de mi ojo escuche una voz:

-¿Qué te pasa? ¿Estas llorando?- esa voz me gustaba, era dulce y al parecer con un tono de preocupación.

-Nada. - me di la vuelta y descubrí que era Marc. Una sonrisa apareció en mi cara.

-Pero... Estas llorando, ¿Por qué?

-Ya te he dicho que no es nada- dije con un poco de tono de antipática.

El se sentó a mi lado y me rodeo con su brazo. Las lágrimas pararon.

-¿Qué te pasa? Estas más rara, con lo simpática que me parecisteis...- eso me dolió, le miré y ignoró mi mirada.

-Lo siento, es que estoy cabreada.- mi voz ya estaba más tranquila.

-Se puede saber por que es- dijo mirando fijamente mis ojos y me toco la mano en forma de caricia.

-Poderse se puede, pero justamente tu no eres la persona a la qual me apetece contárselo. Lo siento.- toqué su mano y él la apartó como símbolo de decepción y miró hacia otro lado.

Nos quedamos en un total silencio, lo que nos dejo tiempo para pensar lo que acababa de pasar.

No puedo explicar lo mal que me sentía por abarle dicho que a él no se lo podía contar, sólo lo quería arreglar eso, así que por fin me decidí a halar.

-Siento haberte dicho que no te lo podía contar. - el se guiró y se acercó a mi.

-Tranquila, aún no tenemos tanta confianza.- sus ojos comenzaron a brillar.

-En clase te lo contare todo, ¿de acuerdo?- sus labios comenzaban a moverse para hablar.

-Vale.

Ya había pasado media hora y Marc me paso un papel que ponía: "cuando quieras"

Le respondí con un simple: "ya voy"

Coji mi boli azul y comencé a escribir:

"Lo que me pasaba era muy personal, por eso no lo quería contar. No quiero que te enfades así que voy a dejar que pase lo que tenga que pasar y te lo contaré"

Él término de leerlo y me dijo:

-Deja de escribir, párate.- eso me extrañó.

-¿Por qué? ¿Qué pasa?- dije extrañada.

-No quiero saberlo, el día en que los esta que saber ya llegará, no lo quiero saber ahora- eso me causo ilusión.

-Gracias.

Iban pasando las clases y yo solo hacia que girarme hacia atrás para ver el rostro de Marc.

Una vez más, volvía a estar decaído, distante y muy ausente.

Al cambio de clase hablé un poco con él:

-¿Qué te pasa?- dije como si estuviera cabreada de nuevo.

-No, que te pasa a tí- su mirada helada me paralizo, no podía así estimular las palabras, pero después de un rato continúe:

-Lo siento, pero tu vuelves a estar así.- dije mirando hacia el suelo.

-¿¡Así como!?

-Pues distante, ausente, decaído...- no podía mirar sus azules ojazos.

-Lo siento.

-Esto no puede ser, ¿sabes la cantidad de vez que nos disculpamos el uno del otro? Esto no pasaría si fuéramos claros y sinceros.- al fin mis ojos se clavaron en él.

-Tienes razón, aunque de la forma en que lo dices párate que seamos pareja.- en lugar de quejarme me puse roja.

-Bueno, pues voy a empezar yo, estaba abrevada esta mañana por que tu estabas así, el primer día en que te vi ...mmm... Bueno, cuando tuya estabas sentado eras simpático y estabas contento..

-Te has saltado algo, creo..., y no has contando que tu me mirabas- me interrumpió y sacó media sonrisa.

-Oye, ¿te estas haciendo el chulo?

-Si pero para hacerte reír un poco.- se acercó un paso hacia a mi.

-Bueno, y que al ver que al día siguiente estabas así....- un gran peso se soltó y me sentía mejor.

-Pobrecita, siento haberte hecho dañó, no era mi intención, pero es que la verdadera razón es que estaba así por ti.- El tiempo se detuvo, mis labios querían acercares a los suyos pero querían saber más de él, tenía un nudo en el corazón, y sentía miles de mariposas en el estómago.

-Que mono eres...

-Lo sé. -se acercó a mi me cogió muy frágil mente las manos y tocamos nuestras narices.

-¿Sientes lo mismo que yo?- dijo Marc sin moverse.

-¿Qué sientes tu?- dije sin tampoco moverme.

El me besó, - TE AMO.

Amor encadenadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora