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Jake se miraba una y otra vez de arriba hacia abajo, frente al espejo.
No sabía si estaba contento con su decisión de vestimenta pero iba a quedarse así ya que llegaba tarde.
Con pasos ligeros agarró sus pertenencias y se reunió con Sunghoon, quien le esperaba en su puerta.
El coreano notó la preocupación en las facciones de su amigo australiano por lo que suspiró hondo y le asintió con la cabeza.
- Vas bien Jake - una pequeña sonrisa amenazaba con salir de sus labios.
Jake le sonrió y comenzaron a caminar hacia donde habían acordado, llegando en menos de quince minutos.
A lo lejos ambos pudieron ver al alto y rubio chico charlando con la bajita amiga.
Ambos jóvenes se acercaron y saludaron a sus nuevos amigos, en el caso de Jake.
Sunghoon y Minhee se sonrieron y caminaron más rápido que Jake y Sunhee, poniendo en marcha su plan.
Las manos del chico sudaban y la chica estaba muy ocupada mirando el cielo como para notar el nerviosismo del chico junto a ella.
Él sonrió al ver a la chica tan en calma mientras observaba el rosado cielo.
Pero esa calma se fue rápido cuando le agarró del brazo y la atrajo hacia su cuerpo para que no se chocara contra un árbol.
Sunhee salió de su burbuja y observó los brillantes ojos del chico que la mantenía pegada a su cuerpo.
- Ten cuidado - susurró él intentando no parecer muy nervioso.
Ella le sonrió y el chico tragó duro al ver como sus ojos se convertían en medias lunas y su nariz se iba frunciendo a medida que su sonrisa se iba haciendo más y más amplia.
- Gracias Jakey - habló ella con su voz suave.
El nombrado soltó su agarre y su cabeza dejó de funcionar al escuchar el apodo.
Su mirada no paraba quieta y a Sunhee se le hacía adorable verle en ese estado.
- Vamos, nos quedamos atrás - ella le agarró la muñeca y tiró de él mientras corrían tras sus dos amigos.
Las sonrisas de ambos eran imborrables, Jake estaba siendo el chico más feliz de todo el universo teniendo a la chica cerca.
Iba dando pequeños pasos pero seguros, y eso le alentaba a seguir haciéndolo.