Capítulo XV

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Derek se sube a horcajadas y yo me intento zafar.

- ¡Derek, para! - Le golpeo en su amplio y fuerte torso desnudo. Su camiseta ya se ha roto y desprendido de su cuerpo empapado de sudor.

Derek no dice nada. Solo ruge, gruñe e intenta morderme como un lobo feroz.

Pero él es mucho más fiero.

Sigo golpeando inútilmente, hasta que consigue atraparme las muñecas con sus garras.

Me tumba con fuerza sobre el tocón y lleva las muñecas a la altura de la cabeza y separadas de ella por uno o dos palmos.

Mis piernas están atrapadas por las suyas, no puedo mover los brazos y su fuerte torso roza mi cuerpo. Su sexo no para de acariciar mi entrepierna, buscando una pequeña distracción con la que adentrarse en mí con brusquedad.

- Derek, no... - Sollozo. - ¡Por favor!

Pero él no escucha.

Sus piernas se suben a la altura de mi torso.

- Te voy a hacer callar de una puta vez. - Susurra lascivo con sus colmillos.

Su miembro busca mi boca, pero yo agito la cabeza para no dejarle.

Vuelve a amenazarme.

- O abres la jodida boca y empieza a tragar, o te rompo el cuello a mordiscos.

Vencido por el miedo, su miembro erecto se clava en mi garganta.

Sus garras llevan mis manos bajo sus piernas para atraparlas e inmovilizarlas.

Yo no pienso, ya no se que hacer.

Solo intento zafarme por impulsos.

¡Esto es horrible!

Consigue agarrarme de la cabeza con ambas manos, y me obliga a chupar una y otra vez todo su gran miembro. 

- ¡Traga, puta Caperucita! - Gruñe con fuerza. - Quiero que me des placer.

 Mis lágrimas se derraman, pero no por tristeza, sino por dolor. Cada embestida contra su ingle me hace derramar más saliva que cae por mi rostro.

Mi garganta se siente dolorida al poco tiempo, que responde con breves arcadas.

Sin piedad y con fuerza, sale y entra en mi boca vertiendo sus fluidos con brusquedad.

- Como se derrame una puta gota sobre el árbol, te destrozo tu precioso culo. - Me amenaza. - Traga.

Y mientras él arquea la espalda, cierra los ojos y echa la cabeza hacia atrás rindiéndose al placer, yo intento tragarme todo el semen que vierte sobre mí.

Joder, no puedo ni respirar.

Noto como desciende por la garganta todo el liquido espeso mezclado con mis fluidos salivales.

Sale de mi boca, volviendo a colocarse a horcajadas a la altura  de mi entrepierna, y su erección humedecida con restos de su semen, va dejando un rastro de fluidos que moja mi camiseta hasta los vaqueros.

Toso cuando mi boca queda liberada de su sexo, dejando desbordar por mis mejillas sus fluidos.

Derek, con avidez, se acerca a mi rostro que refleja sufrimiento, y lame lenta y perversamente su propio semen.

- Quiero que cada vez que te folle, tengas los ojos abiertos para ver tu dolor. ¿Entendido? - Me advierte con sus ojos rojos de pupilas dilatadas.

Afirmo atemorizado y de pronto, un zarpazo de su garra derecha me desgarra la mejilla izquierda.

Grito de dolor, notando como la escasa sangre se desprende por mi rostro hasta caer al tocón.

50 Triskeles: De Hale.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora