Logan y Scott se desataban sobre el oscuro sofá Kivik.
Ambos se retorcían desnudos, piel con piel, formando espectaculares pliegues ondulados en los tejidos negros.
Logan estaba subido a horcajadas sobre las piernas de Scott, que se entrelazaban como una enredadera. El frío tacto con el sofá contrastaba con el calor que envuelve a sus cuerpos desnudos.
Logan agarra los revueltos pelos de Scott mientras se invaden sus bocas y juegan con sus fluidos.
Scott frena el beso un instante para poder respirar por la excitación. Momento en el que Logan aprovecha para morder el labio inferior de Scotty tirar hacia él.
- Te quiero, Scott. - Susurra Logan sin dejar de mirar a Scott con unos preciosos ojos verde ópalo.
- Y yo, Logan... - Responde con deseo. - Siempre... siempre...
Y sus palabras se pierden en el lujurioso beso.
Los cuerpos bronceados, los fuertes abdominales, sus fuertes brazos... Ambos se rompen, mezclan y unen en el deseo carnal.
Sus erecciones juegan, acariciando la piel y emitiendo pequeños orgasmos que les hacen estallar.
Pero esto acaba cuando se oye como chirría el pomo de la puerta al girarlo.
Alguien viene...
Logan y Scott cesan el placer para buscar la ropa.
- Mierda, seguro que es Stiles...
Y cuando la puerta se abre, un cuerpo cae desplomado sobre el suelo de la entrada.
- ¡Stiles! - Grita Scott cuando lo ve solo con los vaqueros, descalzo, sucio, con moratones, heridas y varios arañazos.
*****
- Morfina.. - Dice la madre de Scott.
¿Morfina?
- Pero enfermera Mc. Call...
- ¡He dicho que morfina! - Vuelve a ordenar. - Ya he dicho que me da igual que permanezca en coma. ¡Quiero salvarlo!
¡¿En coma?! ¿Qué pasa?
- Pierde sangre por el costado. - Añade fría otro enfermero.
No veo nada, no puedo hablar... ¡No se que demonios pasa!
- Todo saldrá bien, Stiles... - Oigo las últimas palabras que la enfermera Mc. Call me susurra.
*****
- No, ahora mismo no puede recibir visitas...
Despierto...
Pero de nuevo, solo veo oscuridad y no siento nada ni puedo hablar.
"Al menos, puedes hablar contigo mismo..."
Mi subconsciente me evade de la discusión que se da fuera de la habitación.
- Quiero verle...
- ¡Ni se le ocurra, señor Hale! - Le advierte Melissa, pero ya es demasiado tarde cuando se oye el pomo de la puerta.
- ¡Stiles! - Grita.
Oh, no... Derek, no...
¡No quiero que se me acerque!
- Stiles, dios mío... Stiles. - Parece bastante preocupado y resentido. - Joder, lo siento... Me descontrolé. No tenía ni idea...
- Señor Hale... - Melissa intenta que se vaya.
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50 Triskeles: De Hale.
أدب الهواةBeacon Hills, California. La familia Stilinski acaba de mudarse para empezar una nueva vida desde cero. John Stilinski trabaja día y noche en comisaría policial, después de la muerte un tanto extraña de su esposa Claudia Stilinski. Su hijo, un estud...