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Había estado escuchándole con genuino interés. No importaba que se trataran de bromas absurdas o asuntos sin mucha relevancia por parte de Naruto, Sasuke asentía (a veces con alguna ligera sonrisa o una mueca) y respondía, así sólo sea con simples monosílabos, para hacerle saber que estaba ahí y no fingía estar oyéndole.

Asimismo, a lo largo de la conversación, el Uchiha iba dándose cuenta de que tampoco estaba prestándole atención por mera educación, sino que realmente le gustaba mucho de mirarle a los ojos mientras el otro hablaba y gesticulaba impetuoso con sus manos acompañando sus palabras. Sí, aquellos ojos profundamente azules que no había podido apreciar como era debido durante gran parte de lo que llevaban de conocerse, sólo por la frustración, el enojo y el mal concepto que ambos se tuvieron desde que sus padres empezaron a frecuentarse y a unir sus vidas hasta el punto de volverse una familia.

Naruto había cambiado mucho. En tantos aspectos. No era ni la cuarta parte de aquel chico fastidioso que creía que era. O quizás era él mismo quién cambió...

No lo sabía con certeza, pero qué importaba. Ahora sólo podía disfrutar de pasar tiempo con él.

Es que, más allá de haberse vuelto hermanastros...ahora eran buenos amigos también. Así lo sentía, al menos. Y estaba seguro de que el rubio le veía de igual forma aunque no lo expresara con palabras. De alguna manera, que desconocía, habían podido superar esa barrera imaginaria y fría que se había producido entre ellos en cierto momento. Todo quedó en el olvido, aparentemente. La otra noche que se habían quedado dormidos viendo películas fue el re-inicio de esta amistad.

¡Y era genial!

Ese hecho a Sasuke le agradaba más de lo que podía admitir. Así como también le gustaba escucharle carcajearse por algo que estuviera diciendo, iluminando su rostro con aquella sonrisa tan divertida mostrando sus dientes, casi contagiándole con toda esa alegría.

Sasuke sólo esperaba que nada fuera a arruinarlo otra vez...

Ambos estaban en medio de uno de los pasillos de la escuela, esperando para la siguiente clase. Eran ellos dos solos, entre tantos otros alumnos a los que no estaban prestándole atención. El resto de los amigos de Naruto se habían reunido en el patio central, pero el rubio prefirió acompañar a Sasuke a la biblioteca para ayudarle a encontrar un libro en particular que estaba necesitando. Lógicamente, el Uchiha aún no conocía muy bien las instalaciones del lugar, así que Naruto, como todo buen compañero, no pudo dejar de ofrecerse como guía para hacerle la tarea más sencilla.

Una vez que consiguieron lo que habían ido a buscar, fueron hasta el casillero del azabache para guardar el libro, y luego continuaron paseando por los pasillos, hasta que simplemente se detuvieron junto a una pared, cansados de esquivar jóvenes que pasaban por allí, y siguieron con su amena y divertida plática.

Minutos después, el receso había finalizado. No estaban muy lejos del aula, pero debían apresurarse antes de que llegara el profesor de turno, quien no suele ser puntual, pero nadie quería correr el riesgo de quedarse afuera.

—¿No vienes? —le preguntó Naruto al notar que se detenía cuando a penas empezaban a caminar. Se giró para ver qué había atrapado al Uchiha tan repentinamente, y vio entonces que éste se encontraba perdido en la pantalla del teléfono que traía en sus manos, comprendiendo que debía tratarse de un mensaje aparentemente importante para él. Al menos eso parecía al ver su expresión más seria y confundida, dejando a tras la pequeña sonrisa que había esbozado cuando dialogaban.

—En un momento —anunció, agitando ligeramente el móvil en el aire —. Primero atenderé esto.

—¿Todo está bien? —quiso corroborar, aún así.

Dilemma [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora