¡Leven anclas, icen las velas y suelten las amarras!
Será mejor que comiencen a creer en historias de piratas, porque esta es una.
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Derechos de la idea original: Nathan_978
Redacción de la historia enteramente de mi autoría.
× Queda completamente...
El frío y la humedad se hacían presentes durante aquella batalla en medio del mar. Por los cielos cruzaban los truenos y relámpagos, iluminando por momentos la obsurida de la noche.
– ¡Fuego!
El estallido de los cañones y el chocar de las espadas era casi tan ensordecedor como la tormenta, los legendarios piratas a bordo de Calamidad se encontraban peleando con un navío de la Guardia Real Wang y las cosas no estaban saliendo exactamente bien.
En esa ocasión, Xiao Zhan se encontraba peleando en la cubierta y no en los cañones como solía ser. Las lecciones del capitán le habían servido tanto que formó parte de la primera línea de defensa.
En un momento de la batalla, Zhan fue rodeado por un grupo de 6 marineros, así que comenzó a retroceder con cautela mientras les seguía apuntando con la espada. De repente, su espalda chocó con algo y rápidamente giró el rostro para ver de qué se trataba.
Detrás de él se encontraba el capitán, siendo igualmente rodeado por un grupo un poco más grande de marineros. Ambos se dieron una sonrisa cómplice y como si la presencia del otro los hiciera más fuertes, comenzaron a luchar cuidandose las espaldas. En un par de minutos todos sus enemigos habían caído y se alejaron para ayudar al resto de la tripulación.
Mientras Xiao Zhan estaba muy concentrado peleando con otros dos marineros, algo en su visión periférica le llamó la atención. Ahí, parado en la plancha del barco se encontraba un muchacho de máximo 14 años que estaba siendo amenazado por uno de los piratas. El corazón de Zhan se estrujó por un momento, era solo un niño, ni siquiera debería estar ahí. Su mirada se conectó con la del joven y puedo ver en sus ojos el temor y la desesperación.
Antes de que Xiao Zhan pudiera hacer algo, el barco dió un movimiento brusco y el chico cayó por la borda.
– ¡No! – Xiao Zhan corrió en esa dirección y se asomó hacia abajo, tratando de buscar algún rastro del chico, sin embargo no vio nada.
– ¿Qué mierda haces Zhan? Mueve el trasero – le ordenó el teniente cuando lo vió ahí parado.
– P-pero...
Bang
Una bala alcanzó su brazo izquierdo y Zhan soltó un gritó de dolor. Tenía que volver a concentrarse en su deber si no quería que la próxima bala le atravesara el pecho.
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La pelea con los marineros Wang terminó y la tripulación de Calamidad se declaró nuevamente victoriosa, se llevaron consigo un muy buen botín y tuvieron una pequeña celebración al otro día. Sin embargo, a pesar de salir victorioso, Xiao Zhan se sentía una completa desgracia.
¿Dónde habían quedado sus valores? ¿Dónde había quedado su honor y sus ideales? ¿A dónde habían ido a parar todos los valores que sus padres le habían inculcado desde joven?
