VI: Oculto Pt. 1

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Capítulo 6: Oculto.

Día 28. Mes de Abril

Se decía que sólo el viento callado que vino después de tormentas pasadas, sabía que aquel que desapareció, lo hizo para encontrarse a sí mismo...

Pero para eso, tenía que afrontar la oscuridad y dudar de lo que su mente le plasmaba para que después, se concentrara en escuchar y ver dentro de su corazón lastimado.

ººº

Circularon días en los que el tiempo no parecía tener un control. Divididos en dos clases de preocupaciones, ―contrarias en direcciones una a otra―primero aquellos de Daegu preparaban en discreción un plan para recuperar al príncipe que el bosque prohibido se llevó, sin tener idea de que estaba tan cerca y tan lejos al mismo tiempo, sin saber qué era de su paradero o su estado físico; mientras trabajaban y hacían lo que normalmente día a día, uno que otro rezaba por el bienestar de quién no está, ―sin saber que durante las lluvias pasadas― al príncipe y pronto líder que le juraban lealtad le había atacado un pesado malestar; y he allí la segunda preocupación que recae en alguien que Daegu no conoce y que cuyo hogar al que pertenece casi nadie ve.

Lee EunJin durante tres días había dado del tiempo que no controlaba a alguien que la necesitó con urgencia. Pues una fiebre inesperada tomó del cuerpo de su nuevo huésped, venciéndolo de manera sorpresiva a pesar de que un buen descanso le había dado de una cierta cantidad de energía.

Durante dos noches no pudo descansar. Delirando con potencia, balbuceando negaciones y viendo en sueños hirvientes imágenes borrosas y luego nítidas que terminaban en un enemigo que le arrebataba la vida. Por esas horas largas con minutos rápidos, la luna que crecía con lentitud en los cielos acogía su sentir mientras que una presencia velaba por su salud.

Cada vez que despertaba, una voz le llamaba antes de que eso sucediera; cuando al abrir los ojos con miedo vislumbraba los orbes cafés de Lee EunJin a cambio de la soledad, su corazón se ablandaba de alivio y un largo suspiro exhalaba para luego caer rendido ante el pesar del cansancio.

Se había vuelto un poco obediente, hacía caso a las palabras de la Omega, comía cada receta ―después de dos o tres quejas―y trataba de estar atento una vez la temperatura bajaba. Las manos continuaban temblándole, y las venas de los brazos se marcaban con más ahínco hasta que entre la palidéz el tono azulado se notaba a un grado extraño, al igual que en el cuello, los tobillos y el abdomen. EunJin nunca se enteró de que habían aparecido en los tres últimos lugares, puesto que oscurecían y aclaraban sólo una vez cada día que la fiebre duró.

Mientras estaba sólo durante el tiempo en que EunJin se ocupaba de su casa, se encargó de resistir con fuerza las apariciones de los dolores y calambres. Sentía en su sangre que circulaba, que tenía razón en cuanto a su sospecha de tener algo que lo enfermaba y desequilibraba. Sin embargo, siendo hoy otro día, no pasó lo que antes sí. Él no presentó gravedad, y siendo la mejor de las noticias para la Omega, había hecho de la mañana muy entretenida para el Alfa aún cuando éste no decía nada. Pero una cosa si era segura, en ningún momento dejó de prestarle atención a ella, ni mucho menos cuando se acercaba hasta la cama y con delicadeza le ayudaba a tomar de la medicina, exactamente como ahora.

―Shh... shh... despacio ―Sujetando por debajo su nuca, aferrando no muy fuerte esos dedos fríos en su piel y atrayendo a sus labios rosáceos la última cucharada de medicina― muy bien. ―y al final entregándole una pequeña sonrisa.

Una sonrisa que no devuelve y, a cambio solo con su voz cansada pregunta―:¿Cuántos días han pasado?

―Seis. ―Contesta ella sin más, ordenando la caja blanca que al Alfa se le hacía costumbre ver ―Aunque ya van tres días desde que comenzó la fiebre, pero hoy ha disminuido. Estás respondiendo bien al tratamiento― Oírla decir eso era un completo alivio, y era verdad. Ya no estaba sudando a mares que hasta sus camisetas empapadas dejaba, ni tenía los temblores o los delirios semejantes a sueños. La verdad le alegraba saber eso ―¿tienes hambre? ¿te gustaría comer algo? ― Pero no podía objetar en cuanto esa pregunta se formulaba en dirección a la espera de su respuesta; se negó sin pensarlo bien, y EunJin en contra de eso fue―¡Vamos, tienes que comer! ¡ayer solo pudiste cenar porque te obligué! ¡no me hagas repetirlo!― Mentira eso no era, por mucho que buscara una forma de defenderse de su acusación; la verdad en sí el día de ayer se había negado a almorzar y cenar, la Omega estando en desacuerdo con eso le preparó una comida que dijo que no comería, no obstante, cuando a sus fosas nasales el aroma exquisito del guisado llegó, en seguida un fuerte rugido de estómago le dio la razón a EunJin ― Una sopa de algas será efectiva, nada sólido, solo te traeré un tazón pequeño ¿sí? ― quién otra vez le ganaba una contienda.

⊰∙∘"Yo... te recuerdo"⌑˙•˚ [M.YG] {A.A}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora