VIII: Lealtad Pt. 3

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Capítulo 8: Lealtad.

Los días continuaban pasando con una parsimonia estable, o eso creía mientras observaba el calendario colgado en la pared. Miraba con antención fijamente los días y fechas del mes anterior, y el siguiente, y el anterior a ese y así sucesivamente sin poder encontrar un orden que le ayudara a descifrar el resultado del cálculo que estaba haciendo y del cual necesitaba una respuesta inmediata mientras el dolor que se manifestaba en su cuerpo, aumentaba.

Se asustó cuando, volviendo al mes actual, visualizó los días pasados y sus cuidados entre las semanas. Notó después de un un breve vistazo que su vista cansada le dejó visualizar qué...

"La fecha no coincide".

El terror hizo asomo en sus piernas débiles, sin poder creer que había un error marcado allí en el calendario. Negó para sí misma, recargándose en la pared de su cuarto buscando estabilidad.

"Estoy segura que estuve haciendo el cálculo bien".

No comprendía qué fue lo que pasó como para qué, el efecto secundario que trataba con precisión y sin alguna falta, estuviese emergiendo otra vez y con una intensidad que podía medir en un siete en la escala del uno al diez. Se irradiaba desde su torso hasta su vientre y parar hacia sus piernas, sintiendo éstas muy poco y necesitando de la solidez de las paredes para poder mantenerse en pie y caminar fuera de la habitación.

Su entrecejo se fruncía cuando el golpe doloroso se acentuaba, quejándose por lo bajo y cuidandose de que aquel que dormía en la otra habitación no la notara.

Hasta que el pánico la azotó cuando en medio de su efecto notó algo cruzarse en medio de su respiración.

"El aroma está~".

―No, no, no, no-―Se aterró en su mayoría y bajó como pudo los pequeños escalones, dándose fuerzas mentalmente en que llegaría pronto hacia dónde estaría bien. Tenía que llegar ahí.

"Necesito inyectarme".

Suplicó como pudo por más paciencia por su lentitud así como fuerza para su estabilidad cuando llegó al pasillo.

―Solo un poco más- ―Y cuando visualizó aquella puerta, vio la gloria al conseguir introducir la llave con rapidez y siguiente a ello, entró tan velozmente que ni siquiera se midió en cómo y con qué fuerza había cerrado otra vez la puerta.

En un estripotoso y seco ruido.

―¿...? ―Que mientras dormía, llegó a sus oídos, sobresaltándolo en medio de la cama, arropado con las ligeras sábanas. Frunció el ceño aún adormilado, murmurando un bajo:―¿Qué fue eso?

Observó hacia los lados, notando su estadía en plena soledad en la habitación, pregúntandose con intriga mientras tomaba asiento en la cama:

"¿EunJin lo habrá escuchado también?"

El sonido del golpe hacía memoria en su cabeza, y era extraño el como éste pudo hacerle despertar aún cuando se notaba que provino de una zona lejana.

Como... las puertas del segundo piso.

Justamente como las puertas de la sala y la entrada a la casa.

Pero no podía ser eso posible porque si ella salía de la casa ya le hubiese dicho como otras veces cuando iba a comprarle las medicinas. Las cuales en los últimos días había necesitado con obligación para ayudarle a recuperar fuerzas y aumentar las defensas; todas aquellas veces se le dijo que saldría y que no tardaría. Tal cual como sus palabras eran dichas, las cumplía; estando él sentado en el porche de la casa con su libreta y bolígrafo a la mano, observando en más de una ocasión hacia la entrada principal, esperándola.

⊰∙∘"Yo... te recuerdo"⌑˙•˚ [M.YG] {A.A}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora