XI: Danse

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Capítulo 11: Danse

Cuando al bajar al segundo piso visualizó la puerta trasera abierta, una sospecha emergió de sí para asimilar que antes de subir estaba cerrada. Aún así, consternada acercó sus pasos en dirección a la salida, dispuesta a averiguar tan extraña escena, aunque en lugar de encontrar la vista cotidiana del bosque a lo lejos de su hogar, fue algo que no pasó por su cabeza lo que vió allí afuera.

EunJin cerró la puerta tras de sí con el ceño fruncido, siendo cuidadosa con sus pasos y bajando los pequeños peldaños del porche. Al ver a la persona que le sonreía afable demostró con su presencia el estar lista según su mandato. El frío de la madrugada azotó su cuerpo de golpe y se arrepintió de no haber traído consigo un chal, sintiéndose inquieta por los momentos al percibir la baja temperatura.

Con sólo ver a los ojos a su contrario que parecía divertido por algo de lo que no tiene idea, EunJin cuestiona con la mirada, la diferencia de vestimenta. A lo que su mejor amigo contesta con emoción.

―Ya lo verás. ―Afirma pasando de su lado y acercándose a un pequeño tocadiscos que ella suele usar al limpiar, que se hayaba ubicado al pie del último peldaño.

Sintió la tibies de las manos ajenas tomar las suyas con cariño, incitándola a seguirle el paso hasta parar en la tierra suave del extendido patio.

―Comprobemos sino se te ha olvidado. ―Después de sus palabras pícaras, para la castaña fue fácil deducir que algo tramaba. Lo siguiente que visualiza es a Mark alejarse unos segundos y cerrar ambos ojos para soltar un suspiro.

El viento azotó suave sobre el alto cuerpo del pelimorado, el cual con el pasar de los segundos recibió la calidez latente de una capa de piel distinta, emanante de un pelaje marrón claro similar a la miel que se extendió por todo el cuerpo que iba cambiando de forma; los brazos y piernas que tocaron la tierra ahora convertidas en fuertes y grandes extremidades dónde el color miel acabó y el gris dominó el pelaje. Los ojos azules como el cielo se tornaron más oscuros, como si se tratara de la profundidad del océano, los cuales reflejaron el cuerpo esbelto y adorablemente portador de un vestido largo color blanco con falda clara de satén dorado.

Cuya dueña con rostro enternecido le observó de vuelta.

"Definitivamente tengo al mejor amigo del mundo".

Pensó aquello con cariño al observar al lobo frente a ella, quien se inclinó con suma caballerosidad cuando la melodía de la canción memorizada y familiar comenzó a oírse.

Y EunJin correspondió inclinándose con elegancia, recibiendo gustosa la invitación a bailar bajo la luna que se despedía de la noche y las estrellas aún luminosas en el oscuro cielo.

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Sonidos no muy claros llega a percibir cuando el sueño se aligeró; por la somnoliencia que pesaba en sí no identificó de qué clase de ruidos se trataban, pero a medida que tomaba asiento en la cama y retiraba las sábanas de su cuerpo, la agudeza de sus oídos se volvió mayor y expresó con sus fascies la confusión que le causó confirmar la clase de sonidos que eran.

En dirección a la ventana dirigió su andar, abriendo las cortinas de par en par y guiando la vista hacia los emisores y culpables de haberle despertado.

⊰∙∘"Yo... te recuerdo"⌑˙•˚ [M.YG] {A.A}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora