I: Pérdida.

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Capítulo I: Pérdida.

Día 22. Mes de Abril.

Bosques de Daegu

Se desata un temperamento con la paciencia pendiendo de un fino hilo; los aúllos entre los cielos se manifiestan en rendición una vez que los rastros se volvieron nulos. El viento desplaza las voces que se emanan, llegan a detenerse en los oídos de aquellos que vigilan las tierras más allegadas a la frontera.

¡No está!... ―Sus palabras se mencionan en un suspiro de cansancio. Las corrientes de aire azotan con fuerza su pelaje. Los ocelos adversos voltean a verle cuando a sus oídos lo que ha dicho, llega repentinamente. Las orejas bajan con preocupación y los pasos dados avanzan hacia donde está.

La tierra es removida bajo sus patas y busca con desesperación una respuesta. No podría ser posible que...

Su aroma... en verdad no... ―Sus voces quedan atoradas, no es entendible el que de un momento a otro todo parezca haberse detenido de ésta forma tan abrupta, cuando hace kilómetros atrás unido al tiempo, le seguían con un rastro puro, difícil de olvidar.

Pero... aún cuando la mortificación está presente, no le queda de otra que abstenerse en continuar.

No podemos entrar. ―Fue lo que declaró ante los demás. Aprieta la mandíbula y sus colmillos reprimen el gruñido que busca soltar desde su garganta.

Los subordinados se miran unos a otros, y cuestionan.

Pero, el príncipe~ ―Uno opta por dejar la oración a medias.

"Lo sé. Lo sé muy bien."

Pero eso no bastaba como para no llegar a comprender lo que quería dejar en claro.

―Jefe, aún así no sería bueno retroce~

Tanta insistencia, más comentarios, objeciones a su orden, ideas vanas; nada era apropiado, por mucho que opinaran durante toda la noche. La forma de hablar, como si se tratara de expertos, como si supieran lo que él, como si las cosas fuesen fáciles de asimilar.

―No podemos quedarnos a esperar, sino encontramos una respuesta lo antes posible~

"¡Ya lo sé!"

Aquel de ojos verdes, gruñó alto mostrando la filosa dentadura que completaba la rabia en su semblante ante los demás, que ―sorprendidos en demasía―, inclinaron sus posturas por la voz esbozada.

¡Les dije que no podemos entrar! ¡¿Por qué insisten en comentar contradicciones?! Hasta que no recibamos la orden ninguno de ustedes irá más allá de este bosque ¡¿Entendido?!

―¡Sí!

Afirma y recuerda su deber, más que una propuesta dicha para todos, se declararon sus palabras como órdenes. Con la oración de su subordinado dicha a medias, sin tener más articulaciones que expresar, optó que era mejor actuar rápido y recibir órdenes de sus superiores, siendo mejor que le guiaran. Los orbes verdes destellan en la oscuridad y se concentran en el objetivo que tienen en la mira. Bufa hacia él. ―Tú, regresa. Busca a los estrategas y dile lo que sucede a ella. Una vez te responda, ven de inmediato aquí.

Con respeto su porte regresó a ser firme, las orejas se levantaron y su cabeza demostró un asentimiento.

―Orden recibida.

⊰∙∘"Yo... te recuerdo"⌑˙•˚ [M.YG] {A.A}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora