𝟎𝟐

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Ah, de nuevo.
Ahí estaba Jeno, caminando por un camino desconocido como ya lo había hecho en otras ocasiones, sin saber realmente a dónde iba, tan solo dejándose llevar.

Esta vez se encontraba en una especie de bosque, era de día y la luz del sol se filtraba blanca por la espesura de los árboles. El clima era frio y podía ver algo de hielo congelado sobre las hojas muertas y hierbas en el suelo, podía incluso sentir sus poros erizándose por el clima. Demasiado realista para estar soñando.

Caminó entre los arboles llegando a una zona más iluminada, una especie de campamento al estilo de los nativos americanos, parecido a lo que recordaba de esas viejas películas western que al abuelo le encantaba ver cada vez que lo visitaba, con la diferencia que este lugar estaba lleno de nieve.

Jeno camino entre las cabañas del lugar dirigiéndose al centro del campamento donde se encontraba una especie de monumento hecho con madera que daba la impresión de algo ritualista.

Esta vez habían personas a su alrededor, quienes lo observaban curiosos y expectantes pero de una manera alegre, como si supieran exactamente lo que sucedía. El ambiente se sentía familiar, seguro de alguna manera.

Cómo siempre volvió a sentir ese horrible dolor en todo el cuerpo que lo hizo retorcerse y caer al suelo.

Uno de los hombres que se encontraba en él lugar se acercó cauteloso y lo sostuvo con cuidado y con compasión acariciaba su espalda, segundos después Jeno no era más una persona.

Sintió la caricia del mismo hombre, ahora en su cabeza y ya no tenía más frío pero aún tenía los poros abiertos y los vellos erizados.
Vio como algunas personas más, incluidos un par de niños, se acercaban curiosos a acariciar su pelaje y jugar a su alrededor riendo y cantando.

Uno de los hombres ahí presentes se agachó hasta su altura y con una sonrisa pronuncio algunas palabras en una lengua que Jeno no conocía pero que entendió de todas formas.

ahora estas listo.

Un tipo de gruñido salió de su boca sintiéndolo en  la garganta y en ese momento abrió los ojos.

Se quedó sentado a la orilla de la cama unos segundos viendo a la nada.

Si bien el sueño habia sido igual de curioso que las otra veces, ya no era tan sorprendente, comenzaba a acostumbrarse.

¿Listo para qué?

Jeno sacudió su cabeza para despejarse, esta vez le habia tocado encarnar la piel de un oso.

Tomo su teléfono que se encontraba en su cama, justo a un lado de él y reviso la hora, 12:36pm Aún seguía con su uniforme.

Por la mañana, después de que retiraran a todos de la escuela habia llegado a su casa, saludó a su padre y envió un mensaje a su madre para informarle que ya estaba seguro en su hogar.
Ella habia salido temprano a trabajar y regresaría hasta tarde. Cuando Jeno llegó a su habitación simplemente habia caído dormido.

Procedió a cambiarse de ropa para después bajar y ayudar a su papa con la comida del día.

Después de comer, volvió a su habitación para hacer algunas tareas que tenía pendiente para entregar  aunque aún no habían dado aviso cuando regresarían a la escuela.

Y así pasó la tarde, entre tareas y divagaciones.

Desde que habia bajado del auto de la señora Na esa mañana, una sensación de alerta comenzaba a recorrer todo su organismo.
Algo lo tenía incomodo, como si necesitara estar alerta, cada ruido, cada aroma, cada mínimas cosa que veía lo hacía prestar atención.

Si ya había notado que sus sentidos estaban "mejorando" en los últimos días, la manera en la que se sentía ahora era exagerado, causándole mareos y confusión al punto de preocuparlo.

  HΛDӨ  |  ɴᴏᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora