𝟏𝟑

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Aquel día por la mañana sin duda algo iba a pasar.

Haechan despertó muy temprano sin necesidad de un despertador. Revisó el reloj que se encontraba en un mueble viejo de madera a un lado de su cama, eran apenas las 6:00 am.

 Aunque Haechan solía despertarse alrededor de las 8:00 am para empezar a hacer diligencias en la manada, hoy se había despertado particularmente temprano.

Tenía una sensación extraña y estaba totalmente lúcido. Se levantó de su cama, fue al baño, se cambio y arreglo como todas las mañanas y finalmente salió de su habitación. Caminó por su casa hasta llegar a la cocina donde buscó fruta para desayunar algo sin hce mucho ruido y no despertaste a su gente, pero después de unos minutos escuchó a un vehículo estacionando fuera de su casa, rápidamente salió viendo como de la camioneta bajaban dos hombres que incluso de lejos emanaban alfas, uno joven y uno viejo, imponentes y mirando todo con desde arriba.
Haechan no tuvo una buena impresión. Por último y con ayuda de el más joven una anciana bajo con dificultad del auto.

Haechan salio con cuidado de su casa y se acercó a ellos como todo un líder manejando la situación.

—Buenos días, ¿buscaban a alguien en específico? —Dijo confiado mientras extendía su mano para saludar a los demás.

—Si. —Dijo el hombre con desconfianza hacia Haechan. —¿Hay algún alfa con el que podamos hablar?- Preguntó severo y sin corresponder al saludo, mientras jugaba todo a su alrededor.

El más joven, un alfa alto y atractivo le sonrió algo apenado, y sin duda correspondió el saludo dándole la mano a Haechan. Olía bien y se veía un poco más accesible qué el mayor.

 La anciana saludó justo después con un leve asentimiento educado y algo que parecía una sonrrisa.

Los tres olían diferente a su manada, seguro venían de muy lejos, pero también un toque en sus aromas indicaba qué estaban vinculados por la sangre.

—Buscamos al alfa de la manada, son asuntos importantes. —Insistió el hombre casi altanero. Haechan mentiría si dijera que no se sintió algo insultado, pero no discutiría con un alfa desconocido y viejo que seguro aún tenía ideas retrógradas.

—¿Se puede saber de parte de quien? —reguntó manteniendo la calma mientras trataba de ignorar el desdén del otro.

El hombre lo vio dudoso pero finalmente respondió.

—Claro, soy el alfa de Songgoni, venimos para hablar de un tema muy importante. —Respondió con aires de superioridad.

¡Claro! Haechan había escuchado de Songgoni antes, era una manada bastante lejana, también había leído sobre ella en algún libro, era una manada verdaderamente antigua y bastante grade hasta donde sabía, el nombre significaba colmillo o algo así y el hecho de que el mismísimo alfa de esa manada estuviera aquí debía ser algo muy importante, tanto que olvido su actitud por unos minutos.

—Oh, claro, soy Haechan el hijo del alfa de Neugdae. En seguida llamo a mi padre. —Dijo entusiasmado y corrió dentro de casa para despertar a su padre, quien aún dormía plácidamente abrasado de su Omega.

—Pa… Papá. —susurró Haechan mientras meneaba al alfa sin ser brusco.

—Mmm. —D+Fue lo onico qué su padre respondió, pero de inmediato sus sentidos se alertaron, empezando a olfatear y tomando la mano de su hijo donde olió sintiendo un aroma a alfa desconocido que lo despertó completamente.

—¿Que pasó? —Preguntó con el seño fruncido una vez ya sentado en la cama.

—Pa, vino de visita el alfa de Songgoni, está afuera —Dijo en voz baja para no despertar a su madre.

  HΛDӨ  |  ɴᴏᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora