𝟏𝟎

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Como si fuera una canción repetitiva, pero realmente buena, de esas que no te cansas de escuchar, aún si la oíste cien veces en lo que va del día, Jaemin amaba escuchar esa historia.

La abuela decía que cada una de las leyendas que conocen los cambia formas venían de la luna, que la luna las contaba y luego las personas la transmitían. Honestamente él nunca había escuchado a la luna, sabía que había quienes lo habían hecho y desde luego deseó poder hacerlo algún día.

Respecto a la dichosa leyenda, cada lobo la había escuchado alguna vez en su vida, y a pesar de que había uno u otro que prefería tomarlo como un simple cuento para dormir, la mayoría de los lobos creían en ella con fervor.

Jaemin no era la excepción. Le encantaba llegar de pequeño a la manada, y qué la abuela se la contara una y otra vez antes de dormir. Fantaseaba y soñaba en ser uno de aquellos omegas o alfas que la historia decía, serían los salvadores de la manada e incluso de todos los cambiadores que existiesen en ese momento.

Aunque con la edad, si bien no dejó de creer en la leyenda, su lado más fantástico e infantil disminuyó, haciendo que la historia se quedara en algún lugar profundo de sus recuerdos.

Todo hasta el día de hoy.

Tenía tantos años sin siquiera escuchar el término de "Alfa verdadero" y en este punto se asustaba de lo similar que eran los hechos que estaba viviendo a la historia contada en aquellas noches de su infancia.

Incluso se arrepentía de Haber deseado ser parte de ella, considerando que era un omega, y cayendo en cuenta del verdadero papel de estos en ese cuento.

Principalmente por qué ya era sospechoso que aquella bestia se acercara a él en más de una ocasión.

Tan solo faltaban un par de hilos para que Jaemin terminara de tejer esa telaraña de ideas que rondaban por su cabeza.
Aunque por ahora preferiría esperar a que los adultos dieran una conclusión con respecto al tema de Jeno. Cómo ellos mismos habían dicho, preferían dejar de lado leyendas y teorías locas de lado, al menos por el momento.

Jaemin se quedó pensando mientras mantenía la mirada sobre aquel alfa. Jeno al sentir la mirada volteó en su dirección y lo miró levantando una ceja, llamando la atención del menor quién rápidamente cambió su vista a otra dirección.

Específicamente miró a su primo, Haechan. El Omega se encontraba a su lado, abrazado a él, aún débil, recuperándose de los efectos de las terribles feromonas del delta.

Habían muchas cosas que arreglar en la manada.

Ya que el alfa de Neugdae tenía que quedarse para calmar y cuidar a sus lobos en un momento tan vulnerable, los padres de Jaemin fueron por los chicos hasta la manada.

Después del incidente Jeno se volvió a transformar a su forma humana, sin embargo su conciencia tardó un poco en regresar.
Su lobo tomó el control y actuaba por puro instinto, no dejando que nadie, ni siquiera el padre de Haechan se acercara al par de omegas que ahora se encontraban a su cargo.

Todos los omegas habían quedado afectados y básicamente inconscientes, así que las demás personas se encargaron de llevárselos a sus propias casas o un lugar que sintieran seguro, Jeno Hizo lo mismo.

En algún punto cargó al par y los introdujo a la casa de la abuela.

El hecho de haber dormido ahí le decía a su instinto que era el lugar más seguro para ello, pero después de eso no permitió que nadie se acercara, claro, hasta después de un rato que salió del trance, y se disculpó con algunos adultos a los que les había gruñido más de una vez.

La abuela por su parte se mantuvo cerca de ellos todo el tiempo, al parecer la presencia del delta no la había afectado del todo y se encontraba bastante lúcida.

  HΛDӨ  |  ɴᴏᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora