Habían transcurrido dos meses desde que se casaron. Alex no se terminaba de acostumbrar a la vida en el castillo, se la pasaba todo el día en la cocina o en los establos, David no decía nada porque se daba cuenta de lo difícil que estaba siendo para ella adaptarse a esa vida. No disfrutaba tenerla ahí, se sentía como un custodio con una prisionera a su cuidado y no quería imaginarse como se sentía Alex. Él la vio en el jardín con la mirada perdida en el cielo, solo se recostó junto a ella en silencio.
—¿Sabes? Realmente me hubiera gustado criar a mis hijos en una pequeña granja, sin demasiados lujos y con mucho amor. Sin todas estas banalidades y toda este gente, no tengo nada en contra del personal, es solo que no me gusta que me atiendan.
—Amor no le va a faltar, de eso no te preocupes. Sobre lo demás no puedo hacer nada, eres la princesa y es obvio que te van a atender —él odiaba esa mirada melancólica en los ojos de la chica, lo hacia sentir culpable.
—Es algo muy estúpido ¿no? Creo que cualquier chica del Reino mataría por estar en mi lugar y yo me siento mortificada.
—Claro que no, se te impuso todo esto y sin opciones. Pero si te soy honesto, me alegra que de entre todas las chicas de esa fiesta hubieras sido tú —David quedó viendo el viente de Alex, ya era visible su embarazo. Muchos del personal decían que el o la heredera seria un bebé muy grande y fuerte—. Te quiero preguntar algo ¿ya pensaste en algún nombre?
—Daring, sera un valiente y gallardo príncipe.
—¿Y si es niña?
—Estoy segura de que es un niño. Las cocineras igual lo creen, dicen que es por la forma de mi vientre y yo solo lo sé —él solo soltó una pequeña carcajada, le parecía algo tierno—. Suponiendo que esté equivocada ¿tienes alguna idea?
—De hecho si, Ashlynn. Ese era el nombre de mi madre.
—Creo que es un nombre hermoso.
Los meses pasaron y la relación de ellos se hacia mas cercana cada vez, pero eso no significaba que fuera menos difícil de llevar. Faltaba poco más de dos meses para el nacimiento, Alejandra ya se había acostumbrado un poco a la vida en Palacio, al menos se resigno y trataba de buscar pasatiempos. Para colmo Elena estaba muy ocupada con su misterioso esposo, Isabel solo le decía que era un chico que conoció en la fiesta que la colocó en aquella situación.
—Haz tus maletas. Te tengo una sorpresa que te va a encantar —dijo el príncipe emocionado y la rubia intentaba dibujar una sonrisa en su confundido rostro—. Empaca ropa para frió y te advierto que la mitad de tu alimentación se basara en té y café.
—¿A donde piensas llevarme?
—Tenemos una cabaña muy bonita en las montañas, en esta temporada del año no hay mas personal que el cuidador. Pensé que quizás te caería bien un descanso de todo lo de ser princesa y se me ocurrió esta opción —él se sentó en la cama junto a ella—. Quizás más adelante podamos conseguir una pequeña finca para pasar las vacaciones de verano.
—Me gustaría mucho. Gracias David, por esforzarte —Alex no podía negar que estaba encantada con el encanto de príncipe que era su esposo, pero tampoco negaría que era difícil ser feliz con algo impuesto—. Dime algo, del 1 al 10 ¿Qué tan mala esposa soy?
—Si el 1 es malo y el 10 es bueno, eres como un 3 siendo generoso —ella le lanzo una almohada a la cara tratado de hacerse la ofendida, pero la verdad es que le causo muchísima gracia aquel comentario—. Piénsalo así, al menos eres mejor esposa que princesa.
—¡Eres un cretino!
—Quizás lo sea, pero es muy tarde para ti querida. Ya llevas mi sortija.
El tiempo siguió transcurriendo sin esperar a nadie. David daba vueltas nervioso fuera de la habitación mientras los médicos y parteras hacían su trabajo, no era el primer parto que presenciaba, pero por ser su hijo estaba demasiado nervioso. Andrew solo trataba de tranquilizarlo, él conocía ese sentimiento.
—Es un varón —dijo una de las mujeres asomándose por la puerta y después todos salieron de la habitación para dejar solos a los nuevos padres.
—Ven, acércate a conocerlo —él se tenso a un costado de ella y sostuvo al niño en brazos. Una sensación de terror se apropio de David, no quería fallarle a ese pequeño que apenas conocía y por alguna razón moriría por él, quería protegerlo de todo—. Es tan pequeño.
—Lo sé, no sé si estoy lista para todo lo que lleva, pero debo obligarme a estarlo —dijo acariciando su pequeña y rosada mejilla—. Mi pequeño caballero, mi Daring.
—He estado pensándolo mucho y decidí que me gustaría que se llamara Andrew, como su segundo nombre.
—Creo que es una gran idea. Daring Andrew Charming Cinder.
—Bienvenido al mundo campeón —en un momento sintió la cabeza de Alex caer sobre su hombro, se había quedado dormida.
Bueno, esa es la famosa historia y tal y como lo prometí, sin hadas madrinas y el famosos zapato ni siquiera era tan importante en realidad.
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Cuentos que no son cuentos
FanfictionTe contaré el secreto para disfrutar un cuento. Lee más allá de los párrafos y encuentra la historia que se esconde atrás de la que siempre fue contada. Juega con las reglas del juego, rompiéndolas mientras las sigues. Encuentra el agujero en su con...