Los años fueron buenos con nuestra ex-marioneta. A sus veintiuno el muchacho era un encanto, ayudaba a su padre todos los días en la carpintería y además inventó algunos artefactos en sus ratos libres, eso cuando no se la pasaba dando vueltas por la fonda para hablar con Elena. La chica era su amor platónico desde hacia bastante tiempo, pero ella parecía muy interesada en el muchacho que siempre llegaba los miércoles a vender cedro y pino a su padre. A Rodri no le gustaba nada eso, aquel chico era un completo desconocido, nadie sabia de donde llegó o donde vivía.
—¡Maldita sea! —exclamó lo más callado que pudo para que Geppetto no lo escuchara, por estar tan perdido en sus pensamientos se golpeó la mano con el martillo.
—Haz estado muy distraído los últimos días —dijo su padre entrando a la carpintería—. No se porque siento que esto tiene que ver con que Christian y Elena comenzaron a ser más cercanos.
—Hace poco comenzaron a cruzar palabra y anoche él se quedo en la fonda con ella hasta que cerraron. No es justo, a mi me gustó primero Elena y luego aparece este chico de quien sabe donde —Rodrigo tallaba su mano adolorida y se sentó en el mostrador.
—El amor no es una carrera, además no es como que hubieras sido muy directo con ella sobre tus intenciones. Solo tienes dos opciones, hacer un ultimo intento o aceptar que él ganó. Además recuerda que no importa que tan fuertes sean tus sentimientos, eso no hará que los de ella cambien —el muchacho dejo caer su cabeza sobre la mesa con resignación—. Eres un dramático.
—Mejor toma una de las estacas y dile a Elena que venga a clavármela para que al menos tenga la decencia de terminar con mi sufrimiento.
—Ya, no seas dramático. Voy a hablar con el bibliotecario para ver que día vamos a arreglar sus estantes, así que compórtate y atiende si llega algún cliente —lo que le faltaba de mentiroso le sobraba de dramático.
El muchacho comenzó a limpiar el lugar mientras esperaba a que su padre volviera. Él jamás tenían problemas con las chicas, al contrario, ellas siempre lo encontraban encantador, pero Elena solamente lo veía como un amigo.
—Hola sonso, Madame me mando por un joyero que iban a arreglar —dijo Alex sacándolo de sus pensamientos—. Por favor deja de espiarla desde aquí, es algo aterrador.
—Ya esta el encargo de tu madrastra, además no te incumbe mi interés en Elena —el chico bajó la caja de una repisa y la entregó a la rubia—. Ya esta pagada, así que ya puedes irte.
—Trato de ayudarte, en lugar de estar aquí deberías ir enfrente e invitarla a salir.
—Solo lárgate y no seas metiche —la chica salió de ahí, si el castaño no quería hablar de algo no lo haría, era un experto en cambiar de tema y él se puso a acomodar la repisa. Un par de minutos después escucho como sonaba la campana de la puerta principal—. No quiero hablar contigo Alejandra.
—Creo que estas esperando a alguien más, solo quería instrucciones —él volteó para encontrarse son una chica de cabello bello oscura y piel morena, por alguna razón le parecía conocida—. Espero no ser una molestia.
—No, claro que no. Es que estaba discutiendo con una amiga, lamento haber sido grosero, pero esa chica es un dolor de cabeza —dijo mientras le ofrecía asiento—. Me llamo Rodrigo y supongo que te he dado una mala primera impresión, si me permites me gustaría enmendarlo. Mi padre no esta y no puedo dejar sola la tienda pero si me permites podría invitarte a cenar o a dar una vuelta más tarde.
—¿Siempre eres así de coqueto?
—Yo más bien diría que soy galante —ella no negaría que el chico era carismático, pero esa no era la razón por la que estaba ahí, llegó por trabajo y eso haría.
—Sería algo muy galante de tu parte si me indicaras donde esta mi hotel, esta es la dirección —dijo sacando un papel con la ubicación escrita.
—Solo ve al final de la calle, la fachada tiene ladrillos rojos y enormes puestas de roble, no te perderás —ella se levantó e hizo una pequeña reverencia como agradecimiento—. Ey, creo que al menos merezco saber tú nombre.
—Supongo que si, Azul —antes de que el pudiera decir algo más la chica desapareció entre la multitud de la plaza.
Ella cambió su vida... No, ella le dio vida hacia muchos años, pero parecía irónico que ninguno reconociera al otro. Llevaba mucho en el trabajo, después conceder tantos deseos que parecía que la magia se desvanecía, si tantos deseos se hacían reales ¿Dónde queda la la magia si esta al alcance de cualquiera?
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Cuentos que no son cuentos
FanficTe contaré el secreto para disfrutar un cuento. Lee más allá de los párrafos y encuentra la historia que se esconde atrás de la que siempre fue contada. Juega con las reglas del juego, rompiéndolas mientras las sigues. Encuentra el agujero en su con...