Capítulo Cinco

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Dos años transcurrieron desde que Elena supo la verdad. Christian abrió el bar que quería, ademas de un pequeño hostal. Ambos siguieron saliendo por unos meses y se terminaron mudando juntos a la casa que fue alguna vez de la abuela de Elena, no se casaron para no llamar la atención hacia Christian y que él siguiera manteniendo un perfil bajo, lo ultimo que ella quería era que su pareja estuviera siendo perseguido por cazadores. Después de tres meses viviendo juntos Elena quedó embarazada y tuvo a una hermosa nena que llamaron Cerise, decidieron que deseaban tener dos hijos y que no querían que se llevaran mucha diferencia de edad, así que se volvió a embarazar, aun no sabían que era pero estaban ansiosos de conocerle.

Alguien llamo a la puerta, ya era algo tarde y ellos no esperaban a nadie. Chris abrió, de todas las personas posibles Kyle era al ultimo que esperaba ver ahí.

—Christian necesito tu ayuda urgentemente. Es una historia larga y complicada, necesito que te enfrentes a Roger para reclamar el derecho de alfa por combate —llevaban años sin verse y lo primero que llegó a decir fueron un montón de disparates—. Diane desapareció hace un par de años y él cree que fue secuestrada. Solo queríamos estar juntos sin toda la presión de la manada, el problema es que no la encuentro desde hace dos días y sin ella o nuestros hijos Roger creerá que miento, necesito encontrarlos y sobrevivir al alfa. Ellos están cerca, puedo sentirlo.

—Dime que no es esa la manera en la que siempre pides favores. No tengo interés en ser alfa o en pelear contra uno y realmente lamento que no encuentres a tu mujer e hijos, pero yo también tengo una familia y no los arrastrare a ese infierno —mucho le costó salir de la manada, no pensaba volver a ella.

—Por favor.

—Consigue a otro tonto, lo siento.

Christian le cerró la puerta y Kyle se adentró en el bosque con la ilusión de poder salir de ahí antes de que la manada lo encontrara. Corría tan rápido como su forma de lobo se lo permitía, pero sentía como estaba siendo rodeado por los demás licántropos. Estaba muerto en vida, podía sentirlo en sus huesos, no le quedaba mucho.

Muy lejos de ahí Diane estaba atada en una cueva con sus dos hijos. Katrine estaba bastante complacida de que haría a Roger pagar la muerte de su padre, el que mataran a Kyle jamás estuvo en sus planes, pero no iba a tirarlo todo a la basura por alguien que realmente no le agradaba lo suficiente. 

Christian terminó saliendo debido al alboroto que estaba sucediendo en su territorio, cuando llego al lugar vio a Kyle muerto y a Roger junto al cadáver.

—¿Qué demonios pasó?

—No finjas que no sabes nada, estaban en tu vieja casa y el aroma de mi hermana esta por todo el lugar. No quiso decir donde estaba Diane y si no tenia intenciones de cooperar, no me servia de nada mantenerlo con vida —desde que mudó con Elena no había vuelto a esa pequeña choza en ruinas, jamás esperó que alguien fuera a vivir ahí.

—No tenia idea.

—Sabes como funciona, tenemos que corroborar que no le estés mintiendo a la manada. Tu y tú familia deberán acompañarnos.

—Ni lo sueñes —los lobos estaban alrededor de ellos, Christian sabia que solo había una forma de resolver eso.

Diane logró liberarse de las ataduras. No podría salir viva, pero al menos lograría darle tiempo a James para que escapada con Angela. El niño corrió sin parar con la bebé en brazos hasta llegar a su casa, se escondió con la niña debajo de la cama esperando a que alguno se sus padre volviera y le dijera que todo estaría bien, pero eso no pasaría.

Christian volvió a casa cubierto de la sangre del Alfa, Roger quiso un combate a muerte y fue lo que obtuvo. No tomó el lugar de Alfa y dejo que el siguiente en la línea de sucesión fuera quien tomara el puesto. Él ya tenía todo lo que pudiera desear y más. Era un lobo que le dio la espalda a los suyos para jugar a la familia feliz en medio del bosque con la caperucita.

Cuentos que no son cuentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora