Capítulo 4

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Aether suspiraba en su habitación mientras el mayordomo lo acompañaba, desde aquel día este no lo dejaba ni a sol ni a sombra, por lo que impedía que dejara la habitación. Pocos días después, no le daría otra opción que acompañarlo a tomar el sol, ya que terminó enfermando debido al encarcelamiento, y esto podría traer complicaciones al bebé que aún no se hacía presente en la silueta del joven.

A partir de ese día se podría ver a Aether bajo el sol durante al menos unos minutos. Sonreía al sentir la brisa en su cabello y el sol en su piel. Seguía encerrado, pero al menos ya no parecía estar tan preso. Xiao lo observaba a lo lejos mientras dejaba escapar una pequeña sonrisa de sus labios. 

Con los días Kara terminó entablando amistad con el joven, en principio el mayordomo estaba en contra, pero por alguna razón que no entendió se dió permiso para que se acercaran a él. Alatus decía que sería conveniente para que no estuviera incordiando y de esa forma podría estar más controlado, pero en su interior tenía otros planes, unos más crueles en contra de cierta persona. 

- Hoy te traigo esto para el almuerzo. - 

- ¿ Qué es? - 

- Un poco de pollo. - El joven se quedó algo extrañado, ¿ a qué venian todos esos pinchos? - no te preocupes, es mi versión del pollo a la miel y estos solo dan sabor, no se comen. - 

- Ya veo. - sonreía, al entablar amistad con esta, parecía estar de mejor humor. 

- Ah si, y de postre... taráaa. Tofu de almendras. - 

- Oh, parece delicioso. -

- Lo es, ya lo verás. - Comieron y tomaron el postre, dando la razón totalmente a Kara por la afirmación. 

- Tienes buena mano para los postres también. - 

- La verdad es que esto no lo he hecho yo. Xiao pensó que estabas algo triste, así que me pidió que lo trajera. - 

- ¿ Él lo hizo? - miró al plato sonriendo mientras pensaba en que le gustaría aprender a prepararlo. Era delicioso. - Me gustaría darle las gracias, ¿ sabes dónde está? - 

- Joven le recuerdo que no puede andar solo por ahí. - 

- Si, es cierto. -

- Tch... ¿ qué tal si yo lo acompaño a tomar el sol hoy?, así tú podrás ocuparte de algunos asuntos que has estado posponiendo. - Esto no le hacía mucha gracia al mayordomo allí presente, pero cedió por esta vez. La verdad es que debía hacer varias tareas que había pospuesto y se le estaban acumulando. 

- Está bien, como desee, pero le ruego que vuelvan pronto. Sin más me retiro. - 

- Bien, creo que es hora de salir de esta habitación, vamos. - Aether asentía y se marchaban. Volvían como cada día al pequeño jardín en el que podías encontrar una mesa con sillas, y un árbol que daba sombra. No había muchas flores, pero en esta ocasión si un polizón. Al llegar Kara se percató de que Xiao se encontraba descansando tras el árbol, por lo que se excuso un momento llendo a por algo de beber. Aether por su parte le dijo que no había problema y se acercó a aquel árbol. Este aún no se percataba de la presencia del otro, por lo que simplemnte observó las flores que en aquel momento este tenía. 

- Hermoso. - Al escuchar este comentario, Aether se sobresaltó. 

- Si, es un bello árbol. - Decía Aether en respuesta mientras se sentaba al lado de Xiao, el cual se incorporaba. 

- Dime, ¿ cómo terminaste aquí? - Pregunta de forma directa y concisa. 

- Eso... - Su mirada se perdía en algún punto de la lejanía mientras que su sonrisa desaparecía. Su mente vagaba entre los recuerdos que parecía haber dejando en un cajón gracias a Kara, pero esos nunca lo abandonarían, no mientras viviera. 

- Así que aquí estabas, te he estado buscando. - Una voz ronca se escuchaba cercana, pertenecía al padre de Xiao con quien este no mostraba demasiado entusiasmo al verlo. - Tenemos que hablar. - El joven Aether tenía un mal presentimiento con este, se parecía mucho al joven a su lado, pero a diferencia del anterior la sensación que desprendía le provocaba miedo y algo de ansiedad. 

- No hay mucho que decir si ya lo has decidido, ¿ no?. Es inútil dar mi opinión. - Mientras Xiao contestaba sin mucho interés, el hombre posaba sus ojos sobre la persona a su lado. 

- Ya veo, así que ya os conoceis. - Sonreía, Xiao lo observaba de reojo y suponía que algo ocurriría, aunque nunca esperó que lo dijera tan abiertamente. - Espero que os lleveís bien con la futura esposa de vuestro hermano, además en un par de meses dará a luz. Espero que se parezcan a su padre. - Esto dejó helados a los presentes. Esperaban algo importante, pero nunca imaginaron aquello. Kara estaba preocupada, si lo que decía aquel bastardo que tenía por padre era cierto, entonces, ¿aquel joven estaba en las mismas que su madre? Esa duda la asaltaba, y por como se dieron las circunstancias en su primer encuentro ella apostaba por ello. No tenía pruebas aún pero tampoco dudas. Si Alatus había sido capaz de golpearlos a sus anchas sin remordimientos, que le impedía el hacerle algo peor a otra persona. No podía permitir que siguieran abusando del joven, no se perdonaría que algo aún peor le ocurriera. 

- Ahora lo entiendo... - Kara se acercaba con una bandeja donde llevaba una jarra y tres vasos. Lo ponía sobre la mesa y se dirigía hasta la posición de los otros dos. - Así que eres un doncel, y Alatus abusó de ti. - Aether no decía palabra alguna, pero no era necesario, su expresión lo decía todo. 

Xiao al escuchar todo lo anterior estaba totalmente enfadado. Su hermano era el mayor bastardo que existía ademas de su padre. Sabía que podía llegar a ser malo, pero aquello sobrepasaba todo lo que imaginaba. Se levantó, Kara intentó detenerlo, pero no fue capaz. De esta forma fue en busca de su Alatus y le propinó un puñetazo en la cara. Insultos salían por parte de ambos, pero no solcuionó nada. 

- No te metas maldito insecto. Él es mio y tú no puedes intervenir, después de todo no puedes tener hijos a igual que la inútil de tu hermana. Nuestra madre murió de manera patética al igual que vivió. - Este sonreía, parecía que por se estaba saliendo con la suya. En ese mismo momento el ambiente cambió, Xiao pasó de estar alterado a demasiado tranquilo, o eso pensarían aquellos que no pudieran sentir su sed de sangre. Todo pasó muy rápido, y si no fuera por su padre, Alatus habría perdido la vida en ese momento. Kara llegaba al lugar poco segundos después, pero tarde para pararlo, la sangre caía desde la mano de Xiao y el ojo de su padre. 

- ¡ Xiao!. - Kara lo llamaba, lo que hizo que volviera en si. Al ver la escena y su mano cubierta de sangre, apretó la misma y salió del lugar. Fue al baño a lavarse para quitarse aquella sangre y mientras estaban allí se podía escuchar como su padre amenazaba con que nadie lo tocara por aquello. 

- Por fin ha obtenido el instinto que deseaba. Si alguien lo toca seré yo quien lo mate. - 

- Pero padre, casi... - Alatus reclamaba pero su padre mostraba orgullo y satisfacción ante su hijo, que si tan parecido era físicamente, ahora lo sería en todos los sentidos y aunque no pudiera tener hijos debido a aquella odiosa mujer, le serviría a sus propósitos igualmente. 

Corazón valienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora