Capítulo 5

189 20 3
                                    

Alatus se tomó lo pasado como una ofensa contra si mismo. Incluso aunque fuera el culpable de su ira, no tenía derecho a ponerse de aquella forma y mucho menos de atacar a su hermano mayor, él era el primogénito y tenía derecho a hacer lo que le viniera en gana con sus pertenencias. Al pensar en ello, sonrió, esta vez ese imbécil sufriría incluso más al ver como jugaba con su juguete y no podría impedirlo. 

Planeó llamarlo a su habitación, si se negaba iría a por su hermana y una vez allí atarlo para que no pudiera moverse. De esta forma haría que viera como jugaba con Aether, solo había un pequeño problema, este estaba encerrado en una sala de aislamiento debido al intento de atacar a su padre estaba perdiendo la razón, y se estaba dejando dominar por su bestia, por ello lo tenían encadenado y no dejaban que nadie se acercara y mucho menos Alatus. La única con permiso para hacerlo era Kara, quien lo visitaba a diario para darle de comer e intentar conversar con él. 

Con tales impedimentos, enfocó su idea de otra forma, ya estaba atado, lo que le facilitaba el trabajo, por lo que tan solo tenía que llevar al joven hasta él. Esta vez lo conseguiría, vería de nuevo la frustración que el otro sentía de perder contra él. 

Mientras obligaba a los guardias de alguna forma, fue observado por Kara, quien sabía por donde iban los tiros, por lo que en lugar de ir tras él, hizo algo más inteligente, provocó a un mal mayor.

- Me importa poco que el viejo esté reunido y que sea importante, esto lo es aún más. - Entraba a la fuerza al lugar mientras su padre conversaba con lo que parecían algunos consejeros. 

- Qué haces aquí. - 

- Vengo por algo importante. - 

- No creo que sea más importante que la próxima batalla. Ahora lárgate... - decía para terminar haciendo un gesto de su mano en señal de que se retirara. 

- Oh, esta bien, ya veo que vuestra futura generación no importa una mierda. - Reía Kara sabiendo que las tenía todas con ella. 

- A qué te refieres. - Sabía que la chica no hablaba por hablar, algo estaba mal. 

- Fácil, suma un encadenado y dos probables muertes. Creo que lo entiendes, ¿no? - Se levantó de inmediato de su asiento y se dirigió hasta la celda donde tenían a Xiao. Tal y como temía Alatus estaba allí, pero no solo él, también se encontraba aquel joven en cuyo vientre se hallaba su nieto. 

- ¡ Qué demonios crees que haces! - 

- Padre. - Alatus dejó lo que estaba haciendo, mientras tanto una cadena sonaba, esta se acababa de soltar de la pared y los ojos de Xiao se habían vuelto de un dorado brillante, su sed de sangre lo decía todo. Gruñía y continuaba tirando de la otra cadena que comenzaba a ceder, si no lo detenían probablemente mataría a al menos la mitad de los presentes. 

Aether contemplaba a este, viendo como sus cabellos cambiaban de color y sus ojos lo absorvían. Era su culpa, es lo que pensaba, si él no hubiera estado allí, Xiao no estaría en ese estado, se culpaba a si mismo incluso en realidad tan solo fuera un víctima. Se levantó de inmediato y temiendo que lo hirieran se abrazó a él en un intento de calmarlo. 

- Por favor, para, estoy bien. Por favor... - Xiao se calmó al escuchar la voz del mismo y notar su tacto. Con la mano que tenía libre tocó su cabeza y lo abrazó de vuelta. 

- Gracias. - Aether sonreía tranquilo. Kara suspiraba aliviada ya que salvo algunos rasguños tanto su hermano como el otro estaban bien. 

Por su parte, su padre tomaba bajo custodia al mayor haciendo que lo encerraran. En ese momento Alatus era un inútil tras darle lo que necesitaba por el momento, ahora era Xiao quien le interesaba, por ello lo mantendría bajo control de una forma o de otra, y ya sabía como hacerlo. 

Días más tarde. 

- Te dejaré tenerlo, después de todo no me extraña que te hayas enamorado de ese joven. Es hermoso, y pronto traerá al mundo a mi nieto, muy útil ¿ no crees?. - Ese comentario no le agradaba, pero no sabía cómo mantener a salvo a Aether si no fuera por su padre aunque le costara admitirlo. 

Tan solo asintió y se marchó. Se prometió encontrar la manera de liberarlo tanto a él como a su hermana de aquel lugar y sobre todo de aquellos monstruos.

- Buen engaño padre. - Aparecía desde detrás de la escena Alatus, quien fue mandado llamar. 

- No es un engaño. Tal y como he dicho, le dejaré tenerlo. - 

- De eso nada, él es mio incluso lleva a mi hijo. - 

- Exacto. - Sonreía. - Ahora ese joven me servirá para atarlo en corto y hacer que me obedezca. Deberías estar feliz de que tu descubrimiento sirva para algo más que solo darte hijos. - Esto no gustó a Alatus, estaba perdiendo de nuevo contra su hermano menor, si no fuera suficiente que el otro se pareciera tanto a su padre, este ahora conseguía quitarle lo que era suyo. En su interior maldecía al otro, pero no se rendiría, encontraría la forma de vengarse y recuperar lo que le quitaron. 

Por otro lado, se podía ver a los mellizos junto con Aether en el jardín una vez más conversando. Xiao les informaba de lo que había pasado y les convencía para que encontraran una salida. Si querían tener una vida normal sin estar rodeados por aquel tipo de ambiente, tenían que salir de allí aunque vivieran huyendo durante el resto de sus vidas. 

Días pasaban y Xiao se hacía más cercano a Aether, el cual, comenzaba desarrollar sentimientos por el moreno y pensaba que no era correspondido. Es por ello que tan solo se quedaba callado y agradecía los momentos pasados con el otro. En una de las ocasiones, se quedó dormido en su hombro mientras se dedicaban a leer. Kara resaltó que debía sentirse seguro a su lado, Xiao tan solo lo tomó en sus brazos y lo llevó a su habitación, lo tumbó en la cama y se acostó a su lado. Esa noche no se separó de él, aunque recién entrada la mañana desapareciera de su lado sin que el rubio se percatara. Kara al descubrirlo, lo llamó cobarde, pero su hermano tan solo expuso su punto de vista. A fin de cuentas, un asesino como él no era la mejor compañía para alguien como Aether. 


Corazón valienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora