Capítulo 2

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Ya era tarde, y aún no llegaba.

Se preguntaba dónde podría estar, era más de la una y todavía no habían noticias de ella;  habían pasado dos horas. Sus padres estaban de viaje en otra ciudad visitando a familiares, por lo que tuvo que quedarse con su hermana mayor por un par de días. Salió de imprevisto de la casa, diciéndole que saldría por un momento, y le recordó que no le abriera la puerta a nadie.

Veinte de agosto de dos mil tres, en la madrugada. Pasaba el rato jugando con su mascota en su habitación, un gato siamés, mientras esperaba la llegada de Harumi. De pronto, la puerta principal se abre, significaba que su hermana por fin había llegado. Fue a darle la bienvenida a su hermana, cosa que era su costumbre hacer, pero al estar frente a la entrada se percató de que eran sus padres quienes habían llegado a casa.

Fue extraño, ¿ellos no estarían fuera hasta pocos días después?

Ella miraba inexpresivamente a sus progenitores, los cuales tenían un rostro preocupado.

—Hanyuu, tenemos que ir al hospital.

Pensó lo peor, pero no podía estar segura hasta saber qué había pasado. No tuvo otra opción más que ponerse un abrigo largo y negro por encima de su pijama, que era un simple pantalón largo con un suéter de manga larga, y un par de zapatos de trenzas. En el auto, su padre manejaba rápido pero no a una velocidad exagerada, cosa que es típica en él. Podría haber una emergencia terrible, pero jamás rompería ninguna ley de tránsito.

Una vez estando en el hospital, se dirigieron a paso rápido a un lugar, ella solamente se limitaba a seguir a sus padres y leer el nombre de cada pasillo. Se detuvieron en frente de una sala, la cual tenía escrito arriba de las puertas "Identificación", en el pasillo nombrado "Forense".

En la sala de espera, divisó a un señor mayor junto a dos niños de aproximadamente su edad, un chico de cabello corto y rubio, de ojos negros y vacíos, y al lado estaba una chica de igualmente cabello rubio, largo, y ojos color miel. A los dos los había visto antes aunque jamás habían hablado. El señor se levantó de su asiento y recibió a sus padres con una mirada triste.

—La familia Kurobane le transmite sus más sentidas condolencias. —dijo su papá, a la vez que junto con su esposa hacían una reverencia. La mujer al notar que la niña seguía de pie, posa su mano la cabeza de ella forzándola a hacer una.

—¿Dónde está Harumi? —preguntó por su hermana, luego de reincorporarse.

—Con Shinichiro. —respondió el señor.

Al no ver a nadie más ahí, la pequeña no lo pensó dos veces y fue directo a la ventanilla de al lado de la puerta. Ahí estaba su hermana mayor, sentada en una silla con el torso reposando en una camilla. En la camilla pudo reconocer a Shinichiro Sano, el novio de su hermana, o tal vez ahora, ex novio.

Se dio la vuelta y vio a los dos niños de antes, la niña lloraba desconsoladamente, mientras que el niño estaba serio, inexpresivo, con la mirada perdida en el suelo, mientras abrazaba a la que tenía a su lado. Él paulatinamente la miró, y cambió un poco el rostro.

—Oye, tú eres la hermana de Kurobane-san, ¿no? —cuestionó el rubio, la castaña asintió en respuesta.

—Ustedes son los hermanos de Shinichiro —dijo, y el niño también asintió—. Lo lamento.

Era lo menos que podía hacer por ellos, al fin y al cabo "no puede revivir a un muerto"; así era como pensaba. Y si bien, no podía sentir el dolor de otros, al menos podía fingir que se preocupaba. Sin embargo, en un ambiente tan sano como en el que se crió, podía sentir algo de misericordia o lástima por ciertas personas. En este caso, no le preocupaba la gente que sufría por la muerte de Shinichiro, sino que sentía lástima por el mismo Shinichiro. Por más que sea, fue "buen cuñado".

Heathens  ›‏‎‎  Mikey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora