⍣ Capítulo 14 ⍣

2.4K 433 284
                                    

La actualización de hoy será temprano porque tengo un compromiso y voy a ocuparme a la hora que normalmente subo nuevo capítulo. Una disculpa si esto ocasiones algunos problemas. La sorpresa al final del capítulo. 

Capítulo 14

Una maldita cucaracha pasó cerca de ellos y tuvo que reprimir su miedo porque Mewie seguía encima de él. No sabía con exactitud cuánto tiempo llevaban ahí, pero hacia un buen rato que el hombre que tenía en brazos había dejado de llorar. Por un minuto pensó que jamás pararía de hacerlo, pero al parecer sus lágrimas se habían acabado. ¡Gracias Dios!

Sin embargo, Gulf seguía abrazándolo, y a su manera Mewie también. No estaba incómodo al tener el peso inerte del otro sobre él, y tampoco se sintió extraño cuando con calma y tranquilidad empezó a acariciar el cabello oscuro de Mew. Sí, la situación era rara y él estaba actuando raro, pero sentía que eso era lo correcto, que eso era lo que debía hacer.

- ¿Mewie? – preguntó Gulf en un susurro.

- ¿Crees que soy asqueroso? – la voz de Mew se escuchaba tan dañada después de tanto gritar y llorar.

- No – respondió Gulf con sinceridad.

- Dime la verdad – suplicó.

- No recuerdo exactamente a quién se lo dije, pero creo que eres un sujeto fascinante – confesó.

- No creo que la palabra fascinante sea la que mejor me describa –

- ¿Mew? – Gulf se congeló cuando escuchó esa profunda voz.

- No sé qué es lo que me atrae tanto de ti – respondió Mew – tienes algo que me enloquece Gulf, algo que ha movido todo el mundo que cree para mí –

- Tampoco sé lo que me tiene tan fascinado contigo, si eso te hace sentir bien – expresó Gulf extrañamente feliz de poder hablar con el Mew original, porque estaba seguro que era él.

Mew se incorporó un poco porque sabía que estaba aplastando al otro desde hace un buen rato. No obstante, Gulf no soltó su abrazo y lo miró directamente a los ojos.

- Mucho gusto Mew Suppasit – dijo en voz baja – la primera vez que nos vimos tenía una terrible migraña y no pudimos hablar –

- Estuviste llorando ¿Me dirás por qué? –

- Leí tu diario – está vez en lugar de ver enojo, Gulf vio confusión en el rostro de Mew.

- ¿Y eso te hizo llorar? –

- Lo que te hicieron fue horrible Mew, eras un niño, no lo merecías, tú debiste crecer feliz, lleno de amor, del cariño de tus padres... –

- No eres para nada como te imaginé ¿Sabes? – interrumpió Mew sentándose y ayudando a Gulf a sentarse también.

- ¿Y cómo me imaginaste? –

- Frío, calculador, huraño, tosco, inalcanzable – respondió Mew. Llevaba años encerrado en su propia mente y de pronto venía un desconocido que lo hacía llorar y después charlaban como si tuvieran años conociéndose.

- Todavía tengo algo de eso – indicó Gulf – pero con las personas que tienen mi confianza suelo ser – guardó silencio – algo así como una mejor persona –

- ¿Tengo tu confianza? –

- Bueno, hasta ahora has cuidado bien mi trasero, supongo que eso te hace confiable – Gulf encogió los hombros y le regaló una discreta sonrisa.

Mew lo observó y sin poder evitarlo un ligero rubor coloreó sus mejillas. Sabía que el otro hombre se daría cuenta, pero aun así no mencionó nada.

Enemigo PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora