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Por fin, después de más de cuatro horas, llegó la luz. No se imaginan el maldito calor que hace aquí donde vivo, casi muero... bien exagero, pero fue horrible. Y ya saben, lamento la demora. 

Gracias por estar aquí veintitrés días. Les agradezco mucho su apoyo, sus comentarios, sus votos y que recomienden mi trabajo. Espero haber cumplido con las expectivas de las personas que me pidieron la historia. Pero después de Contrabando y traición y Enemigo perfecto, me alejaré un poquito de historias de mafia y cosas así. Esperen mi nuevo proyecto, al final del capítulo les daré más detalles. 

Capítulo 22

Gulf podía ser todo amor y dulzura, pero no dejaba de ser un hombre con un pasado lleno de mafia, poder y ambición. Su lado tierno y amable, y hasta ridículamente romántico solo era usado con y para Mew Suppasit. Nadie más se había ganado el privilegio se conocer ese lado tan absurdamente dulce ese hombre que vestía de negro de pies a cabeza. Y lo seguiría haciendo por el resto de su vida. 

Pero con sus enemigos, con personas en las que no confiaba y las que se atrevían a hacerle daño, ¡Ja! con ellos, la palabra piedad no existían en su vocabulario. Y justo ahora, cuando empezaba a ser feliz con Mew, no iba a dejar que nadie se entrometiera en su camino, absolutamente nadie.

No se sorprendió cuando vio a ese maldito alacrán traicionero*, sentado en el sillón con los brazos detrás de la nuca. Había deseado tanto encontrarse con él para borrarle de la cara esa estúpida sonrisa burlona que se formó en su maldita boca en cuanto lo vio entrar. Iba a actuar rápido, no tenían mucho tiempo para preparse antes de abordar el avión que los sacaría definitivamente de esa miseria con la promesa de iniciar una nueva y mejor vida.

(*Se hace alución a la fábula del alacrán y la rana que intentan cruzar el río)

- Vamos – indicó Gulf haciéndole una señal para que lo siguiera fuera de la habitación.

- ¿Y Mew? – preguntó el otro al ver solo a Gulf.

- Yo me encargo de los asuntos de ambos, así que mueve tu maldito culo de una jodida vez –

- Tan renegado como siempre – se burló el hombre – pero ya no eres más mi jefe, y no pienso obedecer tus instucciones, dije que quería hablar con ambos pero en realidad me interesa más Mew que tú –

- Lo sé – Gulf cerró la puerta y se cruzó de brazos con una sonrisa socarrona – lo supe desde que no dejabas suspirar por él cuando fue a buscarme a mí, a mi casa – si había alguien que hacía que los celos se Gulf lo hicieran hervir de rabia, ese era Hui, su maldito y muy traidor antiguo asistente.

- También me di cuenta que quedaste a sus pies desde ese día, pero no querías reconocerlo, jefe – esa última palabra había sido dicha con sarcasmo.

- Quería, tú lo has dicho, pero ahora lo reconozco, y no solo eso – se mordió el labio y levantó la barbilla como gesto de superioridad – estamos juntos, y es jodidamente ardiente en la cama, ese hombre es pasión por donde lo quieras ver así que, no te sigas haciendo ilusiones pedazo de idiota, Mew Suppasit es mío –

- Eres tan frío y malhumorado que seguramente lo aburrirás en la cama como al resto de tus conquistas de una sola noche – Hui soltó una carcajada al ver la expresión de enfado de Gulf - ¿Qué? ¿Acaso creías que eres tú él que los abandonaba? – bufó burlándose – lamento destruir tu ilusión pero en realidad no eras capaz de complacerlos como yo lo hacía, así que... - Gulf lo interrumpió antes de que hiciera hablando.

- ¿De verdad te tirabas a mis amantes después de que yo los usara? – sonrió de lado – ¡Joder! no pensaba que fueras tan imbécil, no eres más que un pobre diablo que siempre estará detrás de los verdaderos hombres con poder – Gulf aplaudió completamente complacido – no cabe duda de que eres un perdedor –

Enemigo PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora