⍣ Capítulo 10 ⍣

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Capítulo 10

Su mente estaba hecha un lío. Pero no era un desorden en el mal sentido, su falta de estructura mental esta vez tenía nombre y apellido: Gulf Kanawut. Y es que ese hombre lo estaba volviendo loco porque sencillamente no encajaba en sus parámetros. En ninguno. Y aunque era la primera vez que varias de sus personalidades querían poseer su cuerpo físico al mismo tiempo, MewMew trató de tener el control.

El adolescente de dieciséis años, era la entidad que hablaba directamente con el verdadero y original Mew. Las otras no lo hacían, Mew no quería, tener contacto con ellas le provocaba un estrés emocional terrible, y es que les había dado tanto poder que sencillamente, él tampoco podía con ella, sin embargo,  era consciente de cada una de sus acciones. La cosa con MewMew era distinta, él fungía algo así como su guardián, y no dejaba que nada le pasase, aunque era muy raro que el Mew original quisiera tener contacto con alguien pues ni siquiera con su hermano Kavi hablaba.

- Quiero estar solo – una voz suave pero taciturna, se escuchó en la oscuridad de la habitación de Mew. Con esa sencilla orden, el Mew real "bloqueaba" de alguna forma a sus personalidades. De pronto, todo en su cabeza dejó de existir y enfocó su atención en la pantalla del ordenador que tenía frente a su cama.

Parecía que Gulf ya estaba dormido. Se había acostado boca abajo y con sus brazos rodeaba la almohada. Era un hombre... cautivador. Todas sus personalidades sentían cierta atracción por él, de diferentes formas, pero sin duda estaban como hipnotizados por aquel malhumorado mafioso. Aunque debía reconocer que después de la charla con su hermano, algo había cambiado en Gulf, por supuesto que lo había notado y, si Kavi y el mismo Gulf pensaban que era un idiota, estaban muy equivocados.

Si Gulf Kanawut sabía sobre MewMew y quería hablar con todos los demás, era fácil deducir que Kavi le había dicho algo... o tal vez, le había dicho todo. La cosa era que no estaba enojado con su hermano, pero tenía curiosidad de saber qué tanto le había contado y por qué Gulf, en lugar de temer o mofarse de su condición, quería conocer a "los chicos". Jamás había ocasionado ese efecto en alguna persona.

Una mueca apareció en sus labios. Tenía años que no aparecía una especie de sonrisa en su rostro. No al menos desde que su padre empezó a tocar su entrepierna cuando tan solo tenía cuatro años y él...

"Ya basta Mew", escuchó la voz de MewMew en su mente. Esa identidad siempre detenía sus pensamientos oscuros porque de no hacerlo, era posible que cayera en un estado de shock de donde sería difícil sacarlo.

Volvió a mirar a Gulf a través de la pantalla y se preguntó si sería buena idea confiar en él y tal vez dejar que hablara con el resto de sus personalidades. No entendía porque la vida tenía que ser tan complicada para él, por qué había tenido que tener una existencia tan jodida que muchas veces prefirió morir.

- Gulf Kanawut... - susurró Mew y no apartó la mirada de la pantalla por el resto de la noche.

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No había nada mejor que despertar y poder estirar el cuerpo para sentirse más descansado. Después de varios días de dormir incómodamente, había podido pasar una buena noche con la libertad de acomodar sus brazos y sus piernas como él deseaba. Pudo por fin dormir boca abajo, esa era su posición favorita, así que suspiró relajado.

Abrió los ojos y Mew ya tenía encendida la televisión. Debía decirle a ese hombre que él no solía mirarla y mucho menos era un sujeto que viera películas. Gulf era más de actividades al aire libre cómo la caza o algún deporte que si bien no podía practicar como él quisiera, el patio de su mansión le servía bastante bien.

Enemigo PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora