Enemigo Perfecto

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Capítulo 6

Fue terriblemente humillante y jodidamente vergonzoso que Mew le diera de comer en la boca. ¡Por favor! no un niño de cinco años, además ¿De qué iba todo aquello? "Por seguridad", el asesino no quiso soltar sus muñecas. Así que a regañadientes y más cabreado que antes comió el delicioso bistec que su captor había preparado. Tenía que admitir que cocinaba muy bien.

- Dime por favor que has puesto veneno en la comida – pidió Gulf con seriedad.

- Por supuesto que no haría algo así – el semblante de Mew cambió de alegre a nostálgico - ¿Por qué te interesa tanto morir? – cuestionó mirándolo a los ojos.

- No me interesa morir Suppasit, pero si ya me has atrapado, no entiendo porque simplemente no me matas –

- Ya te lo dije – Mew se puso de pie dejando a Gulf sentado en el banco.

- ¿Cuánto tiempo vas a tenerme así? –

- No lo sé – sacó un frasco de pastillas de uno de los cajones y tomó dos.

- ¿Te drogas? – preguntó Gulf.

- No – respondió Mew – y no quiero responder más preguntas -

A Gulf lo confundía terriblemente la actitud tan inconsistente de Mew. Tenía ratos en donde era todo amor y paz, momentos en los que se veía preocupado por él y lapsos en donde lo miraba con odio y rabia, y por Dios, no llevaban ni veinticuatro horas juntos. Estaba seguro que Mew se drogaba y esas sustancias hacían estragos en su cerebro. Por eso mismo él no lo hacía, las drogas eran malas para la salud, y si las vendía era solo por las jugosas ganancias que dejaban.

Sin embargo, los pensamientos sobre si su secuestrador consumía o no estupefacientes tuvieron que verse interrumpidos porque el sujeto en cuestión se había acercado a él para tomarlo en sus brazos y cargarlo cual damisela en apuros.

- ¿Qué demonios crees que haces Suppasit? –

- Te llevo a tu celda – respondió Mew – necesito trabajar y no puedo hacerlo delante de ti –

- ¡Bájame en este mismo instante! –

- Estas atado de pies y manos y así te quedarás hasta que decida que hacer contigo – Mew siguió caminando por el pasillo con Gulf en sus brazos – no pienso correr el riesgo de que te escapes, así que te aviso que la puerta de la habitación es cien por cierto de acero, integrada además con otra placa de acero balístico en su interior, tiene una capacidad de blindaje nivel tres para armas cortas y nivel cinco para armas largas, además es resistente al fuego y a explosiones – le explicó Mew.

Gulf no dijo nada mientras seguía en los brazos de Mew. Tan solo deseaba que el sujeto lo bajara y se alejara de él, era un completo imbécil y lo aborrecía más que hace cinco minutos atrás. 

- Solo hay una ventana alta pero el cristal es de doble capa y está blindado, nada puede escucharse desde afuera –

- Estamos en el piso once Suppasit – comentó en tono de elemental.

- Solo te explico cómo son las cosas por aquí – dijo el mayor rodando los ojos.

- No necesito tus malditas explicaciones, solo haz lo que tengas que hacer y acabemos con este juego – volvió a pedir. 

Mew abrió la pesada puerta de la habitación en donde mantendría a Gulf. Lo aventó a la cama y salió sin decir una sola palabra. Tenía mucho que pensar para poder decidir qué hacer con Gulf. Su Gulf, su víctima, su rehén.

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El mismo olor nauseabundo del restaurante de comida china entraba por sus fosas nasales provocándole severas arcadas. No lograba comprender porque Sanya Chanthara lo citaba en ese lugar tan insalubre y maloliente. ¿Era esa su madriguera? ¡Pues era asquerosa!