Capítulo 47: Latidos de corazón

172 10 9
                                    

NELLY JONES

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

NELLY JONES

Pase casi todo el recreo en detención, más bien; pasare en detención todo el día. Me habían mandado al aula de castigo, un lugar donde estaba casi al fondo de la institución. No había nadie, solo estaba yo, sola en esas cuatro paredes blancas llenas de carteles coloridos.

Las sillas estaban al fondo, todas apartadas de las pocas que estaban en el centro del salón. Eran como cinco sillas que estaban aquí puestas, yo solo deje mis cosas en una de ellas. No me senté en la silla por que me mataba de aburrimiento.

Me habían puesto como castigo estar encerrada hasta el final del día. No había nadie que me supervisara por que estaba bajo llave, y lo bueno que no habría nadie para que me molestara.

En estos momentos me encontraba sentada en el frio piso, con mis anteojos puesto y el libro que estaba a medias empezando. Me estaba encantando leer un libro que no se tratara de historias antiguas o guerras que fueron provocadas por la iría.

Era más que todo un amor agridulce lleno de emociones, que en tu corazón va dejando caer cada capa roja. Llenándote de un vacío en tu interior. Sabia como terminaba por haber visto la película, pero no sabia como todo esto estaba escrito, en cada pagina y como sientes esa sensación extrañar de sentimientos.

De estar llenándome de esa historia, escuche como alguien tiraba pequeñas rocas en ese vidrio de las ventanas. Pensaba que era nada mas que personas alrededor de ese lugar, pero ese sonido seguía y no paraba sin cesar.

—¿Pero qué carajos?

Me levante. Estaba irritada de escuchar ese sonido.

Parpadee varias veces al verlo ahí, pensando que era mi imaginación, pero era real.

—¿Nathan?

Murmure.

Estaba ahí parado, sosteniendo un cartel blanco con palabras escritas en marcador negro. Miré y leí detalladamente ese cartel.

"Feliz de dia San Valentin, Princesa".

Sonreí como tonta.

Me asome más a la ventana, note que había una trampilla para abrirla. Eran ventanas corredizas, pero tenían seguro para que no se abrieran, si no fuera por esa trampilla no hubiera abierto con tanta emoción para verlo mas de cerca.

Por lo tanto, él se acercó.

—Hola, princesa.

Dejo el cartel en el suelo y levanto una cesta hermosa. Llevaba un bello ramo de preciosas margaritas.

« Amo las margaritas. »

—¿Qué es todo esto?

Pregunte ansiosa. No sabía cómo reaccionar, estaba embobada de ese detalle de él.

The Crush © [ En proceso ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora