EPÍLOGO

222 13 2
                                    

Serena estaba dejando todo listo en Cartagena, en su trabajo y en su casa, (la que prácticamente compartía con Zafiro) para irse de viaje esa misma semana, Lita la había invitado al bautizo de su bebé, que tenía tres meses de haber nacido y por supuesto que iba a ir. Para Serena y los demás ya había pasado más de un año y en aquel año habían pasado muchas, muchas cosas…

En la oficina y llena de trabajo, escuchó que le dijo mientras entraba a su oficina…

—Hola, mi amor, ¿estás muy ocupada?

—Un poquito. —Le respondió mientras él llegaba con ella, le daba un corto beso y seguía revisando unos papeles—No encuentro las facturas de los que nos surten el licor y las necesito urgentemente. ¿De pura casualidad usted no las tiene?

—Sere, mi amor, ¿es en serio? —Le preguntó muy sonriente mientras tomaba asiento frente a ella —¿Cuántas veces te pido que me tutees? Ya vamos a cumplir un año de novios y sigues tratándome de usted.

—No es nada contra us, no es nada contra ti. Lo que pasa es que me cuesta mucho trabajo tutear, eso es todo; me siento como una gomela tuteándolo, no me gusta.

—¿Pero si puedes devorarme en una cama hasta la saciedad?

—¡Zafiro!

Se puso roja de la pena mientras él se reía, no paraba de reírse mientras Serena se avergonzaba.

—¿Cómo se le ocurre decir esas cosas aquí en la oficina? ¿Qué tal alguien nos escuche, ah? Que pena.

—No entiendo como es que puedes avergonzarte tanto por eso…

—Zafiro…

Le pidió Serena inquieta cuando él se levantó de silla, llegó con ella y se inclinó a su altura, quedó muy cerca de ella…

—Pero ser tan sensual e insatiable when we are in the bed…

—Mi amor, no me diga esas cosas acá que bueno, usted sabe.

—Vámonos para la casa entonces. —Le pidió muy sonriente mientras se le acercaba al rostro y quedaba cerca de sus labios, mientras veía como Serena se iba inquietando ante su proximidad. Luego le dijo antes de besarla… —No sabes como me gustaría hacerte el amor aquí y sobre este escritorio, pero, mi amor, dada la forma que tienes de hacerlo no se puede…

Serena no pudo decir nada más porque él se apoderó de sus labios con violencia. Respondiendo a su beso de la misma forma y entrelazando sus manos en su cuello mientras se levantaba de la silla y él la abrazaba por la cintura, estaba pensando seriamente en aceptar su propuesta de hacer el amor ahí, sobre su escritorio y en la oficina, pero no se podía. Por eso y deteniendo el beso, con la respiración entrecortada, muy agitada y excitada, lo miró a los ojos y le pidió que pararan.

—¿Por qué? Mira nada más cómo me pusiste.

—Zafiro… —Le dijo mientras él tomaba su pequeña mano y la ponía sobre sus partes íntimas, sobre su pene que estaba muy hinchado aún con la ropa puesta—usted siempre que entra a esta oficina es a esto, a desconcentrarme. No moleste más y ayúdeme a buscar esas facturas, tenemos que pagarlas y hacer pedido para este fin de semana.

"Yo soy Sere, la fea"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora