Capítulo 22

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Serena ya tenía más de una semana en Cartagena y cada día en esa bella ciudad turística era una fiesta; entre comillas, la verdad era que trabajaba mucho pero así como trabajaba mucho también se divertía, sobre todo cuando estaba con Zafiro.

Sin importar que él le había confesado sus sentimientos, lo que sentía por ella, seguían siendo amigos y de los mejores, de aquellos que pocas veces se encuentran en la vida… siendo esa una de las muchas noches que salían la estaban pasando de maravilla…

—Vamos, Sere, anímese, tómese un trago con nosotros.

—No, no, Hotaru, —negó con una sonrisa mientras aquella hermosa muchacha le ofrecía la bebida—muchas gracias pero no bebo, así estoy bien.

Serena estaba en la playa, en una fiesta en la playa con un grupo de músicos que tocaban alegremente la música de la zona, en compañía de varias personas. Estaba Luna, amigos de Luna, Michiru con su esposa, Haruka, Hotaru Tomoe, una de las mejores modelos del país y Zafiro, que no hacía más que estar pendiente de ella, que Serena no lo sabía pero buscaba ansioso una oportunidad con ella.

En la playa y divirtiéndose mucho, aún se resistiría a beber, no quería que le pasara lo de la última vez…

—Sere, no sea así, tómese un trago conmigo que mañana me voy de gira por Europa y quién sabe cuando nos volvamos a ver. ¿Sí? Uno, por mí, ¿sí?

A Serena le dio pena seguir rechazando el trago que Hotaru tan insistentemente le ofrecía y recibiendo aquella copa de tequila no sabía lo que le iba a pasar…

Una hora después y con media botella menos…

—¿Por qué? ¿Por qué me tuvo que hacer lo que me hizo, ah? ¿Por qué? Yo me conformaba así, con amarlo de lejos ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué me tuvo que hacer tanto daño, doctor?

Serena estaba ebria, muy ebria. Sentada frente a Zafiro mientras los demás charlaban y bebían, mientras otros bailaban, confundía a su acompañante con él, con Darien; y lo peor no era que estuviera confundiendo a Darien con Zafiro (sin importar el parecido) era el cómo lo estaba haciendo, no hacía más que llorar… que reclamarle por lo que le había hecho. Obviamente Zafiro estaba muy confundido.

—¿De quién hablas, Sere? ¿Quién es ese doctor del que hablas? ¿Qué fue lo que te hizo?

—Aléjese de mí. —Dijo Serena mientras no lo podía evitar, mientras no podía dejar de llorar y buscaba cubrir su rostro, sus lágrimas. Pero Zafiro que se sintió mal por ella, le quitó las manos del rostro y le volvió a preguntar qué le pasaba —¿Y todavía pregunta? Usted no es más cínico porque no puede. ¿Cómo que de qué estoy hablando? De lo que me hizo, de eso estoy hablando.

—OK, OK, empecemos por lo básico.

Le dio Zafiro tratando de entender qué era lo que estaba pasando.

—¿Quién soy? ¿Cómo me llamo y qué fue lo que te hice?

Serena, aún sin poder dejar de llorar, dándole una risa sarcástica ante su descaro, su cinismo, lo miró y le respondió…

—Usted es Darien Chiba y es, perdón, —Rio sarcástica de nuevo —era mi amor platónico, el amor de mi vida hasta que me hizo lo que me hizo. ¿Cómo pudo, ah? ¿Cómo? Usted sabía que yo era incondicional con usted.

Serena se levantó de la silla, se limpió las lágrimas con rudeza y le reclamó con enojo. Zafiro se levantó igualmente para quedar frente a ella, se asustó al verla tan molesta y se preocupó, la veía tan inestable que le preocupaba que se cayera.

—No entiendo, Sere. ¿Por qué estás tan enojada con ese tal Darien? ¿Qué fue lo que te hizo?

—¿Le parece poco haberse puesto en el trabajo de hacer que yo me enamorara de usted y todo para que yo no me quedara con su empresa? No, eso jamás se lo voy a perdonar. Nunca le voy a perdonar que se haya burlado de mí de esa manera, que me hubiera engañado, que me hubiera hecho creer que me amaba al punto de…

"Yo soy Sere, la fea"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora