Capítulo 11

655 50 8
                                    

—Andrew, lo estuve pensando y usted tiene razón, me va tocar enamorar a Serena para que no se quede con mi empresa.

—Sabia decisión, mi estimado presidente, pero venga, tengo curiosidad. ­—Le preguntó sentado frente a él en su oficina mientras Darien apretaba su pelota anti estrés y lo miraba con seriedad—¿Qué lo hizo cambiar de opinión?

—Son muchas cosas la verdad.

Se levantó de la silla y fue con él.

—Es que creo que usted puede tener razón; no el lo de que Serena se quedaría con la empresa, en que me traicionaría por puro cuento de gusto, sino en lo de que cualquiera empezaría a verla bonita con ese montón de plata que tiene. Con decirle que hasta yo la estoy viendo divina.

Ninguno de los dos lo pudo evitar, se pusieron a reír por igual.

—Darien, por favor, sea serio. Usted ni bebiéndose una licorería vería a Sere divina. Usted es de gustos finos. Eso todo el que lo conoce lo sabe. Deje de jugar y dígame, ¿Por qué le entró la paranoia ahora? ¿Por qué no antes? ¿No pues que el tal Seiya no representa ningún peligro?

—Serena nos tiene en sus manos, me tiene en sus manos; acuérdese que ella tiene la prenda sobre establecimiento comercial de Mundo Moda, que estamos endeudados hasta el cuello con su empresa y que si ella quiere, nos puede dejar en la calle.

—Dígame algo que no sepa. Darien, eso es cuento viejo.

—Gracias a que nos caímos con ese negocio de panamá....

—No vamos a empezar. —Se levantó de la silla molesto también—Quedamos en no pelear más por eso, estuvimos de malas, hermano, ¿Qué hacemos? En este país el contrabando es cosa de todos los días, pero no, justo nos tenían que caer a nosotros.

—Como haya sido. Gracias a que ese negocio se cayó yo quedé peor de lo que estaba. No solo tengo que cumplir con los dos mil doscientos millones que nos prestó para poder sacar la colección pasada, sino que ahora le debo otros dos millones de dólares y parece que esto no va a tener fin.

—Pero es que usted no me ha contestado la pregunta. ¿Por qué? ¿Por qué le entró la desconfianza ahora y no antes? Usted siempre me ha dicho que Sere sería incapaz de hacerle una jugada a usted, ¿fue que cambio de opinión o qué? Cuente, —se empezó a reír—¿pelearon?

—Todo lo contrario, estamos muy bien. La última vez que nos vimos fue muy comprensiva conmigo. Yo le hablé de mejorar sus condiciones pues porque está prácticamente manejando dos empresas, pero me dijo que no, que así como estaba, estaba muy bien.

—¿Entonces?

—Lo que le dije es en serio. —Le dijo sonriente—Yo he empezado a ver a Sere bonita.

—Váyase para su apartamento y descanse, usted lo que debe estar es enfermo, hasta fiebre de tener, porque esta alucinando, está hablando incoherencias.

—¿Usted alguna vez ha enamorado a una mujer fea? Pero fea, fea, ¿de las dimensiones de Serena?

—Jamás. —Le dijo mientras se reía y ambos se sentaban en un cómodo sofá que Darien tenía en su oficina—Dios me libre de cometer un sacrilegio como ese.

—Bueno, pues por eso. ¿Qué chiste enamorar modelos o mujeres divinas? Ellas apenas me miran caen rendidas, yo prácticamente no tengo que hacer nada. Pero con Sere...con ella es diferente. Ella no se deslumbra ni por mi carro, ni por el estado de mi cuenta, ni por la ropa que lleve puesta. Por lo poco que la conozco ella no se deja deslumbrar por esas cosas.

—Usted me está empezando a preocupar de verdad. —Le dijo serio y sin dejar de mirarlo con duda—¿Está hablando en serio?

—Sí, piénselo, Furuhata, con eso matamos dos pájaros de un solo tiro, nos aseguramos que no va a llegar otro más abeja a conquistar a mi Sere, y por otro lado podemos averiguar qué tan difícil seria enamorar a una mujer tan fea como ella.

"Yo soy Sere, la fea"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora