Capítulo 15

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Serena iba en el auto con Darien de camino al evento de Michiru Kaio, una de las modelos mejor pagadas y más reconocidas del país, uno de los tantos amores platónicos de su ex jefe... de ahí que ella hubiera aceptado acompañarlo al evento. Cuando él le dijo que se trataba de Michiru lo entendió todo, bueno, según ella, desconocía por completo las verdaderas intenciones de Darien. Serena conocía a Michiru de antes, cuando trabajaba como asistente para Darien, y sabía perfectamente que él botaba la baba por ella.

—Ah, que pereza, mi papá otra vez.

Darien rio de verla tan molesta por eso, por una de las acostumbradas llamadas de su papá; le recordó un poco a su misma situación, solo que la de Serena era más fácil, pensaba él mientras detenía el auto, un semáforo. Darien pensaba que era más fácil calmar al papá de Serena que a Rei y le daba mucha risa pensar en aquella comparación. Sin poder ocultar la risa escuchó cuando le contestó.

—Hola, papá; no, apenas vamos para el evento. No se preocupe, papá, don Darien me lleva.

—Si quiere pásemelo, Sere. —Le dijo sonriente y compadeciéndose un poco de ella, se podría decir que Darien era experto en domar bestias—Yo hablo con él.

—No, no, ¿Cómo se le ocurre, doctor? Qué pena.

Le contestó mientras tapaba la bocina del celular para que don Kenji no la escuchara.

—Sí, papá, tranquilo. Si don Darien se ocupa y no me puede llevar a la casa yo lo llamo para que me recoja. Bueno, sí señor, yo lo llamo cualquier cosa. Chao papá.

—Me lo hubiera pasado, Sere.

—No, doctor, ¿Qué tal? No, qué pena con usted. —Le respondió mientras Darien arrancaba el auto de nuevo y ella guardaba el celular en el bolso—Mi papá es muy cansón, donde se lo hubiera pasado lo hubiera tenido en el teléfono mínimo media hora.

Darien reía y lo hacía sinceramente, la realidad era que él se identificaba mucho con Serena, al parecer ninguno de los dos era dueño de su propia vida, por lo que le parecía ninguno de los dos podía estar verdaderamente en paz... riéndose de aquella situación que le resultaba tan familiar, la alegría le iba a durar poco. Esa vez el que sonaba era su celular...

—Uy, su novia. Contéstele, doctor. Donde no le conteste, mejor dicho...

—No, ahora que lleguemos la llamo de allá. ¿Se imagina donde conteste el teléfono y me vea un guarda de transito? No, olvídelo. Yo no me voy a hacer multar y todo por darle gusto a ella, que espere.

—Doctor, —dijo Serena al ver la insistencia de Rei, el celular no dejaba de sonar—yo creo que es mejor que se estacione donde pueda y le conteste. Con decirle que yo creo que es más fácil lidiar con mi papá que con su novia.

Rio y él con ella.

—Yo sí creo, pero no, de malas, que espere. ¿Qué puede ser tan urgente? Si algo que me deje el mensaje. Bueno, ya como que se cansó. Gracias, Serena.

—¿Por? Todavía no hemos llegado al evento. —Rio Serena al pensar de lo que, según ella, se trataba esa salida—Todavía no le he hecho el favor que necesita.

—No, no por eso. Le agradezco que esté haciendo un esfuerzo, que diga que Rei es mi novia y no mi mujer, muchas gracias, se lo agradezco mucho. No sabe la presión que siento cada que me dicen eso. No lo soporto.

—No se preocupe, doctor, antes que pena que me cueste tanto trabajo. —Sonrió—Don Darien, aquí entre nosotros y sin que se ofenda, yo de verdad no entiendo a usted por qué le molesta tanto que le digan eso. Usted lleva viviendo con ellas dos años y se van a casar. ¿Por qué se siente tan presionado cada que le dicen que doña Rei es su mujer si prácticamente ya lo es?

"Yo soy Sere, la fea"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora