16. Pʀᴏᴘᴜᴇsᴛᴀ ᴀ Mɪʀᴀᴢ

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Edmund.

—¡Rey Edmund!—Unos toques algo desesperados me fueron despertando.—Necesitamos que venga a ver esto.

Abrí un ojo notando que todavía no salía el sol por completo, sentía  algo tibio contra mi espalda y un brazo rodeando mi abdomen; además de una respiración lenta chocando contra mi nuca. Desorientado, me removí hasta quedar cara a cara con René, en ese momento todo quedó en el olvido, solo sentía su calor rodeando todo mi cuerpo. Sus pocas y largas pestañas descansaban sobre sus mejillas sonrojadas, con pecas que salpicaba por todo su rostro, su mandíbula afilada y sus labios carnosos; era en lo único que me concentraba en ese momento y en su firme agarre a mi cintura. No había una guerra, no escuchábamos las discusiones de Peter y Caspian. Solo era él y yo.  

—¿No irás a ver qué pasa? El pobre ha estado así desde hace un rato—Murmuró René con voz ronca. Me sobresalte. En todo este tiempo estuvo despierto y en todo este tiempo no le quité la mirada de encima. Me quedé quieto.—Está vez no aplica lo de: si me quedo quieto no me mira.—Abrió un sólo ojo, supongo que al ver mi cara de confusión volvió a hablar—No lo entenderías, después te lo explico. Ahora ve y atiende la puerta que puede ser urgente—René sonrió y apartó su brazo de su brazo.—Y peinate ese cabello—Me levanté de la mientras me acomodaba el cabello y escuchaba como se reía a mis espaldas. 

Agarre la armadura que había dejado a un lado de la puerta, presentía que lo iba a necesitar. Abrí la puerta dejando a la vista al sátiro que nos habíamos topado la  noche anterior, el que tenía cargando hierro en los brazos.

—Disculpe las molestias, rey Edmund. Lo busqué con René pero él tampoco contestó al llamado...—Levanté una ceja al ver como miraba sobre mi hombro, volteé y me encontré a René subiendo un poco la camisa; mostrando su abdomen y el vendaje que le había puesto. Ni intente disimular y le tape la vista -muy buena, no lo voy a negar- con mi cuerpo. El sátiro parpadeo un poco y prosiguió:—Siento mucho el interrumpir su descanso pero tiene que ver esto, se trata de Miraz y su tropa.

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Narrador.

Peter estaba sentado en la mesa de piedra, mirando con interés y nostalgia a la gran figura del gran león. Lucy en silencio caminó y se sentó a lado de su hermano mayor. Se quedaron callados por unos segundos.

—Tienes suerte, Lucy.—Peter rompió el silencio, la menor lo miró confundida.

—¿De qué hablas?

—Tu pudiste verlo, incluso René lo vió ¿Por qué yo no?—Dijo con la mirada perdida—Desearía que me hubiera dado alguna prueba.

Lucy se quedó mirando un segundo al león que estaba retratado en la pared mientras pensaba.

—Tal vez la prueba se la debamos dar nosotros—Lucy dio una sonrisa a medias mientras abrazaba el brazo de su hermano, tratando de reconfortar. 

Edmund apareció con el rostro preocupado y con sudor en la frente. 

—Pet, tienes que ver esto.

Peter y Lucy se miraron para levantarse y echar a correr a lo más alto de la fortaleza. Cuando llegaron los tres reyes, ya Caspian, Susan,  Rene y los demás nanianos estaban viendo cómo decenas del ejército de miraz venían marchando, alzando banderas telmarinas. Los hombres jalaban grandes catapultas, y si no fuera poco; llegaron más soldados montados en caballos.

Entre los cinco (reyes, príncipe y Rene) se miraron con preocupación y sorpresa.

René.

¿Esᴛᴏʏ ᴇɴ Nᴀʀɴɪᴀ? (Mᴀʟᴇ Oᴄ x Eᴅᴍᴜɴᴅ Pᴇᴠᴇɴsɪᴇ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora