En lo profundo del bosque se escuchaban los gritos y disgustos de los narnianos, rodeando al pobre príncipe que terminaba de explicar lo sucedido.
"¡Matenlo!", "Telmarino" y "Mentiroso"; eran alguno de los insultos que se dirigían al príncipe.
—¡Lo único que comprueba este cuerno es que nos robaron otra cosa!—Gritó enojado Nikabrik, el enano.
—¡Yo no me robé nada!—Se justificó Caspian.
—¿No te robaste nada?—Llamo la atención un minotauro—¿Te digo lo que nos han quitado los telmarinos?—Aguito su hacha.
—¡Nuestras casas!—Grito una centaura.
—¡Nuestra tierra!
—¡Nuestra libertad!
—¡Nuestras vidas!
—¡Ustedes nos robaron Narnia!
—¿Me hacen responsable de todos los crímenes de mi pueblo?—Protesto Caspian mirando a todos los narnianos.
—¡Responsable y digno de ser castigado!—Nikabrik se acercó amenazante.
—¡Que ironico que lo digas tu, enano!—Salió el ratón entre la multitud desenvainando su espada—¿Olvidaste que tu pueblo peleó al lado de la bruja blanca?—Le recordó al enano, apuntándole.
—Y lo volvería a hacer para deshacernos de estos bárbaros.—Afirmó enfurecido.
—Entonces que bien que no la puedes traer de regreso.—Se metió el Tejón a la discusión—¿O sugieren que este chico pelee contra Aslan?
Los narnianos emitieron rugidos, sacudiendo sus armas en negación.
—Quizá lo hayan olvidado, pero los tejones nos acordamos—Levantó un dedo con mirada severa—Narnia solo ha prosperado cuando nos gobernaba un hijo de Adán.
—¿Para qué queremos a un telmarino de rey?—Nikabrik levantó ambos brazos con desesperación, y nuevamente los narnianos se pusieron a su favor.
—Porque les puedo ayudar—Dijo Caspian convencido.
—¡Es un truco!—Gritó alguien de la multitud.
—¡Al menos déjenlo hablar!—Y con eso todos callaron.
—Fuera del bosque soy un príncipe. El trono telmarino me pertenece, ayúdenme a reclamarlo y traeré la paz entre nosotros—Prometió el joven príncipe.
—Es verdad. El momento es propicio, miro a los cielos.—Habló un centauro caminando alrededor del telmarino—Me corresponde mirarlos así como a ti corresponde recordar.—Se detuvo al frente de Caspian, mirando a cada uno de los suyo—Tarva, el señor de la victoria y Alambil, la dama de la paz se han unido en los cielos.—Y por fin paró su mirada al Príncipe—Y ahora aquí, un hijo de Adán se nos ha presentado ofreciendo nuestra libertad.
—¿Será posible? ¿De verdad crees que pueda haber paz? ¿En serio?—Preguntó una voz desde los árboles, una ardilla.
—Hace dos días no creía que existieran animales que hablaran—Empezó su discurso Caspian.—ni enanos, ni centauros. Sin embargo aquí están, mas fuerte y numerosos de lo que los telmarinos nos podíamos imaginar. No se si el cuerno sea mágico o no, pero nos ha juntado—Hablo mientras mostraba el cuerno—Y unidos podemos recuperar lo que es nuestro.
—Si tu nos guías, entonces, mis hijos y yo...—Desenvaino su gran espada, sosteniéndolo a la altura de su rostro—Te ofreceremos nuestras espadas.—Siendo imitados por sus hijos y narnianos, en señal de apoyo.
—Y te ofrecemos nuestras vidas, sin reservas.—Mencionó Reepicheep, dando una elegante reverencia.
—El ejército de Miraz no está muy lejos—Aviso buscatrufas.
—Si queremos estar listos, decidido. Seguramente llegarán pronto—Se dirigió al centauro.—Necesitamos reunir soldados y armas.—Caspian comentó.
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A lo mejor si me ánimo ha hacerla de la segunda generación, pero lo empezaré a subir cuando finalicé está historia, y voy más o menos a la mitad :D
