Contigo hasta el final

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Una serie de afortunadas casualidades, permitieron que Laurens se reuniera con lo que quedaba del grupo de asalto. De los cinco agentes infiltrados de la mano de la serpiente, solo dos escaparon de las instalaciones del sitio.

Laurens miró por el retrovisor a las dos camionetas negras blindadas persiguiéndolos y que estaban por darles alcance. Se apretó el costado, tratando de parar la hemorragia y ahogó un grito de dolor.

—¿Aun la tienes? —preguntó entre quejidos a su compañero.

El otro hombre sin despegar la vista del camino asintió.

—Prefiero morir, que pasar el resto de mi vida en una jaula.

Laurens compartía ese sentimiento y pensó en el doctor Eckhart deseando que su jefe tuviera mejor suerte, luego tras un largo suspiro, hizo acopio del todo el valor que le quedaba y tomó entre sus manos la granada explosiva que el conductor le ofrecía.

*****

El doctor Vélez sudaba profusamente,  daba largos y rígidos pasos mientras era conducido a la salida por un grupo de guardias armados. La conversación que había tenido con sus superiores unos minutos atrás aun daba vueltas en su cabeza.  

Solo el ruido de una explosión y el humo alzándose en el horizonte, lo distrajo de sus pensamientos. Ojala con esa explosión todo hubiera terminado, de lo contrario, tendría que encontrarlos, no solo a SCP-035 y a SCP-049, también a Eckhart y Laurens, de eso dependía su vida.

*****
Muy lejos de ahí, algún tiempo después, mientras tomas un café en una pintoresca cafetería te encuentras con un ente realmente peculiar tomando notas en un viejo diario de páginas amarillentas.

Es imposible no mirarlo.

Aunque quisieras, no podrías ignorarlo. 

Aún sentado, notas que ese hombre es muy alto, probablemente mas alto que el promedio con una gabardina estilo militar abotonada desde el cuello hasta el muslo, a través de la abertura puedes ver que lleva botas altas y pantalones ajustados. Lo ves despejar un mechón de su frente, con sus manos enguantadas y te detienes en sus ojos, por momentos parecen azules y luego dorados e ignoras por completo que realmente no puedes ver su rostro, pues la máscara en forma de cráneo de cuervo, no te lo permite. 

Una voz en tu cabeza te obligaba a admirarlo. Te preguntas si se trata de un actor o un modelo famoso. Tiene un aura misteriosa, pero por mas que te atraiga, algo como un muro invisible te impide acercarte. 

Estas segur@ que lo haz visto en algún lado, piensas en tomar una foto y subirlo a tus redes sociales para saber si alguien lo conoce, pero en cuanto la idea cruza por tu mente se desvanece y decides continuar con tu camino. Es una lastima, probablemente nunca mas volverás a verlo.

El hombre te observa sonriente mientras te alejas. No es la primera vez que un agente de la Fundación se cruza en su camino y no es la primera vez que Melankholia usa su poder para manipular sus mentes para ahuyentarlo.

"Gracias" murmura para si mismo.

"Es un placer, querido" murmura otra vez, pero su voz suena distinta.

Melankholia haría cualquier cosa para proteger lo que es suyo, eso lo tiene bien claro Sylvain, pues están entrelazados en cuerpo, mente y alma y todo entre ellos es tan claro como el cristal. 

Saben que el amor los une y solo la muerte podrá separarlos. 

Solo la muerte, la cura definitiva para todo mal. 

La muerte, que tanto busca Sylvain.

La muerte, que Melankholia a toda costa trata de evitar.

Y sea cual sea el designio del destino, seguirán juntos hasta el final.

FIN

Les agradezco haber llegado hasta aquí, sin ustedes esto se habría quedado a medias.

Aprecio mucho sus comentarios y sus votos, me motivan a continuar.

¡¡¡Nos vemos en la próxima historia!!!

(Lamento que el final quede tan abierto algunos problemas con esta parte y terminé reciclándola en otra historia que ya esta publicada n.nU )

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