XXIII. Eckhart

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«Ego»

En el presente.

Eckhart había despertado con un terrible dolor de cabeza y un enorme chichón y nadie tenía la cortesía de pasarle algún analgésico. Pero bueno, ¿que esperaba? Su sospechosa participación en la brecha de contención de SCP-049, no pasaría desapercibida.

Aparte de la mesa y la silla a la que estaba esposado, no había nada más en la habitación. Está era la primera vez que estaba de este lado de la sala de interrogatorios.

Miró hacia el techo, la tenue luz parpadeante, no era suficiente para deslumbrarlo y su zumbido constante, aunque molesto era más débil que las voces que podía escuchar desde el exterior.

Reconoció una en particular.

"Doctor Vélez"

―Doctor Eckhart, al fin despierta ―dijo el recién llegado― lo hemos esperado bastante tiempo y necesitamos algunas respuestas.

― ¡Doctor Vélez! Buenos días ¿Cómo le va? ―respondió Eckhart exageradamente ―Yo estoy bien, solo un leve dolor de cabeza, gracias por preguntar.

El hombre mayor frunció el entrecejo, no tenía especial simpatía por su colega, esa sonrisa arrogante y la mirada astuta, le dieron desconfianza desde el primer momento.

―Eckhart, no estoy aquí por gusto. Así que compórtate y responde mis preguntas.

―Soy un libro abierto doctor.

― ¿Qué es lo que pretendías mostrando información clasificada de SCP-035 a SCP-049?

―Respuestas, doctor Vélez. Descubrí que ambos tienen un pasado en común, simplemente pretendía resolver los misterios que los envuelven, todo bajo un ambiente de información controlada, aunque este último acto no salió como lo esperaba, es una lástima ―Eckhart se encogió de hombros.

― ¿Y cómo esperabas que sucediera?

―Pacíficamente, 049 es un ente completamente racional.

―Con bien documentados arrebatos de ira.

Eckhart suspiró.

―Un error de cálculo.

―Que le costó la vida a personal valioso para la Fundación, no creo que necesite recordarte al doctor Hamm para que dimensiones lo que tus "métodos" han ocasionado.

Eckhart apretó los puños y clavó una mirada de profundo desprecio a su colega.

―Mis métodos estaban autorizados por la dirección del sitio ―soltó a la defensiva.

―Excelente, entonces no tendrás ningún problema en permanecer bajo custodia mientras revisamos tu investigación. Si todo esta en orden, regresaras a tus actividades, con sus debidas restricciones, claro.

― ¿Y si no? ―preguntó Eckhart con semblante sombrío. Una brecha de contención en su expediente no sería ignorada fácilmente.

―En el mejor de los casos serías despedido o tal vez degradado. Eso lo juzgara la dirección del sitio ―ambas opciones eran serían una humillación para alguien con el ego tan grande, sin embargo, él tenía otra cosa en mente.

"En lo personal, te metería en una celda."

Una leve sonrisa se dibujó disimuladamente en el doctor Vélez al ver como la mirada desafiante de Echkart se desvaneció de repente y con el trabajo hecho era momento de retirarse.

― ¿Qué pasó con Syl...con 049? ―preguntó Eckhart, cabizbajo.

Vélez lo miró desde el umbral tenuemente iluminado, la habitación por dentro parecía mas oscura que unos segundos antes. Titubeó y luchó contra el impulso de responder y haciendo uso de toda su fuerza de voluntad, dio un portazo y se alejó del lugar tan rápido como pudo.

Contigo Hasta El FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora