Propiedad del Zorro (2/3)

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El camino para llegar a casa no fue demasiado.
Se despidieron de cada uno de sus compañeros y prosiguieron a ir a su casa, entraron en silencio pero la tensión que había entre ellos nunca se fue.

En el cuerpo de Atsumu, en cada parte de el corría la adrenalina. Tal vez causada por celos o por el amor desenfrenado que tenía, podrían ser ambas el no lo sabía, solo quería reclamar a su hermano cómo suyo y nada más.
El rubio teñido sabía que el corazón de su hermano le correspondía y eso era de lo que más le dolía, si tan solo Osamu siguiera manteniendo lo que el mundo llama "moral" fácilmente podría vivir en el infierno de una amor no correspondido, pero no, el sentimiento era mutuo y eso lo volvía loco.
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Si mal recordaba el peligris sus padres llegarían bastante tarde, mencionaron un reunión de trabajo o algo así, no presto bastante atención como se puede apreciar, el solo pensaba, al igual que su hermano, que esa sería la noche. La fecha en que ambos se reclamarían, el momento en que a ninguno les seguiría importando los demás y que decidirían luchar por su amor.

Fueron a su habitación y ordenaron sus cosas, a pesar de todo seguían teniendo miedo, miedo por el gran paso que darían y el cambio que contraería eso.
Bajaron en silencio a la cocina, no tenían hambre realmente pero era una manera de posponer lo que pasaría al terminar. Cada bocado fue lento y en silencio, no hablaban y mucho menos se miraban. Lo único que había en esa habitación era el ruido de si masticar y otro más leve causado por su respiración.
Terminando sus alimentos fue cuando por fin nos pares de ojos se miraron desde el momento que llegaron, mantuvieron la mirada fija en el otro, como si se comunicaran.

Entonces, Osamu dio el primer paso, se levantó de la silla y con sutileza se acercó a su hermano y tomar su mano, su mirada no se perdió en ningún momento. Al sentir el sutil roce de sus dedos el cuerpo de los dos tembló, sus cuerpos recibieron una corriente eléctrica inigualable. Ambos lo entendieron y siguieron lo que recién iniciaba, su agarre se volvió más firme y con el lenguaje de su mirada se aclararon que todo estaría bien.

Atsumu le sonrió con dulzura y confort a su hermano, se levantó de la mesa y comenzó a caminar. Despacio y con mucho cuidado, cada paso era gentil. Atsumu caminaba frente a Osamu, guiándolo, subiendo cada escalón con un poco de miedo.

Llegaron a la habitación que por tantos años habían compartido, la que ha visto nacer y crecer los sentimientos de los gemelos y la misma que estaba a punto de presenciar como eran obsequiados. Entraron y Osamu rompió el agarre para cerrar la puerta, solo querían que fueran ellos dos y así sería. Regreso con su hermano y lo volvió a mirar fijamente, segundos después se pego a él con un abrazo, uno muy grande y lleno de sentimientos. El agarre era firmé y su cabeza estaba escondida en el pecho de Atsumu, quien lo abrazaba por la cintura con un tacto dulce, pero sin titubeos.

- ¿Seguro que quieres continuar?. - susurro el rubio. - Aún estamos a tiempo, aún podemos detenernos y olvidar todo esto.

- Lo se, pero no quiero hacerlo. - levantó su rostro y con los ojos bastante llorosos continuo. - y se que tu tampoco quieres hacerlo, por fin dimos el paso no hay que dar vuelta atrás. O es que acaso...¿Te arrepientes?

- Jamás haría eso.

Después de esas palabras, lo beso. Unió sus labios con un toque suave y cariño, tantos años de emociones oprimidas eran por fin liberados en ese tan deseado primer beso. Osamu paso los brazos por detrás del cuello de Atsumu y con mucho cuidado lo atrajo más a él. Cada movimiento era muy tranquilo, disfrutaban cada segundo de el, cada roce y cada caricia que venía con el beso.

Poco a poco el beso se fue intensificando al igual que el calor en sus cuerpos, las caricias eran más demandantes y sus labios eran más fuertes. La ropa comenzó a ser un poco molesta, pero no querían adelantarse. Apreciar y avanzar juntos sin importar el ritmo, cada uno deseaba eso. Si bien la ropa molestaba aún no harían nada al respecto, los toques comenzaron a ser por debajo de ella recorriendo con delicadeza cada centímetro del cuerpo contrario. Comenzaron a caminar y avanzar hasta una de las camas. Atsumu quedando por encima de Osamu sobre el amplio colchón que tenía. Lo poso con mucha delicadeza y el beso que había durando bastante, por fin se había roto.

Relación poco ConvencionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora